El otro día vi la película "Chantaje a una mujer", una incursión de Blake Edwards en el cine de suspense que resulta bastante entretenida e interesante; y me hizo gracia comprobar que el "malo-malísimo" del film era nada menos que Ross Martin, un ilustre secundario cuya imagen tenía bien grabada desde mi infancia por su papel de Artemus Gordon en "Jim West", una serie televisiva que tuvo un singular éxito en nuestro país en aquellos tiempos de enlace entre la década de los 60 y la de los 70. Tanto Jim, representado por Robert Conrad como Artemus eran agentes del servicio secreto y se encontraban situados en el viejo oeste americano durante la administración del presidente Ulysses S. Grant. La serie era una original combinación de Western, espionaje, ciencia ficción, artes marciales, y situaciones rocambolescas envueltas en acción, melodrama, y comedia; recuerdo perfectamente que me dí cuenta desde el principio que no estábamos ante una de las tradicionales americanadas, pues ni era una serie del Oeste "ad hoc", como lo podían ser "El virginiano" o "Bonanza" ni se trataba de unos episodios de espías y agentes secretos, como el caso de "Misión Imposible" o "El agente de C.I.P.O.L.". Se convirtió enseguida en un programa con la categoría de clásico y serie de culto.
Jim West era el típico agente "guaperas" que iba rompiendo corazones y, por supuesto, peleando por que ganara el bien, con la peculiariedad de ser una especie de arsenal ambulante, utilizando artefactos prototipo del siglo XX. Artemus Gordon era el complemento perfecto: poseía conocimientos enciclopédicos para inventar muchas de las armas utilizadas en sus misiones, estando dotado de la capacidad camaleónica de disfrazarse para caracterizar a todo tipo de personajes. Ambos viajaban en un tren por todo el oeste, enfrentándose a peligros surgidos de indios, científicos locos, revolucionarios, matones e incluso en ocasiones hasta zombies. El papel de villano solía correr a cargo del cantante Michael Dunn, un enano que encarnaba al Dr. Miguelito Loveless. Las peculiariedades físicas del actor le convertían en un malvado muy especial, dotado de una perversidad específica.
Resultó llamativo que Robert Conrad hacía las escenas de peligro en persona, y así boxeó, montó a caballo, se peleó con todo el mundo, hizo acrobacias, ... costándole todo ello más de un accidente. Conrad y Martin se compenetraban perfectamente, el primero aportaba su condición de seductor y de valiente, mientras que Ross Martin, en la realidad y en la ficción, ponía el ingenio y la profesionalidad. Uno y otro formaron parte de la infancia de muchos que, aunque en ocasiones no entendíamos demasiado el argumento, lo pasamos pipa con esta pareja.
Jim West era el típico agente "guaperas" que iba rompiendo corazones y, por supuesto, peleando por que ganara el bien, con la peculiariedad de ser una especie de arsenal ambulante, utilizando artefactos prototipo del siglo XX. Artemus Gordon era el complemento perfecto: poseía conocimientos enciclopédicos para inventar muchas de las armas utilizadas en sus misiones, estando dotado de la capacidad camaleónica de disfrazarse para caracterizar a todo tipo de personajes. Ambos viajaban en un tren por todo el oeste, enfrentándose a peligros surgidos de indios, científicos locos, revolucionarios, matones e incluso en ocasiones hasta zombies. El papel de villano solía correr a cargo del cantante Michael Dunn, un enano que encarnaba al Dr. Miguelito Loveless. Las peculiariedades físicas del actor le convertían en un malvado muy especial, dotado de una perversidad específica.
Resultó llamativo que Robert Conrad hacía las escenas de peligro en persona, y así boxeó, montó a caballo, se peleó con todo el mundo, hizo acrobacias, ... costándole todo ello más de un accidente. Conrad y Martin se compenetraban perfectamente, el primero aportaba su condición de seductor y de valiente, mientras que Ross Martin, en la realidad y en la ficción, ponía el ingenio y la profesionalidad. Uno y otro formaron parte de la infancia de muchos que, aunque en ocasiones no entendíamos demasiado el argumento, lo pasamos pipa con esta pareja.
5 comentarios:
Ross Martin repitió a las órdenes del gran Blake en "La carrera del siglo", en la que interpretaba al barón von Stuppe (vaya nombre). En cuanto a Robert Conrad, ¿cómo olvidarle en "La nueva Cenicienta" junto a nuestra prodigiosa Marisol? No hacían mala pareja (en la peli, claro) pese a la diferencia de edad: él ya tenía sus 35 añitos mientras que ella seguía siendo una adolescente.
Sí, "Jim West" era una serie dinámica, sofisticada y divertida de la que los que tenemos cierta edad guardamos un buen recuerdo, cosa que no se puede decir de aquel desgraciadísimo remake cinematográfico protagonizado por Will Smith y Kevin Kline. Y eso que Kenneth Branagh estaba gracioso como Dr. Loveless, pero no borraba el recuerdo del actor de la serie original. Michael Dunn no era en absoluto un mal intérprete. Incluso llegó a ser candidato al Oscar por "El barco de los locos", en la que, cómo no, era el enanito que introducía el múltiple drama.
No recordaba la intervencion de Robert Conrad en "La nueva cenicienta", ni la de Ross Martin en "La carrera del siglo", una de las favoritas de mí infancia.
En las películas del Oeste de esa época, al parecer se doblaban al español, por hispanoamericanos, por lo que algunas frases eran casi cómicas :“No debiste cruzar el missisipi” o “Los americanos seremos unos paletos pero tenemos agallas”;”Que bien luces linda” .
O "vete a tu recámara y ponte la piyama" ...
Publicar un comentario