Hay palabras que cuando las pronunciamos se nos llena la boca y a lo mejor aún estamos lejos de ser mínimamente coherentes con lo que significan. El pluralismo puede ser uno de esos conceptos al que se recurre con frecuencia sin que su uso equivalga necesariamente a la utilización general de una forma de hacer, una actitud.
El pluralismo, la diversidad y la tolerancia son valores irrenunciables, que asumen la forma de un ideal al que aspirar, a partir del hecho evidente de que somos distintos, y hemos de respetarnos como somos, distintos, con opiniones, estilos de vida y valores diferentes. Por eso, uno empieza a ser plural no cuando se limita a aceptar un punto de partida democrático, a asumir que todos somos iguales y tenemos derecho a votar, cosa que por otra parte debería darse por supuesta, sino en el momento en que reconoce que hay personas distintas, que tiene otra visión de la vida, otro origen y otra educación y está dispuesto no sólo a respetar esas peculiariedades, esas opiniones, sino a defender que existan.
Vivimos en un país en el que el siglo XX pasó marcado por una división radical en torno a dos posturas, las famosas dos Españas, bipolarización que deja como legado una tendencia natural al enrocamiento, al "si no estás conmigo estás contra mí". Tal vez alguno piense que la radicalidad y el inmovilismo solamente arraiga a un lado del marco político, del que sería un exponente caricaturesco el típico "facha" que dibuja Forges -que existe en la realidad, por otra parte- pero ejemplos los tenemos en todos los escaños y de todos los colores. Porque tan poco pluralismo se ve en determinadas publicaciones digitales y semanarios cercanos al nacional-catolicismo como en esa especie de camarilla pseudo-progre que forman algunos de los más afamados titiriteros del momento.
Un pluralismo bien entendido comienza por resistirse a la tentación de imponer cualquier ideología en general o postura en concreto, especialmente si se ostenta el poder; el pluralismo exige por lo tanto no sólo respeto a la opinión distinta y a las minorías, sino poner los medos para que se pueda ejercer esa discrepancia, es decir, que se garantice el derecho a la libertad y lo que éste conlleva.
Y es que no basta con permitir la opinión contraria, hay que aprender a convivir con las personas que la mantienen; gracias a Dios no vivimos en un ghetto, en una burbuja; la apertura de fronteras, la riqueza plural de nuestra sociedad, el aumento del nivel de vida, ... ha traído una sociedad mucho más rica que aquella en la que nacimos; todo esto tiene un peligro: que haya quien caiga en la tentación de encerrarse en sus posturas y sea incapaz de admitir aquello que no estaba acostumbrado a ver. Hay que aprender a cohabitar con los contrarios, los diferentes, los que son como el negativo de nuestra foto.
El pluralismo tiene otros obstáculos bien distintos; uno de ellos es la esclavitud de lo políticamente correcto, la dictadura que lleva a imponer determinadas formas de pensar, a que imperen determinadas modas o el miedo a parecer demasiado conservador o excesivamente remilgado o poco moderno. Este peligro tiene una doble vertiente: la del que incurre en él, posiblemente por poca formación y falta de personalidad y la de quienes lo fomentan, tal vez involuntariamente, pero que no dejan de ser más que una nueva especie de tiranos.
Pienso sinceramente que nos encontramos en un momento en el que no está generalizado un pluralismo autentico y real; se intuyen intentos voluntaristas de tolerancia y respeto, se argumentan deseos y talantes, pero a la hora de la verdad el debate político, las tertulias televisivas o radiofónicas, los periódicos de mayor tirada, .. no parecen capaces de escapar de la tentación sectaria, el clientelismo político y la opinión sesgada.
Fotos: www.lacoctelera.com; lacomunidad.elpais.com; firmasdefaces.blogia.com; www.andaluciaimagen.com; toospaentro.blogia.com
10 comentarios:
Buen repaso Modestino. Aquí no se salva nadie. Basta decir primero que tu eres muy pluralista y luego dices lo que quieres.
Respetar no es sólo no escupir,pegar o matar al que piensa como tú sino discrepar sin herir ni ridiculizar.
Y otra cosa básica: se está instalando la idea de que quien piensa diferente no es bueno ni leal. Cuidado ¡¡¡¡ Se puede y se debe discrepar con fundamentos, razones y respeto a la personas y a las ideas, y no pasa nada,eso faltaba. Lo que desacredita al discrepante razonable es el que lo hace fuera de esos cauces cabales. No se puede discrepar de una idea personal diciendo de una madre que las lágrimas por la muerte de su hijo son de cocodrilo.... Esas discrepancias son más peligrosas para la libertad que muchas otras conductas.
Por todo ello, bienvenida la diferencia y el pluralismo, y el sistema que los permite y defiende.
Ojalá pudiéramos darnos cuenta de lo mucho que se puede aprender escuchando - despacio y de verdad - a los demás, y poder gritar juntos,
¡¡¡ Viva la COPE, y viva la SER ¡¡¡
No, no se salva nadie; tengo que reconocer que al escribir el hilo no he podido evitar en pensar las veces que yo mismo he pecado de esa falta de pluralismo que criticaba. No obstante, no se si he conseguido expresar muy bien lo que quería, pues hoy ando bastante espeso.
Es posible que una forma de hacerse más abierto sea viajando, conociendo mundo y conociendo gentes; no caer en el error de encerrarse en un ambiente.
También es importante la capacidad de autocrítica, descubrir no solamente nuestros errores, limitaciones, etc .... también los de quienes nos inculcaron nuestras ideas -que no es incompatible con seguir queríéndoles, admirándoles y haciéndoles caso- y de nuestro particular "micro-clima".
