Continúo leyendo "Héroes", de Paul Johnson y acabo de terminar un capítulo titulado " y el hacha", en el que se habla de una época de la historia de Inglaterra tan convulsa como apasionante: el siglo XVI, un tiempo en el que la guerra contra Francia, el cisma ocasionado por Enrique VIII al negar la autoridad del Papa que no quiso anular su matrimonio con Catalina de Aragón y asumió la máxima autoridad de la iglesia británica o el largo reinado de Isabel I, la reina virgen, dieron lugar a momentos que han quedado grabados en la Historia, algunos verdaderamente estelares, otros sorprendentes, más de uno francamente estremecedor.
He titulado mi entrada con la mención de un edificio tan representativo como La Torre de Londres porque buena parte del relato de Johnson gira en torno a unos personajes cuya condición de héroes, según la amplia y en mi opinión brillante, consideración del autor inglés tiene mucho que ver con el hecho de haber caído en desgracia y terminado sus días bajo el hacha del verdugo. En esa torre los condenados esperaban su momento, a veces durante largo tiempo, y era lugar de tensa espera, con riesgo de desesperación y ocasión de recapacitar. Eran tiempos distintos, de esos que no podemos juzgar con mentalidad actual sin riesgo de ser precipitados e injustos. Casi siempre se nos habla de unas personas que se enfrentaron con su final de modo ejemplar, sereno y valiente, que asumieron noblemente las consecuencias de haber caído en desgracia, a veces de manera injusta. No deja de ser un buen tema de reflexión el de la serenidad y fortaleza ante una realidad tan inevitable como nuestra propia muerte.
Comienza Johnson hablando de Sir Thomas Moro, que pasó de ser Lord Canciller, una de las máximas autoridades del reino, a quedar sometido a prisión y juicio por mantenerse fiel a lo que su conciencia le indicaba. E Moro uno de los personajes más íntegros, coherentes y ejemplares que nos podemos encontrar a lo largo de la historia del mundo;no es fácil mantener el criterio, las convicciones contra viento y marea y sabiendo que te juegas la cabeza. De Moro queda su obra (magníficas "Utopía" y el "Tratado sobre la pasión") y su ejemplo, así como una inolvidable película, "Un hombre para la eternidad", dirigida por Fred Zinnemann y que le valió a su protagonista Paul Scofield el Oscar de Hóllywood. Una vida radicalmente distinta e igual de apasionante es la de Sir Walter Raleigh, de quien Paul Johnson realiza una tan brillante como sucinta disección; Raleigh fue político, asesor de la reina, marino y pirata; participó en la victoria sobre la armada invencible, luchó contra los irlandeses, fue miembro del Parlamento, gobernador de Nueva Jersey y fundador de la colonia de Virginia; pero por encima de todo Johnson nos habla de una personalidad fascinante, de un hombre lleno de ambiciones y con una imaginación y una fantasía notables, que exploró el Orinoco en busca de El Dorado y a quien se presenta como una especie de embaucador tan gentil como atrevido. Raleigh también acabó cayendo en desgracia y tras un primer indulto acabó poniendo su cabeza en el patíbulo.
También unas cuantas mujeres acabaron sus días de este trágico modo; especialmente dramática es la historia de Lady Jane Grey, alguien de cuya vida el propio Johnson reconoce que se sabe muy poco, pero sí lo suficiente como para comprender que fue víctima de la maldad y la ambición de su padre y del hombre a quien le eligieron como esposo, un personaje quien no quería y que se limitó a utilizarla como catapulta de sus aspiraciones políticas y su propia incuria. Grey fue ejecutada a los 17 años, casi sin saber porqué, implicada en una conspiración en la que le habían metido si comerlo ni beberlo. Otro ejemplo más injusticia histórica, una nueva muestra de lo lejos de la realidad que está aquello de "cualquier tiempo pasado fue mejor". Mucho más conocida es la historia de María Estuardo, reina de Escocia y que si bien no estuvo cautiva en la Torre de Londres sino en el castillo de Sheffield, también es incluida por Paul Johnson; María Estuardo era apasionada, valiente y tenía, según uno deduce, bastante de inconsciente. Todos sus maridos y amantes acabaron mal y lucho con convencimiento y tenacidad por la Corona de Inglaterra, de quien se consideraba legítima heredera, algo que no debía estar excesivamente descaminado pues su hijo Jacobo acabó siendo Rey de Inglatera y Escocia. María Estuardo era ferviente católica y vivió 18 años en cautiverio, lo que no deja de dejar bien claro tanto su fortaleza como la forma en que se las gastaban por aquellos tiempos. Fue ejecutada en el en el castillo de Fotheringhay el 8 de febrero de 1587.
