3 de noviembre de 2008

Los actores secundarios

















Todo buen aficionado al Séptimo Arte sabe que una buena película no se recuerda tan sólo por el nombre de su director o el de las estrellas que la protagonizan. "Casablanca" no sería lo mismo sin el recuerdo del corrupto policía magistralmente encarnado por Claude Rains; obras maestras como "Rebeca" o "Eva al desnudo" aún fueron mejores gracias a los formidables villanos que representó George Sanders; en el reparto estelar de "Los 10 Mandamientos" brillaba también Edward G. Robinson en un magnífico papel de judío colaboracionista, mientras que en "La ley del silencio" todos recordamos el gran trabajo de Lee J. Cobb como jefe de los facinerosos.

También en tiempos más recientes podemos destacar a excelentes secundarios que han aportado mucho al brillo de las películas en que han intervenido: Morgan Freeman, Martin Landau, Robert Duvall, Jéssica Tandy,... muchos de ellos han llegado a trabajar, incluso, como primeros espadas. El elenco sería interminable: Charles Bronson, Herbert Lom, James Coburn, Martin Balsam, Shelley Winters, ....













Hay ocasiones en los que le toca hacer de "secundario" a alguien con consideración de "principal", es el caso de Judy Garland y Montgomery Clift en "Vencedores o vencidos", de Shilrley McLane en "Magnolias de acero" o las intervenciones de estrellas como Emma Thompson, Richard Harris y Kenneth Bragan en las distintas entregas de la puesta en escena cinematográfica de "Harry Potter". Actores del nivel de Barbra Stanwyck, Alec Guiness, Lauren Bacall, Michael Caine o Robert de Niro también han pasado por esta situación.

En la vida real también son importantes quienes desempeñan una labor en segunda fila, en ocasiones más que los que lucen por delante. Recientemente se ha jubilado una funcionaria que trabajaba conmigo después de ejercer en su puesto durante 42 años. Tengo que admitir que siempre he sido consciente de su valía, pero aún así, no me he dado cuenta en toda su extensión del papel fundamental que desempeñaba hasta que he tenido que hacer auténtico encaje de bolillos para rellenar los huecos que ha traído consigo su ausencia.

En una sociedad competitiva y con tendencia al "exhibicionismo profesional" si funcionas con criterios superficiales puedes acabar pensando que lo fundamental en esta vida es ocupar el puesto más alto posible, de tal manera hay gente que no vive hasta que logra ser presidente, director o jefe de algo .... aunque sea de la Comunidad de vecinos; si estás en política parece que no eres nada si no llegas a Ministro o Consejero, si eres funcionario sólo vale la aspiración de ocupar el sillón del despacho principal si estás en la empresa no triunfas sino alcanzas, por lo menos, la presidencia de un consejo de Administración .... y lo que es aún más grave, ese afán de poder va unido en ocasiones al desprecio por los que se quedan abajo.














Somos unos vanidosos y unos intrascendentes; porque hay que estar muy ciego para no comprender que la clave del buen funcionamiento de una empresa, de una institución, de un grupo de trabajo se halla frecuentemente en el acierto en el desempeño de su labor de personajes que no lucen, de profesionales que están en el "altillo", de quienes se dedican a funciones oscuras. Podemos ser tan torpes de ignorar la imprescindible tarea que desempeñan en un momento determinado un cámara de televisión, el cocinero de un restaurante, la secretaria de un ejecutivo o el conserje de un organismo público.

También, como pasa en el cine, hay veces en las que a las grandes figuras les toca trabajar como actores de reparto; hay que saber asumir estos envites e intentar hacer como Robert de Niro en "El Padrino-2", Marlene Dietricht en "Vencedores o vencidos" o Dustin Hoffmann en "Sleepers": crecerse en estas ocasiones, hacer en segunda fila un papel "de primera". Nos va a tocar sufrir mucho en esta vida si no tenemos la madurez suficiente para asumir ascensos y descensos, para aceptar el papel que nos corresponde en cada momento.














Y cuando nos hacemos mayores, o a quien corresponda se lo parezca así, es fácil que ya nadie esté dispuesto a darnos protagonismo alguno y, en el mejor de los casos, nos toque en el cartel de "Starring" un empleo de "colaboración especial", como fue el caso de Bette Davis en "Muerte en el Nilo", de Fred Astaire en "El coloso en llamas" o de Ava Gadner en "Terremoto", también entonces habrá que saber estar a la altura y aprender a aportar experiencia y dejar el lucimiento para otros.

La interpretación del secundario no es nada sencilla, máxime cuando todos tenemos la tendencia a funcionar como "estrella invitada".

9 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Quién ha dicho que hay actores secundarios?. En el cine es discutible, pero en la vida, cada cual es protagonista de su propia película.

Nunca me ha gustado la etiqueta esa de "actores secundarios", habría que inventar otra porque, realmente, suena despectivo.

En cuanto a la vida, los auténticos protagonistas (y me subo al carro) somos los que hemos descubierto que no nos hace falta "triunfar" en nada más que en nuestra propia felicidad.

Hablaste el otro día de conciencia y libertad. Hay que tener el valor de ser libre y escoger darle la espalda al mundo y a los mundanos, a aquellos que te dicen que eres secundario porque no estás ocupando el sillón. ¿Qué más da?. Con sillón o sin él todos acabaremos en el mismo sitio, ¿por qué no intentar ser felices, sin más?. Este sí que es un papel de Óscar.

