Imagino que a muchos nos pasará lo mismo, pero es curioso comprobar cómo cuando eres joven, muy especialmente si como era mi caso a eso se añadía las condiciones de tímido, ingenuo y preocupón, conviertes en preocupación circunstancias que a lo largo de tu vida posterior muchas veces hubieras deseado sustituir por los diversos problemas que van surgiendo. Eso me pasó a mí con el servicio militar; siempre he tendido a hacer esperar demasiado la solución de los problemas y cuando a principios de julio de 1980 comprobé que la papeleta de la última asignatura de la carrera tenía contenido positivo, la mili apareció como un gran obstáculo por superar. Como era incapaz de subir la cuerda y saltar el caballo ni siquiera intenté la incorporación a las milicias universitarias por lo que decidí renunciar a la prórroga que había pedido e incorporarme al servicio militar ordinario a finales del mes de agosto. Era un tema que no me hacía ninguna gracia y me sumía, cada vez que me venía a la cabeza, en cavilaciones y ansiedades. pasó el caluroso y húmedo verano tarraconí y el 29 de agosto viajé a Zaragoza para incorporarme desde allí al CIR de Rabasa en Alicante. Recuerdo que un sábado por la mañana acudí a Centro de Reclutamiento de la Avenida San Fernando, enfrente de la iglesia de San Antonio, para recoger el petate y las últimas instrucciones, que en resumidas cuentas eran que debía estar a la mañana siguiente en la Estación del Portillo para coger el tren que me llevaría a Valencia y de ahí a Alicante.
La mañana terminó siendo medio festiva: conocías a los futuros compañeros de "aventura", con lo que la "desgracia" compartida parece menos dañina, a la vez que asistías a algún reencuentro inesperado; pero conforme llegaba la tarde, el futuro inmediato iba acechando de manera cada vez más intensa y, lo que es peor, cada vez más cercana hasta el punto de terminar desencajándote. Decidí airearme y salir al calor del agosto zaragozano, un mes en el que el sol cae seco y despiadado sobre el asfalto. De ese paseo guardo muy pocos recuerdos, solamente que me encontré con un viejo conocido de Barcelona que acababa de incorporarse al cuartel y me contó mil barbaridades que contribuyeron a amargarme más la existencia y que me dirigí al Pilar a través de la Calle Don Jaime: vete a saber la razón por la que, encuentro referido al margen, lo que me quedó se esa tarde es el recuerdo de la céntrica calle también llamada de San Gil, donde paran la sede del Colegio de Abogados de Zaragoza, la Confitería "Fantoba" y el restaurante "Las Palomas", entre muchos otros sitios y allí aterricé en la Cafetería "Don Jaime I", un establecimiento que hace años desapareció, donde pedí una Coca-cola y sonaba por el "hilo musical" la canción "Abrazamé", de Julio Iglesias, a la vez que un camarero con gafas y regordete que parecía intentar ligar con la otra cliente que había en la barra a la vez que tarareaba la canción mencionada poniendo cara de bobalicón.
La vida es así, y a uno le quedan en ocasiones unos recuerdos bien curiosos y tontos de momentos concretos de la vida, algo ahora tan lejano e inane como las vísperas de incorporarme a una actividad que ya no existe, que ya no preocupa ni asusta a los jóvenes del nuevo siglo.
12 comentarios:
No me extraña que estuvieras preocupado. Un beso.
Yo me acuerdo perfectamente del día que me sortearon y que no entendía cómo era posible que estando Zaragoza llena de cuarteles y soldados a mi me mandaran a la Infantería de Marina en El Ferrol del Caudillo.
Se decía que la razón por la que los soldados no solían hacer la mili en su lugar de origen estaba en que en caso de guerra era más fácil que dispararan contra desconocidos.
Amigo Modestino:
Con 19, siendo estudiante, me tocó ir a revisión médica militar.
Soy bastante miope, y en mi afán por desterrar las gafas y ve por fin “las estupendas sirenas” que según mis amigos salían de entre las olas mediterráneas, convencí a mi esforzado padre para que me pusieran “lentillas”, revolucionaria y modernísima solución oftalmológica de la época.