Hubo otros que pasarón por la Torre de Londres como antesala de su ejecución: el Obispo Juan Fischer, quien como Moro no se quiso someter al capricho de Enrique VIII, el Duque de Norfolk, Thomas Cronwell, dos de las seis mujeres de Enrique, Ana Bolena y Catalina Howard, ..... incluso otros pasaron su vida allí sin llegar al patíbulo, como queda reflejado en la vida de Carlos de Orleans, cautivo tras la histórica batalla de Agincourt, relatada en el formidable libro de Hella S. Haase "El bosque de la larga espera"
Pienso que la Historia, además de interesante, elocuente y apasionante, nos da lecciones y ejemplos constantes; a mí me resulta mucho más frructífero leerla como una novela, no por frívola manera de prescindir de que esalgo que realmente pasó, sino porque así resulta más fácil quitar pasión y parcialidad y hacerlo con serenidad, sin juzgar y sin más pretensión que aprender y disfrutar.
7 comentarios:
Hola, no me conoces, pero yo a ti te conozco por Sunsi, y hoy si no te importa me he decidido a saludarte, y al ver tu blog, que por cierto me ha parecido interesantísimo, me ha recordado el viaje que hicimo a Londres hace 2 años, y la visita a la torre de LOndres, nos gustó mucho y la historia que hay entre esos muros es apasionante, como dices muchas veces se cometieron bastantes barbaridades, pero por desgracia, ha habido y habrá, y siempre habrá inocentes que morirán por injusticias, aunque nadie merece morir,halla hecho lo que halla hecho.
un saludo.
Al ver el título de tu post de hoy he sentido un tremendo interés porque creía que ibas a hablar sobre la Torre de Londres, lugar en el que hace dos años estuve con mi familia en un viaje a dicha ciudad, y fue muy interesante ver los famosos cuervos a los que cortan las alas para que no puedan volar porque se dice que el día que desaparezcan los ravens (cuervos en inglés)desaparecerá la monarquía.
Ya veo que solo utilizas la Torre para ilustrar el post, no obstante tengo que decirte que, aunque el objeto no haya sido la referida Torre, me ha impresionado tremendamente lo que dices y los enormes conocimientos que tienes sobre historia gracias a tus lecturas.
He llegado a la conclusión de que tendrías que viajar más porque, con lo que sabes, podrías disfrutar muchísimo más de las cosas que el resto de la gente, tendrías que ver la imagen de un grupo de españoles,tipo Martínez Soria, diciendo uno de los señores a la guía inglesa:... "hija mía, no te he entendido nada".
Tú si que hubieras disfrutado la visita.
Bienvenida a esta tu casa, Blancael.
Supongo que sería bueno viajar más, pero desde casa también se pueden conocer muchas cosas;).
Hola Modestino!
Desde casa sólo puedes ver lo que te cuentan o lo que otros han visto. Es imprescindible que viajes a Londres, después de ir, por supuesto, a París.
Qué bien vas a dormir hoy con tu Zaragoza a tres puntos del Hércules!
Rosaura, me acuerdo de tu viaje, al poco tiempo nosotros fuimos allí, y seguimos alguno de tus útiles consejos.
Saludos
Por lo que veo aquí se conoce todo el mundo. Casi sobran los sobrenombres, apodos y demás. Todos saben quién es quién. Original, de todas formas.
Pues a mí me cuesta mucho leer la historia como si fuera una novela. Es que no me puedo desatar de la pasión, de la emoción, de los sentimientos que me provoca leer las cosas que una vez ocurrieron.
Y pienso que sería mejor, pero no me sale.
En el blog entran diferentes tipos de personas, unas las conoces desde el primer momento, otras descubre que las conoces al cabo de más o menos tiempo y unas terceras son simplemente conocidos del blog, los has conocido aquí y no sabes ni su cara ni frecuentemente su nombre real. Es cierto que aquí somos unos cuántos que nos conocemos perfectamente, pero también hay nicks de los que no conozco más.
Ana, creo que es buena era pasión, yo me refería más bien a que pienso que es bueno no juzgar demasiado hechos antiguos exclusivamente con la mentalidad de nuestros días.
Publicar un comentario