La verdad es que podría haber encontrado bastantes títulos menos hirientes para hablar del sensacional equipo que, a las órdenes de Arrigo Sacchi, formo el A.C. Milan entre la segunda mitad de la década de los 80 y la primera de la de los 90, pero no he resistido la tentación de hacer mención de las sucesivas humillaciones a las que sometió el equipo transalpino al Real Madrid de la quinta del Buitre que dirigía, con su vocación ofensiva habitual el holandés Leo Beenhakker. El plantel que éste tenía a sus órdenes era de primer nivel: Butragueño, Hugo Sánchez, Sanchís, Gordillo, Schuster, Fernando Hierro, Buyo, Michel, Martín Vázquez, Sanchís, ... pero nunca pudieron hacer nada ante una auténtica máquina de jugar al fútbol: orden, potencia, calidad y consistencia se aunaban en el Milan de la época.
La base del equipo estaba compuesta, sin ningún género de dudas, por tres holandeses excepcionales: Ruud Gullit, Frank Rijkaard y Marco Van Basten, los dos últimos salidos de la enorme cantera del Ajax de Amsterdam y formados en el gran equipo franjirrojo que élaboró Johan Cruyff a finales de los 80, justo antes de llegar como Mister al Barça del "Dream Team" y Gullit en la del PSV Eindhoven: . Holanda siempre ha dado grandísimos jugadores, pero pocas veces se han juntado en un mismo equipo tres futbolistas de la categoría de estos tres. Gullit era una auténtica fuerza de la naturaleza, un futbolista total, capaz de subir y bajar, crear y rematar, un auténtico monstruo; Rijkaard era un jugador elegante, más defensivo que Gullit, pero con la misma capacidad de multiplicarse, mientras que Van Basten era un ariete con una clase excepcional, posiblemente lo más parecido a Johan Cruyff que ha pasado por un campode fútbol: movilidad, elegancia, olfato goleador y capacidad de irse por las bandas definían a un jugador al que maltrataron las lesiones y del que todos recordaremos siempre el fantástico gol que marcó con su selección en la Final de la Eurocopa de 1988 que ganaron los "orange".
Pero en defensa el Milan tenía también jugadores excepcionales, destacando dos nombres míticos en los rojinegros y en la "squadra azzurra": Paolo Maldini y Franco Baressi, ambos, junto a Tazzotti y Costacurta formaban una retaguardia prácticamente imposible de superar. Paolo Maldini ha sido uno de esos grandes del fútbol que han jugado a primer nivel durante toda su vida profesional, un físico imponente -las mujeres aseguran que en todos los aspectos- y una capacidad de anticiparse y contener al rival fuera de toda duda. Baresi ha sido uno de los últimos líberos a la vieja usanza que nos han hecho disfrutar a los que admiramos a Franz Beckenbauer, Bobby Moore o Daniel Passarella; un jugador no excesivamente corpulento, pero que se imponía con una colocación perfecta, rapidez en la anticipación y buen control de balón. Junto a ellos Costacurta, un central sobrio, incombustible y, por encima de todo, regular, Tassotti, de quien Luis Enrique no guarda buen recuerdo, pero que era un formidable lateral derecho y el sobrio meta Galli.
En medio campo el trabajo excepcional de Rijkaard y Gullit era acompañado por dos internacionales italianos de primera fila que luego también triunfarían como entrenadores: Roberto Donadoni, un interior derecho de buena técnica, que sabía regatear y tenía ciertas dotes de genialidad y Carlo Ancelotti, un jugador que siempre estaba bien situado, con una gran capacidad física y buen disparo, ambos realizaban un trabajo excepcional. Junto a ellos compartían titularidad Colombo, un rubio trotón, típico centrocampista trabajador y molesto para el rival -una especie de Gattusso de finales de siglo pasado- y Alberigo Evani, un interior zurdo rápido y eficaz que llegó a jugar la final de la Copa del Mundo celebrada en Estados Unidos en 1994 y que perdieron los "azzurri" con el Brasil de Romario y Bebeto.
