El lunes falleció en una habitación del Hotel Ritz de Londres Margaret Thatcher; quien fuera la primera mujer inglesa en llegar a Downing Street contaba 87 años, padecía desde hace tiempo demencia senil y sufrió un ataque cerebral frente al que los médicos no pudieron hacer nada. Thatcher fue la primera ministra británica de 1979 a 1990 y se convirtió sin duda en uno de los personajes políticos más importantes del mundo, vivió e influyó en un tiempo en el que cayó el Muro de Berlín y desapareció la Unión Soviética, con una serie de estadistas de primera fila que influyeron junto a ella en el devenir de la historia de esa época: Ronald Reagan, Lech Walesa, Mijail Gorbachev, ... y también Juan Pablo II, aunque pienso que aquí estamos ante alguien de una dimensión distinta por aquello de que "mi reino no es de este mundo". Fue Margaret Thatcher, no cabe duda, una persona polémica y no parece que en buena parte de esa línea de opinión pública con tantos seguidores en nuestro país, sea alguien visto precisamente con simpatía. Pero, por encima de todo, a la "dama de hierro" yo la veo como un líder solvente, una mujer con una fe inmutable en lo que decía y que puso los medios para sacar adelante con convicción, energía y coraje aquello en lo que creía: la libertad, la economía de mercado y el predominio de los ciudadanos sobre el estado. Tras su fallecimiento he leído valoraciones muy duras, todas ellas respetables por supuesto, aunque no me gustan, absolutamente nada, esa especie de anhelos totalitarios que pululan por el aire, ese afán por convertir a los estados en unos gigantes intervencionistas y controladores frente a quien, con sus errores y sus decisiones tan opinables, fue un adalid del respeto a la iniciativa privada, consiguió reducir el papel del Estado en la economía, logró vencer el reto de recompensar el esfuerzo individual frente a la cultura del subsidio. Como decía hoy Cristina Losada -¡qué bien escribe esta chica!- Thatcher era quien era por el trabajo, el esfuerzo, la dedicación, la constancia. En el telediario han aparecido grupos de personas celebrando en zonas de Londres y Glasgow la muerte de quien fuera primera ministra, en una muestra más de la catadura de algunos, aunque yo me quedo con los ramos de flores dejados junto a la sede de Downing Street y con el silencio respetuoso de muchos que no compartieron ni sus ideas ni sus decisiones.
Márgaret Thatcher era la líder del partido conservador, un calificativo que para muchos supone ya una tacha imperdonable, un epíteto que parece desearían desapareciera del diccionario; ella no lo tuvo fácil y tras décadas en los que los "Torys" tenían como "númber one" a representantes de la más consolidada aristocracia londinense y británica, Thatcher, siendo mujer e hija de un tendero, supo estar en su sitio, luchar por un puesto y llegar al máximo. Y esta mujer no llegó a líder de su partido y a "Premier británica" por la necesidad de cubrir cuota femenina alguna, sino por méritos propios. Su papel en la guerra de las Malvinas, en las luchas contra los Sindicatos, en las huelgas de los valles mineros de Gales, ... fue discutido por muchos, y opiniones las hay para todos los gustos, pero creo que nadie le podrá negar su liderazgo y su tesón político. Thatcher estuvo en la cresta de la ola en una época tan especial como difícil, la década de los 80, un tiempo que para quienes nacimos a finales de los cincuenta tiene un significado entrañable, en cuanto fue el tiempo de la plenitud de nuestra juventud, los momentos en los que nos iniciábamos profesionalmente y nos enfrentábamos a un mundo muy distinto al de hoy, una época que añoramos, no se si por las propias circunstancias de la misma o, simplemente, porque éramos más jovenes. En las redes sociales, ese lugar tan formidable en el que en ocasiones se opina con ligereza, frivolidad y desconocimiento, sigo leyendo a algunos veinteañeros -y otros más mayores- afilando sus cuchillos ante la noticia de la muerte de la "dama de hierro", y es lógico porque hay pluralismo y porque a todos nos falta en ocasiones cierta perspectiva histórica, pero ya me gustaría que hoy y ahora tuviéramos en Occidente -y en España- un líder de esa envergadura. Descanse en paz.
8 comentarios:
Hay ocasiones en que un personaje público me cae mal sin saber porque... Es el caso de M.T. no conozco su vida no conozco su trayectoria política así que debería ser un personaje neutro para mi.
Pero sigue habiendo algo, y llego a la conclusión de que en el subconsciente de mi infancia con la guerra de las Malvinas y la posición proargentina a mi alrededor y la "revancha" con el gol de Maradona contra inglaterra influyeron de tal modo que no es posible para verla positivamente.
En cualquier caso descanse en paz.
Pues fijate, Modestino, que a mi me ha dado penica su muerte...por mucha Dama de hierro y todo lo que quieras, morir sola en un hotel...pienso en mi madre, casi de su misma edad, y como ella con la cabecica mal, sin memoria...y me conmueve el que pudiese morir en esa soledad...
Gracias por la interesante reflexion sobre el significado de su época, nuestra juventud, es verdad
Cuando estalló la guerra de las Malvinas hubo una simpatía generalizada hacia los argentinos, pero los británicos no hicieron sino defender lo que consideraban suyo y con los años se pasó a considerar por muchos que el ataque a las islas no fue sino una huida hacia adelante de los militares argentinos que acabó costando muchas vidas.
Siempre eres bienvenida, Mariapi, efectivamente es una forma bien triste de morir, por mucho que sea en el Ritz.
Una mujer valiente que no dudó en ser fiel a sus principios. No me extraña que se la critique, hoy nadie entiende la ética del trabajo, del esfuerzo, de la coherencia.
Comparto lo que dices al cien por cien.
No cabe duda de que actualmente ya no existen líderes como ella, Ronald Reagan, Gorbachov, Helmut Kohl, Miterrand, etc. Tenían fuerza y convicciones, algo de lo que carecen los políticos que malgobiernan el mundo en la actualidad, quizás con la excepción de Obama.
Por lo demás, Margaret Thatcher no cuenta con mi simpatía. Su forma de entender la sociedad, en la que no creía, no tiene nada que ver con la mía.
No se si Thatcher creia en la sociedad, aunque creo que andaba mas cerca que otros de algo que para mi es fundamental; la prevalencia del ciudadano sobre el estado.
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