Así que acudí a la importante revisión médica con mi estuche de lentillas, los diversos líquidos que se usaban por entonces, y mi inquieto y expectante espíritu militar.
El capitán médico me indicó que me quitara las lentillas y le leyese unas lejanas letras que enmarcadas en la pared, esperaban ser leídas para determinar mis aptitudes militares.
Con los nervios, la seca voz del capitán, lo determinante del examen y la gran cola de jóvenes que alborotaban en el pasillo de espera, los botes de lentillas, el estuche, la lentilla izquierda y la cajita de cartón donde se guardaba tal arsenal, rodaron por tierra cual posición vencida por el enemigo.
Y el capitán me sentenció con un:
¡EN CASO DE GUERRA, USTED SÓLO SIRVE COMO PRISIONERO!
Que evidentemente sentenció mi futuro militar a una cartilla blanca., con un sello de
NO APTO.
Para curarme de tan desagradable examen y posterior juicio, me puse las lentillas y me fui al parque del Retiro, donde un helado de vainilla mitigó mi sufrimiento y mi sed.
Y entonces miré a mi alrededor y las ví.
Sirenas.
Estaba rodeado de bellas sirenas.
Una excursión de agradables jovenzuelas de COU, que Dios, en su infinita sabiduría había dispuesto que saciaran su sed en el mismo kiosco donde mi orgullo patrio, yacía herido.
Y la tarde, se me arregló.
Al fin y al cabo, veía bien, y lo que veía, por citarlo de una forma bíblica y recordando párrafos del Génesis, VÍ QUE ERA BUENO.
Yo también servía sólo para prisionero, pero me tuve que tragar 13 meses de guerritas de soldado ;););)
...yo hice la mili en Tarragona ...en el regimiento de infantería de Arapiles 62 (fui un ardor guerrero, se le supone) Luego fui reclutado por la Jefatura Logística Territorial de Tarraco ( antes le llamaban Gobierno Militar) para ser P.M ...llegué a ser cabo, tenía una porra, una ametralleta y un silbato...
Cuidadín cuidadín...que os estoy vigilando (Al del tambor también)
Buen Finde.
Pero para ser P.M. no hay que medir cerca de 2 metros?
...eso era antes Modestino, en mi época utilizábamos el Poder de la Mente ;)
Esta conversacion tenia que llegar... LA MILI!!!! me voy a la cocina a fregar los platos :))))
Ya sabes que no hay nada más inaguantable que varios hombres hablando de su servicio militar; pero es un vicio con fecha de caducidad.
Tomae, tu mención al Gobierno Militar de Tarragona me ha traído a la memoria que, hace un par de años, un colega y yo fuimos allí a fin de hacer un reportaje para la revista de nuestro colegio de abogados.
Nuestra intención era poder ver y fotografiar la Sala de Vistas en la que se habían celebrado varios consejos de guerra, algunos de los cuales habían terminado condenando al reo de turno a la pena capital.
Pero nuestro gozo quedó en un pozo porque descubrimos que, el lugar donde se halló un día dicha Sala, era ahora una enorme habitación completamente diáfana y aséptica: ni rastro de estrados ni de banquillos ni de olor a cuero.
Pero hicimos igualmente el reportaje, que nos quedó bastante digno, a pesar del chasco que nos llevamos.
Por otra parte, has de saber, puestos a hablar de batallitas, que yo hice la mili precisamente en Ilerda, en los cuarteles de Gardeny, donde me han dicho que ahora hay terrazas y carpas en verano para tomar gin-tonics. Buen cambio.
Y, por último: eso de "cuidadín, cuidadín", nada majete, que yo fui Cabo Primero y, por lo tanto, podría hacer que te cuadraras ante mí: "Firmes, coño". Ja, ja.
Veronicia, no sé qué es peor, si hablar de la mili o fregar los platos.....
Modestino: Granada 0, Betis 4. La jornada comienza perfecta para el Real Zaragoh!za.
Buen fin de semana a tod@s.
Sí Brunetti, palo gordo para el Granada. Yo también aprobé el curso de Cabo 1o....
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