20 de marzo de 2009

Malos momentos, momentos malos
















En ocasiones la simple inversión de dos palabras puede dar a entender conceptos claramente distintos. Así no es lo mismo cuando aseguramos que estamos viviendo un mal momento que cuando justificamos nuestras reacciones por haber tenido un momento malo, aunque haya ocasiones en que uno y otro coincidan.

Ya sabemos que esta vida no es un camino de rosas y que con más frecuencia de la que nos gustaría aparecen esos malos momentos, lo que el común de los mortales solemos denominar como "mala racha", "mala época personal" o conceptos similares; una grave enfermedad propia o de un ser querido, los avatares profesionales que aparecen en forma de disgusto, fracaso o desempleo, las contrariedades que en ocasiones provocan la convivencia o la amistad .... hay muchas razones que nos pueden provocar un mal momento más o menos largo, incluso ese malestar se puede hacer crónico. Es en estas ocasiones cuando a la crisis se puede añadir un elemento que la hace más dura: la soledad; puede ser que no tengamos a quien acudir, o que teniéndolo prefiramos ocultar nuestra angustia, ... que incluso nos veamos incapaces de relatar lo que nos pasa.

Es difícil ayudar a quien no está bien, porque uno no sabe cómo hacerlo, duda de lo que es más oportuno, tiene miedo de no estar a la altura; pero es en estos momentos cuando se se pone a prueba nuestra capacidad de amor, cuando tenemos que volcarnos con quien sufre, porque uno de los caracteres que define el amor sincero, la amistad verdadera, es el de no dejar a nadie en la estacada. Y surge entonces el peligro del egoísmo, algo que no solamente nos puede hacer mirar hacia otro lado, sino también volvernos insensibles al dolor ajeno; y a lo mejor es tan culpable no echar una mano por no complicarnos la vida como no hacerlo por no habernos dado cuenta que quien tenemos al lado está pasándolo fatal.

Ante esos malos momentos, además de la disposición a echar un cable, hay que desplegar nuestra capacidad de comprensión; se oyen por ahí, algunas veces, comentarios muy duros, planteamientos que denotan individualismo y rigidez. Al pozo nos puede llevar la mala suerte, pero también nuestra falta de carácter, nuestra debilidad, nuestra torpeza y hasta nuestra maldad, pero en cualquier caso nunca hay razones para dejar a nadie de lado ni para juzgarlo hasta el rechazo.

Y otra cosa es el momento malo, ese día que te levantas con el pie izquierdo o esa frase que te dicen y te coge con el pie cambiado. Quienes somos más bien primarios nos hemos descubierto con excesiva frecuencia medio avergonzados y medio arrepentidos del "moco" soltado a destiempo o del "bufido" con el que pensábamos haber cantado a alguien las cuarenta y nos damos cuenta de que lo hecho se ha quedado en un desahogo excesivo, de esos que suelen hacer daño. Los momentos malos no son estados del alma ni fases de la vida, son instantes negros, icineraciones repentinas, reacciones viscerales que tienen que ver con el carácter y que son tan humanas como rectificables.

Eso sí, unos y otros no son más que parte de la pequeña historia de cada uno, manifestación de nuestra condición de seres humanos; y esa humanidad la podemos poner en peligro tanto cuando perdemos el "oremus" y enfilamos la cuesta abajo del mal como cuando nos encaramamos en nuestro pedestal, en nuestra hornacina y pensamos que estamos por encima del mundo y que el camino de la perfección es único.



12 comentarios:

sunsi dijo...

Gracias por este post.Estar pendiente de los demás, no pasar de largo, no juzgar.
Ignoro si es casualidad ... pero lo escribes justo el día que empieza la Primavera.
En Primavera hay gente que enferma y lo pasa francamente mal. Y es muy acertada la idea que expones: hay veces que no sabes cómo ayudar.
Si sirve de algo, una sugerencia.A veces basta con hacer saber que estás ahí. Sin avasallar, sin dar consejos porque no sirven. Sólo estar...

Un saludo y gracias de nuevo.

Modestino dijo...

Yo pensba que la primavera comenzaba mañana. Es un momento excelente para cambiarv el chip y recuperar el optimismo, no obstante.

Estoy contigo, a veces basta con "estar ahí" ... aunque la gente necesita que se note que hay alguién "ahi".

sunsi dijo...

