Con esta frase suelen comenzar sus discursos los franciscanos; ayer fue San Francisco de Asís y puede ser éste un buen momento para recordar la frase. Y con estas simples palabras comenzó el pasado miércoles el Provincial de los Hermanos de la Cruz Blanca la sesión que el foro de esta entidad organizó en el Centro de Historia de Zaragoza sobre el tema de la trata de seres humanos el pasado miércoles. No tengo ninguna duda de que los Hermanos de la Cruz Blanca se encuentran entre aquéllas que más bien hacen a la humanidad en los tiempos que corren; su carisma gira en torno a la asistencia a los enfermos incurables y a los más necesitados, y al oír hablar sobre su trabajo en socorro de las personas, fundamentalmente mujeres, que son víctimas del comercio sexual no cabe más que quitarse el sombrero y mantener los oídos atentos, porque no solamente hacen bien a esas personas que sufren sino que nos lo hacen a todos con su ejemplo.
Pero no pretendo hablar en extensión sobre la bondad de las actividades de estas personas, pues tan sólo quiero reflejar mi pequeña experiencia personal cuando el pasado día 3 escuchaba la alocución introductoria de D. Miguel Alberto López Nacarino, como he dicho Vicario General del Instituto de Hermanos de la Cruz Blanca, nos presentaba las sesiones del mencionado foro. Sinceramente, ni siquiera recuerdo de lo que habló, tan sólo que sus palabras, el tono de las mismas, el convencimiento con el que las decía, la dulzura de su actitud, ... me dieron una paz y un sentimiento de serenidad que hacía tiempo no sentía. En unos tiempos en los que todos andamos nerviosos y alterados, en los que nos dejamos someter por la incertidumbre y el temor al futuro, es de agradecer poder escuchar a alguien capaz de enfrentarse a temas tan duros y dramáticos como los que allí se trataban con la paz de este hombre, ... no tengo ninguna duda de que algo sobrenatural presidía su humanidad y sus palabras, no cabe otra explicación.
6 comentarios:
Si, desde luego hay personas que te dan paz y otras que te ponen de los nervios.Debe ser cosa de lo que se llama ahora la"quimica"
Anónimo, espero que no sea una indirecta ;) .... es broma. Química, empatía, ....a todos nos ocurre.
No ,no hay ironia hablo en general.
;):);(:)
Encontrar gente así es una bendición. Un beso.
Es un don saber mantener la calma ante las verdaderas tragedias, y saber como ayudar...
Más allá de ser un buenos oradores...
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