Y también aprender a ponernos en el lugar del otro, a hacernos cargo de la situación, las circunstancias, las peculiares historias personales del prójimo.
Está bien eso de aunarnos a gritar Vivas a la SER y a la COPE, y a quien haga falta, aunque desde esas cadenas no se si algunos tertulianos han contribuído demasiado a fomentar el pluralismo. No se a quien oí una vez que este pais mejoraría mucho si durante una temporada los lectores de "ABC", "La Razón" o "El Mundo" leyeran "El País" y viceversa. Si haces el experimento a título personal ves que resulta.
En general, no obstante, se observa en los comentaristas políticos poca flexibilidad; en elperiódico de aquí, "El Diario del Altoaragón", donde escriben varios de ellos en columnas de esas contratadas que se repiten en la prensa de toda España,resulta llamativo comprobar como sobre temas similares ofrecen versiones prácticamente contradictorias. Tal vez la exepción sean, en mi opinión, Fermín Bocos y Julia Navarro-creo que ademas son matrimonio-, a quienes veo menos apasionamiento y mucha más ecuanimidad, lo que les hace, a diferencia del resto, menos previsibles.
Yo conocí un agente de la CIA :)) que llevaba viviendo en el extranjero muchos años y que no soportaba los americanos que le aparecían, año tras año, y parecían más o menos clonados, sobretodo los funcionarios de la Embajada (embajadores muy incluidos). Él decía muchas veces a esa gente: (se podía permitir algunas libertades, porque era muy senior y creo que les había prestado servicios totalmente inenarrables) “Si tienes algo nuevo que decir, dilo, si no, no abras la boca, por favor”. Era un comienzo de conversación de efecto infalible.
Conversar es una de las mejores cosas de la vida, pero no con gente intolerante: esos se quedan hablando solos, aunque sean muchos, o la mayoría, y son siempre gente muy previsible, sin interés, en mi opinión. Yo veo el patriotismo como una virtud muy resbaladiza, por ejemplo. Viajar es fundamental, sí, pero demoradamente, y fuera de caminos conocidos.
Buena definición esa del patriotismo como "virtud resbaladiza", ... mucho que ver con el nacionalismo, que a veces convierte a personas normales en auténticos talibanes.
No es fácil el tema.
Habría que distinguir entre los comentaristas políticos, que ya sabes lo que te van a decir ( es más, eso es lo que esperas de ellos) y los líderes de opinión. A los líderes de opinión donde mejor los puedes catar es de 10 de la mañana a doce, cuando no hay política, entonces te sorprendes de que no son tan sectarios, o de que el que parece que sí lo es, no es para tanto.
Por ejemplo, Losantos tiene muy buenos colaboradores literarios, sus tertulias culturales son más abiertas que las de Francino. Carlos Herrera, que está políticamente muy cerca de Losantos, es muy liberal de diez a doce.
Julia Otero es muy sectaria de cuatro a siete.Se le ve mucho el plumero, y está a la que salta cuando alguien no opina como ella ( al pobre Prada lo tiene frito)
La Nierga, más de lo mismo. La Cristina, más de lo mismo ( allí tiene de comentarista a Julia Navarro, ejerciendo un papel que sólo se entiende desde el masoquismo).
Ya digo, a esa gente hay que escucharlos cuando no hablan de política.
curthaLa tolerancia se aprende mal en la edad adulta, en mi opinión. Jamás se me olvidará el sentimiento de claustrofobia provocado por el comentario de una criatura muy bien-pensante: "Yo solo compro libros que sé de antemano que me van a gustar".
A proposito: sobre el tema afín de la manipulación de la justicia, te recomiendo vivamente el ultimo libro de John Grisham, "La Apelación". Me parece de lo mejor que ha escrito (y él escribe bien, con algunas terribles excepciones :)) Debería ser de lectura obligatoria para todos los niños que viven en sociedades dichas democráticas. :)) Es implacable - a Grisham no le sobran muchas ilusiones sobre la naturaleza humana. (Esa es otra característica de la gente tolerante - un sentido del humor mucho más elaborado, no te parece?)
http://www.amazon.com/apelación-Spanish-John-Grisham/dp/0307392376
Es verdad que la crítics litraria de "La Mañana" es excelente, la pena es que casi nunca la puedo escuchar. Y es consolador que en la realidad no sean tan sectarios: muchos piensan que hay mucho teatro y puede que tengan razón.
Carlos Herrera me parece muchisimo más suave, al menos en las formas, que Losantos.
Annemarie: te agradezco el consejo de Grisham, porque es un autor que había abandonado. Me habían gustado mucho "El informe pelícano", "Tiempo de matar", "El socio", "El jurado", pero las últimas me parecieron más flojas.
Ahora ando con la segunda entrega de la trilogía "Millenium", después está "El chino" y luego guardaré hueco para Grisham.
Llego tarde, Modestino... Bueno, decirte que me ha gustado mucho el post. Real, muy real.
Si me lo permites, te cuento que me ha recordado al 23 F.Todos los universitarios en el Paraninfo de la Central de Barcelona. Yo metí la pata... Y un compañero dijo, con voz rotunda: pluralismo, libertad de expresión, toleracia... Excepto para quienes, haciendo uso de ello, nos lo pueden quitar. Me hizo pensar. Por respeto al pluralismo, ¿se puede defender a los que no creen en él y nos lo pueden arrebatar?
Igual digo una tontería.
Saludos
No se responderte. Yo en 23 F lo viví en vivo y en directo haciendo la mili en el mismo Valencia. Yo no encuentro ninguna justificación a un Golpe de Estado y el del 23 F me pareció una irresponsabilidad completa.
No, si yo tampoco. La idea era ¿tolerancia para los intolerantes? .
Un saludo y me voy al post de hoy
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