Ahora me haces dudar...pero aseguraría que empieza hoy.

Sí, recuperar el optimismo... si es que en algún momento se ha perdido. Pero no quería dejar de lado, pasar de largo... sin mencionar la cara oscura de la Primavera.

Si observas, he escrito "hacer saber" que estás ahí. Y eso se nota. Y se agradece.

Igual no tocaba el comentario que he hecho, Modestino. A veces soy monotemática. Pensaba que no está de más saber que , mientras unos disfrutan del aire libre, de unas cañitas en un velador... otros -los que sufren enfermedades neurológicas, por ejemplo- viven un inierno. No exagero. Un INFIERNO.

Un saludo desde Tarraco. La temperatua es francmente buena. Se puede ir en manga corta.

Modestino dijo...

¡Qué va a sobrar el comentario!. todo lo contrario. Es n¡bueno saber cosas nuevas.

El clima de Tarragona es envidiable, aunque hoy aquí también hace calor.

Anónimo dijo...

Mañana comienza la primavera en el calendario aunque técnicamente ha empezado hoy. Ya que habláis de Tarragona, mañana mi hijo cumple 14 años y recuerdo como ayer cuando aprendía a caminar en el balcón, junto al passeig de las palmeras , viendo los peces del estanque.

¡¡¡Como pasa el tiempo, no hay dejar de disfrutar y vivir con intensidad ni un minuto¡¡¡¡¡¡¡¡¡

Anónimo dijo...

Por lo que puedo comprobar, aquí casi todo el mundo ha pasado alguna vez por Tarragona. Hermoso lugar, el Balcón del Mediterráneo y aledaños. La pena es que, al asomarte, la mirada se va directamente a las cutrísimas vías del tren y a las pintadas del tipo 'Te quiero, Jeniffer', que hay en el murete que franquea el acceso a la playa. A pesar de eso, qué maravillosa es la vista desde ese lugar, Modestino.... Do you remember?

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

Efectivamente Brunetti, Tarragona es fantástica , pero...... siempre he pensado que nunca ha sabido desarrollarse armónicamente y además ha vivido de espaldas al mar.

Modestino dijo...

Es verdad lo de las vías del tren y los graffitis de Jennifer, Kevin y Jessica de la Santísima Trinidad, pero uno se puede abstraer de todo eso y conseguir ese extasis de contemplar el mar.

¿Remember?, claro que remember, con nostalgia y con tierna emoción. Y en cuanto a su desarrollo inarmónico, no se si será así por haber estado sometida a intereses económicos psudo burgueses, pseudo corruptos y pseudo nacionalistas.... o soy un capullín?

Anónimo dijo...

Hace 35 años que vivo en Tarragona y creo que puedo opinar. Tanto tú, Modestino, como Tintín, creo que tenéis razón. La naturaleza ha sido muy agradecida con esta ciudad (los romanos se apercibieron de ello rápidamente). Pero sucede que, desde que tengo uso de razón, todos los políticos la han maltratado o, cuando menos, no han sabido sacarle provecho a sus excelentes condiciones. Es como si Guardiola pusiera a Messi de portero.

Incluso Logroño (pongo por caso) ha sabido desarrollarse y crecer mejor.

sunsi dijo...

Con permiso del dueño de la casa. Tintín... ¿de espaldas al mar? Quizá es que yo he nacido en Tarragona y, salvo los años de universidad, he vivido siempre aquí (allí). No me habré percatado. Actualmente nos estamos moviendo mucho para salvar la Playa Larga como paseo natural... Prácticamente todos los días del año hay gente que camina, que hace footing... Creo que, poco a poco, se están esmerando en la estética de la ciudad... bellísima. Un lujo.

Igual es pasión de tarraconense pero es que, además, la gente es mucho más abierta que en otras ciudades catalanas. Mejor no sigo, que soy poco objetiva. Lo reconozco.

Un saludo desde la ciudad que eligieron los romanos como capital de la Tarraconensis. Y los romanos no eran tontos...

Modestino dijo...

Efectivamente, los romanos sabían lo que hacían. Y también es cierto que los tarraconenses son más abiertos que los de Lleida o Giróna, o ya no te digo los de Vic y Terrassa... menos mal.