
Luis García Berlanga falleció ayer de madrugada en su casa de Madrid; el cineasta valenciano tenía 89 años, padecía la enfermedad de Alzheimer y murió mientras dormía. Con él se va uno de los directores de cine que más no ha hecho reír, pero no con risas de carcajada desternillante, sino con sonrisas permanentes, porque el cine de Berlanga no era propiamente un cine cómico, por mucho que rezumara sentido del humor, sino que en el fondo el director fallecido nos hacía sonreír con nuestros propios defectos y nuestras mismas miserias; posiblemente nadie supo como él satirizar tanto a la España real como a la oficial. Los funcionarios, la aristocracia, la clase media, los políticos, las beatas, los curas, ... nadie se libró de una crítica que siendo implacable nunca me pareció ni feroz ni malvada ni destructiva; es más uno tenía la sensación de que lo hacía con paternalismo, como quien da una palmadita en el hombro, en todo caso una pequeña colleja.


Precisamente el otro día volví a ver "El verdugo" (1963), con esa tan genial como inolvidable interpretación del gran Pepe Isbert: la patética boda de la hija de Isbert, la visita al piso en construcción, la pareja de la Guardia Civil buscando a Nino Manfredi en las Cuevas del Drac, ... un auténtico rosario de escenas que eran a cual más "chusca", auténticamente representativas de la España de entonces; un film en el que iban apareciendo en papeles insignificantes actores que acabarían haciendo historia en nuestra escena: Lola Gaos, Manuel Aleixandre, Agustín González, Antonio Ferrandis, ... "Plácido" (1961) es posiblemente su otra ópera prima, un film por el que fue nominado para el Oscar a la mejor película de habla no inglesa, todo un hito en el cine español de la época ... casi diría que no solamente en el mundo del celuloide, sino en todo el país. Aquí el tema central era la costumbre de los de alto copete de invitar a un pobre a cenar en Navidad, toda un acontecimiento con el que Berlanga hacía de las suyas, con otro reparto de lo más significativo: Cassen, López Vázquez, Julia Caba Alba, Amparo Soler Leal, Elvira Quintillá, Luis Ciges, ...


Pero siendo un niño ya había visto dos películas de Berlanga, aunque como es natural no había pillado en exceso el sentido del humor del director fallecido, ni la sutil crítica que aquéllas llevaban implícitas. No obstante, tengo bien grabado lo bien que me lo pase con "Bienvenido Mr. Marshall" (1953), con el papelón de Pepe Isbert como alcalde de Villar del Río -"como alcalde vuestro que soy os debo una explicación ..."- y la enorme colaboración de Manolo Morán, un cómico tan grande como su peso, así como de dos secundarios tan entrañables como Pepe Franco y Joaquín Roa; la canción de bienvenida a los americanos y la conversión de un pueblo manchego en villa andaluza forman parte de los mejores recuerdos televisivos de mi niñez-. Mucho menos huella dejó "Esa pareja feliz" (1952), donde Berlanga, con protagonismo de Fernando Fernán Gómez y Elvira Quintillá y en co-dirección con Juan Antonio Bardem, hacía mofa del tradicional concurso radiofónico que que hacía viajar por España a unos recién casados, y es que la ví pensando que era una película de humor "tradicional" -Martínez Soria, Tony Leblanc, ...- y recuerdo que acabé no entendiéndola demasiado.


En esta primera época berlanguiana caben destacar tres películas más: "Novio a la vista" (1956), donde el director se remonta a su argumento al año 1914, "Calabuch" (1956), con nueva intervención, en esta ocasión menos principal, de Pepe Isbert, así como el llorado José Luis Ozores y en la que Berlanga aporta su toque sentimental con el entrañable personaje del profesor George Hamilton, la última interpretación del actor británico Edmund Gwenn y "Los jueves milagro" (1957), con papel principal de Richard Basehart, el célebre Almirante Nelson de "Viaje al fondo del mar" y el permanente Isbert, sin olvidar a cómicos del nivel de José Luis López Vázquez y Guadalupe Muñoz Sampedro. Las madres casamenteras, las fiestas populares y el sentir religioso del pueblo fueron blanco de la ironía de Berlanga.


