11 de mayo de 2009

El rey David



Estoy leyendo "Héroes", un excelente libro de Paul Johnson que ha publicado recientemente Ediciones B. En dicha obra el escritor inglés habla de diversos personajes que a lo largo de la historia han mostrado desde distintos puntos de vista su peculiar "heroicidad"; así el autor nos da un barniz certero e interesante de protagonistas de la historia tan diferentes como Sansón, Alejandro Magno, María Estuardo, Abraham Lincoln, el almirante Nelson, Wittgenstein, Charles de Gaulle y Juan Pablo II, entre muchos otros.

A mí me ha impresionado la breve semblanza del rey David; siempre ha sido un personaje que me ha llamado la atención, pero el escritor nacido en Manchester nos ofrece una imagen realmente atractiva. David era un hombre de una gran fe, que confiaba en Dios, aunque a la vez fue muy pecador; los que hemos aprendido la historia sagrada conocemos cómo fue capaz de poseer ilícitamente a la mujer de uno de sus generales, Urías Jeteo, y ordenar posteriormente la muerte de éste, y cómo su arrepentimiento sincero le llevó a una penitencia capaz de contrarrestar su tremendo delito. Paul Johnson nos habla de David como un hombre de una afectividad enorme, amaba con pasión desbordante y así quiso con toda el alma a su Dios, aunque igualmente amaba a las muchas mujeres que tuvo, sin límite, sin control. Pienso que es tremendamente estimulante este aspecto de la personalidad del rey David, pues ofrece el atractivo de un amor sincero, a la vez que nos muestra el contraste entre la virtud y las miserias como algo lógico, pues los personajes históricos, también los de la historia sagrada, no son seres perfectos e impecables, sino hombres de carne y hueso, con una heroicidad que Johnson nos muestra en su medida más humana y real.

Junto a los episodios conocidos por todos -su elección como rey siendo un joven imberbe que pastoreaba las ovejas de su padre, su victoria frente a Goliat, su relación de amor-odio con el rey Saúl -Johnson califica a éste de psicópata-, ...- el libro nos muestra a un dirigente de altura, capaz de reunir en un único reino las doce tribus de Israel, de establecer por vez primera la capitalidad de Jerusalén, de crear una administración fuerte y seria con funcionarios eficaces, de mejorar las comunicaciones e infraestructuras de la época y de construirse su propio palacio así como iniciar el gran templo de Jerusalén que no llegó a ver acabado en vida. David era, por lo tanto, algo más que un personaje de leyenda mitificado en el Antiguo Testamento.

Y también se refleja un David artístico, que toca la lira y es capaz de escribir más de cien salmos, que forman uno de los pasajes más bonitos de la Biblia, con una belleza y una armonía inigualables. Cuenta Paul Johnson que el rey David encabezaba las fiestas y celebraciones de la época, cantando y bailando como el que más en una actitud que sorprendía a sus súbditos, quienes observaban emocionados la pasión y la alegría de su rey.

Cuando estamos hablando de alguien que vivió hace miles de años puede entrar la duda del tanto por ciento de realidad que puede haber en lo narrado, de cuánto es verídico y cuanto es leyenda, pero en su conjunto yo veo claro que estamos ante un personaje especial.

Foto: arte.observatorio.info




2 comentarios:

Tintin dijo...

En ocasiones nos parece que la sociedad actual ha alcanzado cotas de violencia desconocidas en otra época y, en esta línea, que cualquier tiempo pasado fue mejor..... Basta leer alguno de estos episodios - por ejemplo el del general que narras - para darnos cuenta que la condición humana ha padecido siempre los mismos defectos y que los ha manifestado con toda su crudeza.
Tomo nota del libro, que es fuente de futuros blogs a través de los personajes.
Saludos cordiales

Modestino dijo...

De maldades humanas ya queda poco por inventar. Todavía voy por Alejandro Magno, pero hasta ahora Johnson escribe resaltando lo bueno y lo malo del personaje; así al mismo Alejandro a la vez que muestra todo su genio militar y su carácter culto, lo presenta como un auténtico asesino despiadado.