17 de febrero de 2009

Otra triste historia

La desaparición de la joven sevillana Marta del Castillo ha tenido el final dramático que casi todos temíamos; su ex-novio ha confesado haberla matado y los especialistas siguen buscando el cuerpo de la desdichada joven en las aguas del Río Guadalquivir. Por desgracia, ya nos hemos ido habituando a noticias de este tipo, aunque afortunadamente seguimos teniendo la sensibilidad de impresionarnos e indignarnos ante casos como éste.


Como siempre, los programas de televisión llevan tiempo desmelenados con el tema y algunos parecen competir en morbo y tendenciosidad. En estos temas, como en los demás, es muy importante la información, no me cabe ninguna duda de que ha de haber luz y taquígrafos; el problema viene cuando al ejercicio del derecho de información se suman el afán desmedido de obtener exclusivas, el placer por la sal gorda, la visión retorcida o la interpretación subjetiva de la noticia y la ignorancia más absoluta en temas jurídicos y de Justicia.

Como en otras ocasiones, en cuanto saltó la noticia de la confesión del presunto asesino miles de voces salieron a la calle para reclamar Justicia; es lógico, comprensible .... hasta necesario; el dolor de sus padres, de sus familiares, de sus amigos, ... me mueve a la comprensión y a la solidaridad, aunque si me tocara a mí creo que agradecería que me dejarán vivirlo en la intimidad, sin someterlo a los ojos de toda España. Las indignaciones populares son lógicas, inevitables, aunque en algunas manifestaciones, en ciertos comentarios no puedo evitar intuir una visión justiciera que no me gusta. Sinceramente, creo que un delito tan grave debe de ser castigado con severidad, y si es cierto que las penas se cumplen con permisividad, es algo que debería corregirse, pero también pienso que la Justicia, en mayúsculas, concebida como ese valor constitucional que recoge el artículo 1 de nuestra Carta Magna, tiene poco que ver con la venganza e incluye también la consideración de las circunstancias que benefician al reo.

No puedo evitar exponer aquí algo que posiblemente ya haya expuesto en este foro, pues se trata de una idea arraigada, y es que la Administración de Justicia es el castigo, no la solución. Hay que exigir a la Justicia que actúe rápido y con eficacia, sin excusas ni "tiquismiquis", pero no olvidemos que la muerte de esta chica nos tiene que llevar a otras conclusiones, a profundizar, por ejemplo, en las circunstancias de su verdugo, un joven desnortado de una familia desestructurada. Entre las reacciones a este hecho he encontrado un artículo de Antonio Burgos en ABC, no me agrada del todo el tono en que lo escribe, pero comparto buena parte de su contenido; he aquí un par de retazos del mismo:

«Todos somos Antonio del Castillo». Todos debemos sentirnos como el padre de Marta ante este mundo caótico que estamos organizando con mucho cuidadito. ¿Qué familias estamos creando, qué educación estamos dando en los colegios, qué principios morales y éticos se le han borrado a los jóvenes, de modo que haya quien pueda actuar con la frialdad con que el asesino lo hizo? (...)

(...) ¿Reinserción dice la ley? Pues eso también hay que cambiarlo. ¿Qué reinserción ni qué niño muerto para la escoria de estos monstruos que está produciendo el sueño de la razón de un sistema educativo desnortado y de una sociedad sin principios? ¿Quién va a reinsertar a este monstruo? ¿La misma sociedad que lo ha creado, admitiendo como lo normal lo inadmisible y presentando como conveniente todo lo moralmente aberrante? La misma sociedad que produce estos asesinos fríos y calculadores no puede ser la que los reinserte.



Hechos como éste se repiten demasiado a menudo, es bueno que no nos acostumbremos, pero también sería bueno que nos hicieran pensar. Sinceramente, no se si la solución es el cumplimiento íntegro de las penas, me cuesta negar la posibilidad de rehabilitación a una persona ... pero, de entrada, también habría que pensar en prevenir, en ver que se tiene que cambiar, además de las leyes, para que esto no se repita.


