24 de marzo de 2009

Lincoln define la demagogia


La demagogia es la capacidad de vestir las ideas menores con la palabras mayores.
(Abraham Lincoln )

No cabe duda de que Abraham Lincoln es uno de los personajes históricos más atractivos, al menos de la historia más reciente. Fue el décimo sexto Presidente de los Estados Unidos y el primero por el Partido Republicano; había nacido el 12 de febrero de 1809 y fue asesinado el 15 de abril de 1865, cuando contaba 56 años de edad y aún estaba en el poder. Lincoln pasará a la historia por haber tomado decisiones que dieron como resultado la abolición de la esclavitud, con la emisión de su Proclamación de Emancipación en 1863 y la promoción de la aprobación de la Decimotercera Enmienda a la Constitución en 1865.

La frase que da pie a mi comentario de hoy denota un gran conocimiento del alma humana, una gran experiencia política y un sentido común a prueba de bomba. Es muy fácil utilizar la acusación de demagogia como arma arrojadiza contra los políticos, pero pienso que algunos nos han dado más de un motivo para hacerlo. Cuando he leído tal frase no he podido evitar pensar en algunos de nuestros padres de la patria cuando hablan en defensa de ciertas leyes o postulan determinadas soluciones; nos hemos acostumbrado a escuchar simplezas, generalizaciones, argumentos sentimentales e incluso en ocasiones auténticas contradicciones.

Ideas peregrinas, posturas personales y discutibles son decoradas con luces y brillos que disimulan la insuficiencia de argumentos y razones, de manera que se muestra como elegancia y lujo lo que es simple bisutería, meros espejuelos de baratillo que ciegan por sus apariencias y no por su valor implícito. Tras algunas decisiones, determinadas líneas de actuación política y algún que otro cambio sorprendente de juego se intuye, por un lado, un oportunismo político que prescinde del interés real del pueblo, por otro, la presencia e influencia de lobbys que detentan un poder muy superior a su importancia numérica, ... en definitiva, la capacidad de algunos de llevar el agua a su molino sin importarles ni el interés general ni la coherencia personal ni la existencia de la verdad.

El problema es que frente a ésto se observa a una sociedad que en ocasiones parece anestesiada; es como si todos hubiéramos adquirido una facilidad pasmosa para asumir cualquier cosa, para convertir en ordinarias cuestiones que antes nos parecían una barbaridad. Siguiendo el sentido de la frase comentada, tenemos una gran capacidad de asumir aquéllo que se nos vende bien, sin pensar en lo honesto de la venta ni en lo acertado de nuestra compra. Curiosamente, los ciudadanos tenemos la lengua rápida y fácil para poner a caldo a nuestros políticos, pero, paradójicamente, con frecuencia acabamos tragando con todo y comulgando con ruedas de molino.

Escribiendo sobre esta frase, he recordado aquella célebre afirmación de Groucho Marx: "Estos son mis principios. Si a usted no le gustan, tengo otros".


Foto: www.sonofthesouth.net

9 comentarios:

amiga dijo...

Es la primera vez que entro, espero hacerlo con más frecuencia, supongo que sabrás quien soy, ante todo una gran admiradora de tu estilo literario. Me ha gustado mucho tu artículo de hoy, como todos los tuyos, comparto contigo la crítica hacia los políticos de todas las tendencias, y que, como dices tú, muy pocos piensan en el interés real del pueblo, sino únicamente en el suyo propio, como por otro lado suele ser habitual en la vida diaria.

Modestino dijo...

Efectivamente, amiga, en ja demagogia caen muchos políticos de todos los colores. Pero pienso que en los últimos años ese vender como oro la chatarra que con otras palabras refería Lincoln lo han exhibido nuestros actuales gobernantes con algunas leyes que nos han endosado -y nos quieren endosar- como una necesidad que yo no veo por ningún lado.

Anónimo dijo...

Muy buena la cita de Groucho, amigo Modestino. Los marxianos tienen todo el respeto que no me merecen los marxistas.

Ahí va mi cita de hoy (debo mantener mi imagen de cinéfilo terrible para no decepcionar a Brunetti): En la excelente comedia de Billy Wilder "En bandeja de plata", Jack Lemmon está viendo en la TV una película sobre Lincoln en la que éste pronuncia aquella frase de que se puede engañar todo el tiempo a algunos y se puede engañar por algún tiempo a todos pero no se puede engañar a todos durante todo el tiempo. Lemmon le repite la frase a Walter Matthau, que interpreta a un abogado sin escrúpulos que ha ideado una estafa millonaria a una Compañía de Seguros, y Matthau dice: "Abraham Lincoln, buen presidente y mal abogado".

Tampoco está tan mal. Hay malos abogados que también pueden ser malos presidentes.

Modestino dijo...

De los 5 presidentes de ja reciente historia democrática española, 4 eran abogados. No se sí esto dice mucho o poco de ja profesión jurídica, pero ahí está el dato.

annemarie dijo...

Que tenemos nosotros que les falta a estos ilustres personajes, que tantas y tan agudas máximas han producido? O qué nos falta a nosotros? El motorista del bus que me llevaba al colegio decía todo en verso, sin repetirse - es una capacidad semejante?

Anónimo dijo...

Siento discrepar de ti, Modestino (aunque levemente). Que yo recuerde, el único Presidente del Gobierno que había ejercido realmente de abogado fue Felipe González.

Tanto Suárez como Aznar como el ínclito Zapatero estudiaron Derecho (como tú y yo), pero no me consta que llegaran a ejercer de abogados: Suárez fue siempre funcionario (aunque no sé de qué), Aznar creo que era Inspector de Hacienda, y Zapatero, profesor de Derecho Constitucional. A cada cual, lo suyo.

Todo lo cual no obsta para que la cita de Tommy sea apropiadísima al caso. Y posiblemente cierta.

Modestino dijo...

Cuando hice el comentario fui consciente de que no hablaba con propiedad: efectivamente, no es lo mismo haber estudiado Derecho que ser abogado, es más, ni siquiera es lo mismo ser jurista que ser abogado ... pero hablaba en términos coloquiales.

Y la cita es excelente, por supuesto.

sunsi dijo...

La cita de Groucho, como anillo al dedo Modestino.

Pienso que la madre de la demagogia o de la manipulación es tomar la parte por el todo y basar en ello el discurso tirando de ese hilo.
Últimamente me fijo más y siempre se cae en lo mismo. Una situación coyuntutral se saca de contexto y se insatala con calzador en la sociedad o , incluso, se eleva a la categoría de ley.
Pesaba, por ejemplo, en el aborto... o en las uniones de homosexuales que denominan "matrimonio" ...

Es tan antiguo como la sofística. Pero los humanos, parece mentira, tropezamos mil veces con la misma piedra.

Un saludo

Modestino dijo...

Das en el clavo Sunsi, pues, entre otras cosas, me estaba refiriendo a esas dos leyes. Y a la manipulación, desfiguración y utilización sectaria de la historia, la elaboración de todo un manual de lo políticamente correcto, la dogmatización de lo opinabje, ...