Hay quien pensará que esto no es más que otro truco del "Corte Inglés" y de los libreros más relevantes del país para colocarnos sus mercancías, pero por encima de todo la costumbre de convertir el día de San Jorge, patrón de Aragón, en el "Día del Libro" la considero un gran acierto, y es que para muchos un libro es algo muy importante, un objeto del que no solamente puedes disfrutar leyéndolo, sino que basta tenerlo en tus manos para gozar: con sus tapas, con el argumento del dorso, con las referencias al autor y con la simple ilusión de llegar a devorarlo algún día. Por eso, al igual que el año pasado, aprovecho la circunstancia para aconsejar algunos libros que en su día me hicieron disfrutar mucho.
No haremos justicia en tanto en cuanto no tratemos como se merecen a los grandes literatos españoles de siempre, esos que nunca han de pasar de moda. Entre éstos se encuentra Pío Baroja, uno de los más geniales representantes de la generación del 98 y un hombre capaz de escribir de una manera sencillamente maravillosa. En Baroja me introdujo un profesor de bachiller con la lectura de "Las inquietudes de Santhi Andía", un estupendo relato con los aires cantábricos de su tierra vasca, al igual que "Zalacaín el aventurero". Pero sin ningún género de dudas, es la trilogía de "La lucha por la vida" lo que más me ha impresionado de este personaje al que siempre nos retrataron con boina y barba de muchos días. En las tres novelas de la misma -"La busca", "La mala hierba" y "Aurora roja"- el escritor donostiarra traslada la trama a la capital de España, mostrándonos ese Madrid pobre y miserable de principios del siglo pasado, un Madrid de chulos, ladrones, prostitutas, buscones, burgueses venidos a mucho menos, ... todo un muestrario de personajes peculiares, estrambóticos, ... Baroja afina hasta la perfección al describir individuos y ambientes, acentúa una crítica social despiadada y nos mete en un mundo donde bailan con la misma música el desenfreno, la ingenuidad y el desencanto.
Siempre me han gustado las novelas ambientadas en el Londres victoriano, y si hay un autor que refleja como nadie esa época tan especial es sin duda Charles Dickens; el contraste entre los grandes caserones, los lujos y la aristocracia británica con las miserias propias de la revolución industrial, los barrios bajos, las tascas cochambrosas y las vidas miserables se convierte en materia habitual de los libros de Dickens. El autor londinense escribió unas cuantas piezas magistrales, pero puestos a recomendar una en concreto elijo "David Copperfield", un relato que para muchos tienes aires autobiográficos en el que los referidos contrastes se reflejan de manera llamativa. Una de las grandes habilidades de Charles Dickens es la creación de personajes inolvidables y de éstos, además del protagonista que da título a la novela, "Copperfield" tiene unos cuantos -"buenos y malos"-: la fiel Pegotty, Agnes Wickfield, Uriah Heep, su amigo James Steerforth y y su tía Betsy Trotwood. "David Copperfield" no es una historia para niños, aunque ésto no quita para que pueda ser un excelente libro para que los adolescentes se inicien en un hábito mucho más productivo que la "play-station", sino una novela de las que hacen época.
Stefan Zweig es un escritor que debería tener puesto fijo en cualquier biblioteca que se precie; tiene unas novelas magníficas y son especialmente buenos sus "Momentos estelares de la humanidad"; donde Zweig también se esmeró fue con las biografías, teniendo excelentes trabajos sobre "María Antonieta", "Magallanes", "María Estuardo", ... aunque no tengo duda alguna al elegir a "Fouché, el genio tenebroso" como la mejor, y no sólo por tratarse de un personaje tan especial, sino porque el austriaco sabe narrar su vida de una forma magistral. Se trata de una biografía que no solamente nos habla con rigor y maestría del personaje, sino que nos muestra el ambiente y los sucesos de una época verdaderamente apasionante. Un libro que se lee con agrado, escrito en una prosa sencilla y cuidada e incluso con la virtud de tener un número de páginas asequible. La editorial "Acantilado" está teniendo el enorme acierto de desempolvar viejos literatos cuyas obras se perdían entre el polvo de las librerías de viejo, y entre otros incluye unas cuantas obras de Stefan Zweig como esta impresionante biografía.
No me importa volver a la generación del 98 para recomendar una obra de teatro inigualable, "Luces de bohemia", de Ramón María del Valle Inclán, un estilo que el propio autor definió como "esperpento", así el mismo protagonista de la obra, en la escena duodécima, lo define como una forma de mirar el mundo. Es uno de esos libros que leí en mi servicio militar y creo que debería volver a hacerlo. El argumento es un remedo de la vida literaria española al tiempo de ser escrita la obra, 1924, con el protagonista, el poeta ciego Max Estrella, desesperado por no recibir de Don Latino el dinero justo por la pieza escrita. Pienso que lo que viene a hacer Valle Inclán es reflejar sus propias desdichas, con un personaje bohemio e incomprendido que termina encontrándose con ese grupo de jóvenes modernistas que se ríen de la sociedad y son los únicos que admiran y quieren al poeta, lo que añade fuerza ideológica a lo escrito. Valle Inclán fue en sí ya un auténtico personaje, alguien que reflejaba la "bohemia" con su vida y sus costumbres y su obra es parada exigible para quien desea leer lo mejor de la literatura española.
