22 de octubre de 2012

Lluvias torrenciales



Es como si toda la lluvia pendiente desde hace tanto tiempo hubiera caído de golpe; hacía tiempo que no veía llover de esta manera, sobre todo con la intensidad y persistencia del sábado por la tarde. El río Aragón, cuyo cauce recorre unos parajes maravillosos cuya belleza fortalece en gran medida, se desbordó, anegando zonas tan importantes como los términos municipales de Canfranc, Jaca y Castiello de Jaca; también en torno a la ciudad de Huesca ha habido daños importantes, ocasionados por el rebose del río Isuela que ha afectado a la localidad de Monflorite. Los ríos Gállego, Cinca y Ésera también han tenido una crecida enorme y toda la provincia, con el Pirineo Central a la cabeza, ha adquirido un protagonismo con tintes dramáticos que produce esos aires de tristeza y desconsuelo que ocurren cuando la naturaleza se descontrola.

La lluvia, muchas veces, es el compañero idóneo para los fines de semana tranquilos, encerrado en la protección de tu casa, acomodado en un sillón que te ofrece relax y seguridad y con la grata compañía de un libro, el periódico o cualquier actividad tranquila. Uno escucha caer las gotas en la calzada y comprueba como resbalan por los cristales próximos; quizá observa la apresurada marcha de alguien a quien no le ha quedado otro remedio que salir con un paraguas que en ocasiones no sirve para mucho y ve pasar a los coches con ese silencio especial de los días oscuros. EL calor del hogar, la compañía de los seres queridos, la paz de quien se resguarda de la tormenta exterior dan lugar frecuentemente al descanso y la serenidad, pero cuando la lluvia traspasa las barreras del exceso, dan paso a una sensación de impotencia ante algo que no controlas y que se convierte en amenaza. Eso sí, nada más cierto y real que eso de que tras la tempestad viene la calma.






9 comentarios:

Susana dijo...

Qué bien lo has reflejado. Un poco de lluvia es agradable, pero tanto asusta. Un beso.

Modestino dijo...

Al final, tras la tempestad viene la calma.

dolega dijo...

Siempre es así. Nos parece que es el fin del mundo, pero todo vuelve a su cauce original.
Saludos

Modestino dijo...

Ha lovido todo lo llovible y vete a saber cuando regresa la lluvia.

Anónimo dijo...

Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes.

Khalil Gibran

( Se puede aplicar a muchas cosas....)

Brunetti dijo...

Qué buena es la lluvia, fuente siempre de riqueza.

En este caso, pese a que ha caído en exceso, creo que podemos sacar conlusiones positivas, puesto que, por un lado, no me consta que haya provocado desgracias personales y, por otro, el agua de lluvia provocará que, en dos semanas, todos los bosques se llenen de setas.

Yo jamás he ido al campo a recogerlas, pero te aseguro que, al menos por esta zona, hay decenas de miles de aficionados a la micología.

Sería mucho más saludable y gratificante salir al campo a recogerlas, lo sé; pero prefiero comérmelas, ya preparadas y condimentadas, a mesa puesta.

Salud!

Modestino dijo...

Algo señorito ya eres, aunque no te imagino buscando setas ;).

Es verdad que es una suerte el que no haya habido desgracias personales.

Driver dijo...

¿La primera foto es la estación ferroviaria que unía Aragón con Francia?
Algo he oído de volver a poner en funcionamiento el enlace ferroviario.

Modestino dijo...

Sí, es la Estación de Canfranc, un enclave precioso donde seguro que disfrutarías.

Invitado quedas, Driver.