La segunda época de Berlanga se ubica ya en una España a donde acaba de llegar la democracia, y esta encabezada con lo que los cinéfilos llaman "las tres nacionales", una trilogía donde Berlanga destroza a buena parte de la aristocracia española, así como a ciertos sectores de la clase política. "La escopeta nacional" (1977) es posiblemente la mejor de las tres, y en ella, con el escenario de una de esas cacerías en las que se hacen negocios, se aupan y derrumban carreras políticas y hasta se pone algún que otro cuernecillo, y unos personajes que son cada uno de ellos una caricatura de la España de los últimos años del franquismo, con nota especial para José Sazatornil, magistral como Jaime Canivell, un catalán dispuesto a todo para vender sus porteros automáticos, Luis Escobar, como el decadente y vicioso marqués de Leguineche y José Luis López Vázquez, que encarna al degenerado hijo de éste, sin olvidar a Amparo Soler leal, Mónica Randall, Laly Soldevila, Andrés Mejuto, Rafael Alonso, Antonio ferrandis o Agustín González, en plan cura anteconciliar -"Lo que yo he unido, no lo separa ni Dios"..., toda una declaración de principios". "El patrimonio nacional" (1981) y "Nacional III" (1982) completan la serie con bastante menor brillantez.


"Moros y cristianos" (1987), con algunos de siempre: Fernan Gómez, López Vázquez, maría Luisa Ponte, ... otros nuevos: Verónica Forqué, Antonio Resines, Rosa María Sardá, ... y hasta algunos sorprendentes: José Luis Coll, Andrés Pajares, Pedro Ruiz, ... y "Todos a la cárcel" (1993), ganadora de tres Premios Goya -entre ellos a la mejor película y al mejor director- y con otro reparto importante: Saza, López Vázquez, Juan Luis Galiardo, ... y hasta Santiago Segura son otras dos buenas referencias mucho más cercanas en el tiempo, aunque posiblemente sea "La vaquilla" (1985) lo mejor del Berlanga del último cuarto de siglo; el director valenciano ofrece una visión grotesca de la Guerra Civil española a través de un grupo de soldados republicanos infiltrados en zona nacional, lo que constituye una apuesta arriesgada de la que salió airoso; aquí brillaron dos actores que no lo había hecho con este director, Alfredo Landa y José Sacristán, y con ellos Amparo Soler Leal, Adolfo Marsillach y un secundario que trabajó y lució bastante con Berlanga, Luis Ciges. Desde entonces cabe hablar de dos series de TVE: "Villarriba y Villabajo" (1994) y "Blasco Ibáñez, la novela de su vida" (1997) y "París Tombuctu" (1999), una cuirosa película que protagonizaron Michel Piccoli y Concha Velasco. rebuscando por la red he encontrado otros cuatro títulos que dieron bastante menos de que hablar: "Las cuatro verdades" (1962), una produccíón francesa con nombres tan célebres como Charles Aznavour y Leslie Caron, o tan curiosos como Xan das Bolas, el recordado alguacil de "Crónicas de un pueblo", "La boutique" ("Las pirañas") (1967), producida en Argentina y protagonizada por Sonia Bruno, una actriz que causaba entonces sensación, pero que se retiró del escenario al casarse con el madridista Pirri, "¡Vivan los novios!" (1970), con toques de humor negro y protagonismo de López Vázquez y "Tamaño natural" (1973), con participación de Michel Piccoli, Amparo Soler Leal, Queta Claver, Manuel Alexandre y Julieta Serrano.

Luis García Berlanga fue un genio, no me cabe duda de que su nombre da título a toda una época del cine español y que su modo de satirizar, su cierta acidez, ese sarcasmo de sus argumentos, ambientes y personajes, son ahora patrimonio inolvidable, a la vez que ejemplo de una elegancia y un saber hacer en los que uno ve ausencia de la mala idea y la amargura que tal vez muestren otros directores bastante más actuales. Posiblemente todos nos hemos sentido identificados con alguna película o algún personaje de Berlanga, seguramente saliendo malparados, por eso a veces uno escucha a gente quemada, pero no se si es pretencioso afirmar que tal vez nos venga bien tomarnos la sátira con elegancia, saber estar e incluso, con propósito de enmienda. Cuentan que Berlanga aseguraba que su cine era como "la historia de un fracaso" porque siempre quiso hacer otra película distinta a la que le salía." ... a pesar de ello, no le salieron nada mal.