Fotos: www.murcia.com; www.elpais.com

6 comentarios:

Anónimo dijo...

No hay fórmulas magistrales, y todo es opinable, pero pienso que todo pasa por fortalecer la educación y formación de la sociedad desde la infancia. Por encima de religiones e ideologías debemos construir un sustrato común basado en que la persona no puede "desenchufarse" de esa impronta que nos une a los demás, a la sociedad y a la naturaleza.Ese lado sensato y consciente - que puede ser absolutamente diferente - debe evitar que se instale un egocentrismo feroz que nos lleve a hacer sólo lo que proporciona placer o imponer el deseo o nuestro exclusivo interés en cada momento. Esta es la pauta de conducta de muchos desenchufados.

Esta es, además, la llave de la felicidad, o de la amargura más profunda, que nunca se calma y se retroalimenta.. Lo dijo Sócrates, Jesucristo, Confucio, Lao Tsé, Gandhi, ...

Modestino dijo...

Es sabio lo que dices; pero yo añadiría la conciencia de hacer mal.

Decía Vicente Garrido, un psicólogo valenciano especialista en menores a quien le he escuchado decir las cosas más sensatas en esta materia, que una delas claves de los menores conflictivos está en su total ausencia de conciencia de actuar mal.

Javier Urra también tiene comentarios muy interesantes sobre el tema.

De cualquier manera, hay que reconocer que no es nada fácil hacer diagnósticos globales, porque además cada caso es cada caso.

Por otra parte, no dejan de ser llamativas determinadas reacciones y manifestaciones, y así en un mundo tan políticamente correcto, donde se impone, con frecuencia no sin cierta superficialidad, lo progresista, lo avanzado, ves como ciudadanos de a pié se manifiestan con toda rotundidad a favor de la pena de muerte, de la cadena perpetua, ... en contra de cualquier garantismo. Me parece un fenómeno a estudiar.

Y es verdad que no sólo en el cristianismo encuentras los valores; Gandhi, Confucio y muchos otros aportan mucha sabiduría, pero en Europa no me cabe ninguna duda de que históricamente ha sido el cristianismo quien nos ha hecho avanzar, a pesar de la intoxicación de algunos y de los errores de los de dentro.

Anónimo dijo...

Por supuesto Modestino que yo he puesto en la misma fila a Jesucristo y a Confucio sin entrar en mis creencias concretas. Para mi Uno es Dios - literalmente - y otro un ser humano sabio.No obstante debemos buscar datos e ideas que se basen en conceptos extra-religiosos, para no herir, para que la gente no reaccione en contra apriori, etc. Creo que una vez hablamos que detrás de muchos valores zapateriles - mujer, homosexuales,0'7 %, - está el cristianismo, aunque ellos lo llamen de otra manera.

Modestino dijo...

Si una vez hablamos de eso, aunque me parece que es de lo poco que no acabo de compartir de tan larga conversción. No le niego ni valores ni buenas intenciones a nuestro presidente, pero me parece audaz ponerle como adalid del tema...;)

sunsi dijo...

Modestino... no añado nada. Sólo decirte que estoy 100% de acuerdo tanto con el post como con el comentario. De hcho acabo de comentar en el mío algo parecido... aunque mucho más torpe en su forma.

Hoy he estado semihospitalizada por a mañana y me he dado el gusto de ver la tele un ratito por la tarde. He escuchado a Javier Urra. Pienso que los tiros van por ahí...

Un saludo y, como siempre, gracias por el post.

Chula la nueva foto...

Modestino dijo...

"Cada día que pasen en la cárcel sea un infierno para ellos" ... así se ha manifestado esta mañana la madre de Marta del castillo.

Yo la comprendo, y si estuviera en su situación es probable que me planteara, deseara y dijera lo mismo ..... Pero me resisto a admitir que hayamos llegado a este punto.