Conforme vas cumpliendo años suele aumentar la frecuencia con la que has de acudir a la farmacia; evidentemente no es una regla matemática, pero la segunda mitad de la vida tiende a necesitar más pastillas, jarabes y demás potingues que la primera, y si te entra el capricho de los champús de tratamiento, las cápsulas efervescentes para la digestión o las pastas dentríficas especializadas aún se incrementa el número de veces que traspasas la puerta del referido establecimiento. Por estas razones, me he convertido en cliente habitual de la farmacia, esa circunstancia que hace que surja una relación de empatía con quienes allí trabajan. En este tipo de establecimientos uno funciona con el propósito de ser amable, no andar de sujeto exigente y procurar facilitar una función que puede ser tan estresante como atender al público. Y así las gentiles dependientas de la "botica" a la que suelo acudir -todas son mujeres- suelen obsequiarme de vez en cuando con lo que se denominan unas "muestras", pequeños encases de cremas, geles de baño, pastas dentríficas y similares que los laboratorios distribuyen gratuitamente y sirven para su uso en un par o tres de ocasiones.
Aún recuerdo la primera vez que en la bolsa con los medicamentos me incluyeron unas "cremitas" -así las llamó con gracia y delicadeza quien me las puso- observe cómo la dueña de la farmacia le hacía a su joven empleada un pequeño gesto y ésta inmediatamente pasó a comunicarme que la compra se incrementaba, sin cargo, con unas muestras. Ante semejante detalle uno puede pensar que se le está preparando para que siga optando por comprar allí, o que se le da un trato especial, pero resulta más gratificante considerar que en el fondo es un detalle de cariño, que el "buen rollo" se ha impuesto y pasas a ser considerado un cliente con cierta predilección: fatuo que es uno.
Claro, que no sería la primera vez que al llegar a casa y observar las muestras generosamente añadidas a la compra, compruebo que han incluido algún tipo de crema antiarrugas, con lo que termino pensando en lo viejo qué me habrán visto, y en que cualquier día me llevo un tubito de tinte para las canas, porque -eso sí- de crecepelo no necesito, al menos por ahora. De cualquier manera, son detallitos, esas pequeñas cosas que le robas al día, esos instantes tan intrascendentes como gozosos, porque recibir una muestras en la farmacia no deja de ser una manifestación de que hay alguien que te aprecia, aunque sea de una manera tan simple.
... Y mira que le he sacado jugo a las muestras ...
Aún recuerdo la primera vez que en la bolsa con los medicamentos me incluyeron unas "cremitas" -así las llamó con gracia y delicadeza quien me las puso- observe cómo la dueña de la farmacia le hacía a su joven empleada un pequeño gesto y ésta inmediatamente pasó a comunicarme que la compra se incrementaba, sin cargo, con unas muestras. Ante semejante detalle uno puede pensar que se le está preparando para que siga optando por comprar allí, o que se le da un trato especial, pero resulta más gratificante considerar que en el fondo es un detalle de cariño, que el "buen rollo" se ha impuesto y pasas a ser considerado un cliente con cierta predilección: fatuo que es uno.
Claro, que no sería la primera vez que al llegar a casa y observar las muestras generosamente añadidas a la compra, compruebo que han incluido algún tipo de crema antiarrugas, con lo que termino pensando en lo viejo qué me habrán visto, y en que cualquier día me llevo un tubito de tinte para las canas, porque -eso sí- de crecepelo no necesito, al menos por ahora. De cualquier manera, son detallitos, esas pequeñas cosas que le robas al día, esos instantes tan intrascendentes como gozosos, porque recibir una muestras en la farmacia no deja de ser una manifestación de que hay alguien que te aprecia, aunque sea de una manera tan simple.
... Y mira que le he sacado jugo a las muestras ...
10 comentarios:
Es verdad, está muy bien eso de las muestras. El problema es cuando llevas un tiempo usando una y te gusta, de golpe, ya no tienen más y si quieres seguir usándola hay que comprarla.
Yo tengo dos hermanos que se dedican a la "visita médica" (todo un mundo) y, de vez en cuando, me regalan esos "gadgets" que con publicidad de laboratorios regalan a los médicos. En el despacho y en casa tengo multitud de bolígrafos, post-it, relojes de mesa y cualquier cosa que te puedas imaginar. No sabes lo que me gusta eso.
Reconoce que las mujeres cualquiera que sea el puesto que ocupen, hacen la vida más agradable.
A un dependiente de farmacia ,seguro que no se hubiera atrevido a darte una muestra de crema para las manos o para prevenir las arrugas.
Efectivamente, las mujeres tienen una sensibilidad especial para estas cosas. Saben muy bien tener esos pequeños detalles que te animan el día.
Has conseguido, querido Modestino: en una sola frase, mujeres, sensibilidad especial y - ta-nan! - pequeños detalles!! :)) Un abrazo!!
...alguna vez he adquirido una colonia en un establecimiento, en el momento del pago "me he atrevido" a pedir un descuento (misión imposible) que ya intuyo, entonces pido muestras de esas, y suelen caer más de las acostumbradas.
Que suerte Modestino! yo toda la vida en la misma farmacia y nunca ni un regalito, ni un triste detalle... con los ingresos que tienen conmigo!
Y ya se que si me quedo sin medicación un fin de semana ya me puedo estar muriendo que nada de nada, con el detallito que sería que me adelantaran la medicación...
No importa, el detalle de las muestras conmigo lo suplen las perfumerias... siempre me regalan algo, esa felicidad que me producen los regalitos realmente no se paga con dinero !
Tal vez sea la escasa competencia, Verónicia.
De colonias me he planteado hablar alguna vez amigo Tomae porque hay agresivos enemigos de que los hombres nos pongamos colonia, ... en algún caso es filosofía de la vida, en otros simple racanería.
Me pregunto por qué algunas personas somos tan felices con los regalos y los detalles.
Sonará muy tonto pero cuando me dan algo siempre pienso que bueno es Dios, que bien me cuida, cuanta falta me hacía...
Es bueno encontrar encanto a todo, incluso a lo materialmente simple. Hay exigentes crónicos y trascendentes aburridos.
Hola, es la primera vez que paso por aqui y este me ha parecido un sitio muy agradable...espero volver pronto.
Saludos.
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