Yo, particularmente, no me creo ni más ni menos que nadie. Siempre intento cumplir este postulado aunque, como quiera que soy de carne y hueso, alguna petulancia y complejo se me escapa. Lo confieso, me siento mal cuando me preguntan en qué trabajo y tengo que responder "pues nada, opositando, sí, a mis años; pero por las tardes dando clase". Esto de las clases siempre lo añado a modo de justificación ante la mirada de "¿pero no te da vergüenza?; si serás pardilla" de los que son "protagonistas". Luego, claro, una reacciona y dice "pero, ¿qué pasa aquí?; a ver si es que tengo que ser el plus ultra para ser persona".

Hay mucha tontería por ahí, Modestino, palabra. Si tú echas de menos a tu funcionaria yo no sé qué haría sin la señora que me ayuda en casa. Siempre le doy las gracias y la mujer me mira con cara de "¿y ésta?; si es mi trabajo". No debe estar acostumbrada la mujer pero a mí me hace madre porque no, no puedo con las tareas del hogar. Soy capaz de dar veinte clases o treinta o las que me echen, pero lo de la casa lo llevo muy mal, mejor dicho, no lo llevo. En mi vida ella sí que es protagonista.

Vaya rollo que te he soltado, brujo.

Que tengas un buen lunes.

Modestino dijo...

A mí me toco pasar prácticamente cuantro años con la condición de opositor. Es una vida dura, y tienes razón cuando dices que a veces parece que te tienes que justificar: hay palabras de ánimo que parecen llevar veneno.

A mí me ha tocado muchas veces presenciar las tensiones por ocupar papeles principales ... y no te negaré que en ocasiones haya podido incurrir en pecados de este tipo. Pero no hay nada que deje más descansado que despreocuparte de lugares destacados y protocolos.

Anónimo dijo...

Modestino, de verdad que hoy me pesan hasta las pestañas. Mira que se vive bien en las sombras... Nunca me ha gustado ser protagonista, estar en el poder y tener que tomar decisiones que puedan malograr la vida de otros. Es más, me gusta ser nadie, una persona insignificante, una más, pasar desapercibida, que nadie se acuerde de mí cuando haya muerto, perderme en la marabunta... ¡Y TTAN FELIZ!.

Ya te dije que me quedé con las ganas de preguntarle a Letizia (que aparcó en la puerta de mi casa cuando vino a Leganés) cómo se había metido en el fregado de la Monarquía. Si lo tenía todo... No me cambio por ella ni por todo el oro del mundo. Yo no comeré perdices (sí, sí las como) pero cuando como nadie está a ver cómo lo hago.

Ahora, para gustos...

Modestino dijo...

Vamos a ver ... no radicalices, amiga ;). No es malo asumir responsabilidades, no es malo tener poder, no es malo ocupar papel protagonista .... simplemente es peligroso, porque es fácil que se te suba a la cabeza, que te creas el mejor -y nunca, nunca¡¡¡ lo eres-, que pienses que eres indispensable, que no puedas vivir si él -sin el poder, digo-, .... ya los generales romanos tenían detrás un individuo que además de portarles la corona de laurel les recordaba que eran mortales, ... y aun así mira las que montaron....

Pero no le niegues a Leticia, ni a nadie, la posibilidad de hacer el bien desde el poder.

Anónimo dijo...

A mí Letizia siempre me cae bien, haga lo que haga, incluso cuando mete la pata me parece que lo hace con mucha gracia. Y, es más, reconozco que hay que tenerlos bien puestos para meterse a ser Princesa de Asturias. Uf... de sólo pensarlo da vértigo.

Me tienes que perdonar (bueno, si quieres) ser tan radical. Serán cosas de la juventud, falta de madurez, que llevo unos días muy mal o de todo un poco.

Tenéis todos mucha razón. ¡Cuánto se aprende en estos mundos de bitácoras!. A ver si me la envaino que a este paso voy a terminar pasando a todo el mundo por la guillotina.

Modestino dijo...

No te tengo que perdonar nada: con tus comentarios enriqueces el blog y das pie a la controversia, que siendo educada e interesante, da gusto.

Nunca te averguences de ser como eres.

sunsi dijo...

Muy tarde, pero entro. Mi querida "Mañana" está como todo el que oposita... creo.

Me ha encantado el post. Como entiendo poco de cine, leo rápido y me detengo en el final. Y lo releo. Al respecto opino que hay gente que nació para ser líder y los hay que son fantásticos segundones sin los que el líder no podría dar un paso.

Estar en el poder y no embriagarse es un don. Un don de pocos. La clave es entender el poder como un servicio. El mayor servicio. Y saber que sin tus artistas secundarios no eres nadie. Nadie iría a ver una película con un solo actor. Bueno, aquí habría a que salvar la obra de teatro "Cinco horas con Mario" donde Delibes, que la escribió tres veces, dio con la clave para salvar la censura. Pero Mario sin hablar, habla.

Estarás de acuerdo conmigo, Modestino, en que "Mañana" es una gran persona. Pocos hay que dicen que aprenden. Muy pocos.

Saludos a los dos.

Anónimo dijo...

Muy buen post, Modestino, y muy trabajado.
Me sorprende lo que dice Sunsi. Seguro que hay gente tanta gente inconsciente de aprender perpetuamente?

Gloria dijo...

Respecto a "rebeca", cabe decir que George Sanders ("secundario") se comia crudo a Laurence Olivier ("protagonista") en cada escena en la que aparecían juntos.

De hecho, viendo "Rebeca", se me hace dificil ver las razones del tan cacareado prestigio del estirado Lord, se supone que Max de Winter es un poco sosainas, pero es que Olivier lo pone al borde de la catatonia. Por poner un ejemplo de lo que podría haber sido un max de Winter bastante mejor que el de Olivier, sólo hay que imaginar a Ronald Colman en el papel...

Así entre nosotros, tal ves a George Sanders no lo hicieran caballero, pero superaba a Olivier por varias cabezas.