1 de noviembre de 2008

Un soneto de Quevedo



En un día como hoy en el que la tradición, en algunos casos también la piedad y las convicciones, nos lleva a visitar el cementerio para honrar a nuestros muertos, he pensado en incluir algún texto relativo al tema. Y, habiendo textos maravillosos de Fray Luis de León, San Juan de la Cruz, Jorge Manrique, Santa Teresa de Jesús o Lope de Vega, he optado por este soneto de D. Francisco de Quevedo y Villegas, tal vez uno de los escritores del Siglo de Oro más completos y prolíficos. Los "Sueños", "La vida del Buscón", sus obras filosóficas, ascéticas y políticas, son auténticas joyas, pero en la poesía encontramos sus momentos más elevados.

Amor constante más allá de la muerte

Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera;

mas no, de esotra parte, en la ribera,
dejará la memoria, en donde ardía:
nadar sabe mi llama la agua fría,
y perder el respeto a ley severa.

Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
medulas que han gloriosamente ardido:

su cuerpo dejará, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.



Dámaso Alonso afirmó que este soneto era el más hermoso de la literatura española; no deja de ser una opinión más y, afortunadamente, hay donde elegir, pero creo que no iba descaminado quien fuera Director de la Real Academia de la Lengua. En escritor ve próxima su muerte y nos ofrece un canto lleno de esperanza y sensibilidad.

http://www.escolares.net/descripcion.php?ide=272

http://www.literaturafacil.com/Archivos/amorconstantemasalladelamuerte.htm

Fotos: amebasaladeriva.com; www.leabooks.com

6 comentarios:

Suso dijo...

Sin duda, el mejor soneto sobre el amor que se ha escrito en español.
Muy apropiado para el día.

Máster en nubes dijo...

Hola, Modestino, sí, muy apropiado este poema.

Un poco triste el día, te acuerdas mucho de las personas que has querido y, como se dice, has dado tierra.

Aunque estén contigo, en los recuerdos, en los gestos de sus hijos, incluso nietos, o en cosas que conservamos suyas, la ausencia física es tan dura...

Anónimo dijo...

Ya no se usan los epitafios. Quizá porque ni siquiera existe espacio para ellos en esos horribles nichos que algún 'iluminado' ideó un día como última estación de nuestro paso por aquí.

Pero si tuviera que elegir un epitafio para ti, amigo (no lo quiera el destino), el último verso de ese soneto tan maravilloso que nos has regalado hoy, no podría hacerte más justicia: "Todo lo que queda de mí no es sino polvo enamorado". Desde que te conozco, no has dejado de enamorarte de (casi) todos/as.

P.D. Como sé que no eres muy aprensivo, sé que no te importará que te haya elegido a ti como protagonista de este ¿macabro? comentario. En todo caso, sólo deseo que espere quieta la parca, que le salgan telarañas de tanto esperar; que aún nos aguardan muchos enamoramientos.

Anónimo dijo...

Parece que me lees el pensamiento, brujo, que hoy me he levantado con la idea de repasar la poesía de Quevedo y sus famosos "Sueños". Sí, tendría que estar estudiando... pero no hay ganas.

Efectivamente, es un soneto bellísimo pero yo lo interpreto no como un canto de esperanza, sino como un canto más bien pagano en el que se exalta el amor, no sé si pasional es el adjetivo adecuado, por encima de todo.

En fin, el comentario de textos es lo que tiene, interpretaciones hay tantas como lectores.

Sonetos buenos, buenos, hay de muchos autores. Nunca me ha gustado eso de "el mejor", "el más bello"... ¿Por qué escoger uno si se pueden tener todos?. Cada uno en su estilo y en su momento.

Pues eso te cuento, brujo.

Modestino dijo...

No cabe duda que se trata de una poesía de amor ... de enamorado. Pero yo también veo latir la esperanza en ella.

sunsi dijo...

Es el soneto. Recuerdo cómo lo comentábamos en clase. Y cómo invitaba a la reflexión. Le podíamos dedicar dos días.

Qué esperanza pensar que aún siendo polvo, el amor permanece más allá de nuestras cenizas.

Gracias por transcribirlo.