Corren tiempos de tumultos, de protestas y movilizaciones; más de cinco millones de parados, familias enteras que cruzan los umbrales de la pobreza, malestar, recortes, ... todo un caldo de cultivo para que cada vez sea mayor el descontento y nos vayamos acercando hacia una auténtica fractura social. El otro día alguien hablaba de la decadencia de la clase política, y aunque lo hacía fuera de lugar y de ocasión e intuyo que fruto de cierto narcisismo en el que siguen cayendo algunos de los de su profesión, me temo que no anda excesivamente descaminado. Los ciudadanos hace tiempo que están cansados de promesas incumplidas y decisiones incomprensibles y se está produciendo un distanciamiento tremendo entre la gente de a pie y quienes nos gobiernan; se ha impuesto la desconfianza y ya se cuestionan instituciones y temas que antes parecían indiscutibles e intocables.
No tengo ni idea en qué va a terminar ésto, pero cada día aumenta mi intuición de que no estamos ante una simple crisis económica que acaba teniendo un final y retornando las cosas a ser como antes, sino que nos encaminamos hacia un cambio de sistema, algo que no se si será bueno o malo, pero me temo que lo que en occidente ha imperado en los últimos dos siglos está llegando a su final. Y si estamos predestinados a un nuevo orden, habremos de asumir lo que viene, aunque me resulta preocupante pensar en las cosas que pueden pasar por el camino. El otro día entré en un foro en el que hay una sección dedicada a opiniones políticas; no suelo intervenir en la misma, pero de vez en cuando me doy una vuelta para observar lo que piensa el personal, y con las reservas lógicas teniendo en cuenta que suele ser gente muy joven y decantada hacia posturas muy radicales y, entiendo, poco representativas, me llama la atención hasta donde está dispuesta a llegar la gente. Así, esta semana, en un hilo dedicado a la posibilidad de una nueva guerra civil en nuestro país, me han dejado de piedra determinadas posiciones de algunos, quienes justifican determinados actos de violencia, derramamiento de sangre incluido.
Puedo comprender el enfado de la gente, la necesidad de cambiar las cosas y, por supuesto, las legítimas aspiraciones y las convicciones de cada cual, que puedo compartir, en todo o en parte, o no, pero cuando alguien habla con toda naturalidad de la bondad de agredir a los altos cargos, de pegar y hasta matar a los banqueros, de asaltar el Congreso o quemar algún ministerio tiendo a pensar, independientemente de los motivos, que se está sembrando algo que no es bueno: odio y revanchismo. Es posible que la revolución francesa trajera cambios positivos, pero tengo bien claro que por el camino se produjeron agresiones bien injustas y que la guillotina fue un arma que ocasionó demasiado dolor y se empleó con muy poco rigor y epiqueya.
13 comentarios:
Detrás del ordenador todos generales.
Con la de conflictos armados que hay en el mundo hoy lo tienen facil como soldados de fortuna si tantas ganas de matar tienen
Me ha encantado eso de "detrás del ordenador, todos generales" ... y presidentes del gobierno, seleccionadores de fútbol y psicólogos de via estrecha ;)
Afortunadamente creo que son sólo desahogos. Creo que el sistema que tenemos es el menos malo. Me remito a la historia. Un beso.
Sí, es el emnos malo, pero cada vez lo cuestionan más personas ... y cada vez se gestiona peor.
En Venezuela ha vuelto a ganar Chacez y cada día leo a más que estarían felices si hubiera uno así aquí ... espero que sean ruidosos, pero pocos.
Da miedo, la verdad. Como dices, es algo más que una crisis económica
Antes me preguntaba cuándo saldríamos de ésta ... ahora me pregunto si saldremos.
Ufffff, miedo dan tus reflexiones. Comparto contigo que con la violencia no se llega a ninguna parte. Yo todavía no he perdido la esperanza de que poco a poco todo retorne a la normalidad.
Besos
Pues me apunto a esa esperanza, aunque la vea lejana. Me ha encantado tu blog de libros!.
Quien utiliza la violencia es porque no tiene razón.
Eso lo han dicho muchos santos y personajes varios de la historia, y tienen razón, igual que la tienes tú al decir que con la violencia no se llega a ningún lado. Hace falta una revolución, pero debe ser pacífica. Y sí, no solo estamos inmersos en una crisis económica, también en una crisis de valores morales muy profunda. ¿Saldremos?
Saldremos .... pero vete a saber cuándo y cómo.
Buenísima la reflexión.
A mí me preocupa sobre todo el cómo saldremos. Y no creo k lo de antes fuera normalidad, MARIAN.
Volveré por aquí
Saludos
Evidentemente no es normalidad la generalización de la corrupción, el engorde de la administración, la dictadura de la partitocracia, ... Pienso que Marian quería referirse a la normalidad democrática, a un régimen de libertades en el que quepan todos ... Me preocupa que algunos suspiren por un viejo marxismo-leninismo ... o cualquier otro tipo de totalitarismo.
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