Al Milán lo entrenaba Arrigo Sacchi, un gran estratega que lo consiguió todo con los rossoneri, un hombre que supo aprovechar los excelentes mimbres que le fueron facilitados; luego con la selección "azzurra" llegaría a la Final del Campeonato del Mundo en USA, con Baggio como estrella y papeles destacados de maldini, Baressi y Donadoni; vivió su aventura española en el Atlético de Madrid de Jesús Gil, pero aquí no brilló como en su país. El Real Madrid sufrió en San Siro dos de las mayores humillaciones europeas que se le recuerdan, en eliminatorias de años sucesivos -1988-89 y 1989-90-, especialmente en la primera, donde cayó 5-0 y prácticamente no tocó el balón; aún recuerdo como en Cataluña celebraron la "manita" como si el propio Barça hubiera ganado la Champions: así de excesivas son en ocasiones algunas aficiones. Años después, en la Final de la Copa de Europa celebrada en 1994 en Atenas, otro Milán, entrenado por Fabio Capello y con incorporaciones del nivel de Desailly, Boban, Savicevic, Albertini y Massaro a quien barría era al "Dream Team" de Cruyff con un sonrojante 4-0, pero a mí me gustaba más el de Sacchi: auténtico fútbol "pata negra".
11 comentarios:
El equipamiento del Milan es muy bonito, el rojo y negro favorecen mucho, y los italianos con gran sentido de la moda con sus equipaciones marcan tendencia. Pese a jugar este partido con un pantalon blanco... una combinación poco favorecedora.
El primer equipamiento del Madrid, blanco, resulta algo soso... y sucio (de toda la vida el blanco es muy sucio incomprensible para jugar al fútbol). En cambio el segundo actualmente de color azul oscuro es mucho más favorecedor.
En este partido el Madrid jugó de manga larga y el Milan de manga corta...
Éste es el tipo de cronica deportiva con que amenizo los partidos, se comprende porque mi presencia es tan apreciada:))))
Un saludo Modestino!
A mí me gusta más la camiseta de la Juventus.
Ahora que está tan de moda el Barcelona y está haciendo historia pulverizando todos los récords, creo que hay mucha similitud con la situación de aquella época; un gran Madrid, con jugadores de talla mundial que posiblemente lo ganaría todo si no se encontrara con un equipo que cada vez que lo enfrenta, lo vapulea. Otra característica similar con aquel Milán es que su juego es innovador; el equipo de Sacci basaba su estrategia en: 1.presionar por todo el campo (excepto al portero, en esa época podía coger el balón con la mano después de uan cesión) lo cual lo hace también el Barça de Guardiola, aunque lo hace un poco más cerca del portero rival con lo cual su defensa igualmente está más cerca del campo rival (casi en el centro del campo).
Estoy de acuerdo. Está claro que el trío holandés eran las figuras, pero Baresi, Maldini, Donadoni, ... ¡qué jugadores!.
2. provocaban el fuera de juego a través de Baresi (en aquella época se pitaba el fuera de juego con respecto a cualquier jugador adelantado, ahora solo se pita al que influye en la jugada) el cual era un maestro en buscar rápidamente al jugador que iba a recibir el balón para dejar a su equipo en fuera de juego; esto lo hacían en fracciones de segundo con lo cual era difícil de contrarrestar. El Barça actual se defiende a través de la posesión del balón. La consigna es muy sencilla: si yo tengo el balón ya puedes tener tú a los mejores del mundo, que sin balón no me harán daño. Y lo más llamativo del equipo español es que no hay posiciones fijas, los jugadores intercambian posiciones cuando se ataca y un lateral derecho puede aparecer por la izquierda o en el centro, se juega sin delantero centro ya que cualquiera puede aparecer en esa posición, y en cuanto un jugador abandona una posición otro la ocupa inmediatamente. Una delicia para los ojos de los amantes de este deporte.
Modestino, está claro que un sistema por bueno que sea sólo puede convertir a un equipo en inolvidable si tiene jugadores muy por encima de la media y estos dos casos lo corroboran. Me olvidaba de otra semejanza... la manita :-)
Estamos hablando del 5-0 Milan Real Madrid Sr Cantoná...
"tan de moda el barcelona!!"
Veo que no te han traido la enciclopedia de fútbol los reyes Veronicia; para el próximo año espero que ya sepas que cuando la gente grita "vaya chilena" no es una chica de Chile que irrumpe en el campo de juego :-)
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