En los últimos años ha proliferado la novela histórica: han salido autores de debajo de las piedras que ha escrito sobre todas las épocas de la historia; y como en tantos otros campos, es necesario separar el grano de la paja, porque ha habido quien ha dejado desbordar su imaginación, sin olvidar que incluso alguno han pretendido adaptar la historia a sus ideologías. Jesús Sánchez Adalid se encuentra, en mi opinión, entre los más serios y rigurosos autores de novela histórica. El autor extremeño ha publicado ya un buen número de libros en los que recorre diversas épocas de la historia de España, aunque tiene una indiscutible querencia por los ocho siglos de ocupación árabe. Entre éstos se encuentra "El Mozárabe", una novela realmente magnífica que nos sitúa a finales del primer milenio en la Córdoba de los Califas donde convivían cristianos y musulmanes, una veces mejor avenidos que otras. La novela tiene dos personajes principales, un cristiano y un árabe que poco a poco van adquiriendo relevancia en el marco del califato de Abd al-Rahman III, el primero llega a convertirse en obispo, mientras el segundo termina siendo el mismísimo Almanzor, un caudillo musulmán que se convierte en el azote de la cristiandad de la península. La novela, de casi setecientas páginas, describe con precisión el ambiente del tiempo y del lugar, nos familiariza con las costumbres de unos y otros, mantiene el interés de principio a fin y consigue que nos deleitemos conociendo más y mejor momentos importantes de la historia de España y personajes históricos de primera fila. "El mozárabe", sin ninguna duda, es de esas novelas llamadas a pervivir con el paso del tiempo.
8 comentarios:
De Pío Baroja también recomendaría "El Árbol de la Ciencia", libro muy educativo sobre los problemas de fondo de la España contemporánea, y de Dickens una novela amable, "Los Papeles Póstumos del Club Pickwick" que sale de los ambientes tremendistas para ser un magnífico reportaje de aquella Inglaterra.
Son dos libros que me apetece leer hace años ... a ver si encuentro tiempo, sobre todo Pickwick del que me compré una traducción hecha por Pérez Galdós, nada menos.
Siempre digo, porque así lo pienso, que Sant Jordi es el día más maravilloso del año.
Y no solo por los libros y las rosas, que también, sino por la primavera, por el sol (que esta época es como un estallido), por la gente abarrotando las calles, por las primeras meriendas y cenas en las terrazas....
Es una suerte (y creo que un acierto) que, al menos en Catalunya, no sea un día festivo, puesto que, en tal caso, mucho me temo que la gente huiría a las playas, que es lo que hace casi todo el mundo aquí desde abril hasta septiembre, dejando las calles y los tenderetes vacíos.
Hoy me he dado dos satisfacciones literarias: una, es una apuesta segura: "Mi querida vida", de Alice Monroe; y otra, algo más arriesgada, "Middlesex", de Jeffrey Eugenides.
Y que salga el sol por Antequera, amigo.
P.D. A propósito del sol, anoche se puso y se ocultó, hacia la medianoche, a la altura de Vigo..... En fin.
El sol se puso en el Zaragoza hace tiempo. Que libros tan raros compras...
Acabo de leer hace poco curiosamente las biografías que mencionas sobre María Estuardo y Fouché..Coincido plenamente en que Zweig no merece acabar en polvorientas estanterías puesto que es un gran escritor en todas sus facetas...La biografía de Fouché es magnífica y logra que un personaje tan oscuro, abyecto y sin escrúpulos llegue a caernos bien al menos como ejemplo de superación ante la adversidad y por tener una amplia panoplia de recursos para salvar situaciones donde otra persona claudicaría sin más...comparar un animal político como ése con la caterva de políticos mediocres,ineptos y patéticos en su estulticia con la contamos en este país actualmente
me lleva a añorar tiempos donde los políticos incluso haciendo el mal y buscando su propio beneficio tenían clase, inteligencia y recursos....
Aprovecho para felicitar al autor del blog cuya lectura es siempre muy interesante...
Un saludo
Si, cualquier parecido con la actual clase politica, pura coincidencia.
Ja, ja.
Lo peor no es que los compre, sino que, encima, los leo. O eso procuro.
Salud!
Y seguro que son excelentes!
Publicar un comentario