10 de abril de 2017

En el prematuro e inesperado adios de Carme Chacón


Cuando ayer recibí vía washapp el enlace del diario "El Páis" digital con la noticia de la muerte repentina de Carme Chacón, mi primera reacción fue de incredulidad: me parecía imposible que de la noche a la mañana una persona joven, a la que siempre había visto en plenitud, con esos aires de mujer preparada y valiente, desapareciera de este mundo para siempre. A dicho sentimiento se unió inmediatamente la tremenda impresión que produce la muerte de alguien conocido, aunque lo sea vía medios de comunicación, sobre todo cuando es alguien a quien le quedaba tanto por dar.

Mi único encuentro con Carme Chacón tuvo lugar en un curso organizado por el Centro de Estudios Jurídicos. En esa ocasión ella dio una charla en materia de violencia de género. La vi como una mujer comprometida -¡mucho!- con la causa, y con llamativo afán por transmitir a su audiencia la fuerza y la necesidad de ese compromiso. Creo recordar que en un principio caí en el error de pensar que su discurso era poco jurídico, hasta que me di cuenta, como en otras ocasiones, que a los juristas nos hacen muchas más bien aquellos mensajes que nos apartan del "salón", del "laboratorio",  para ponernos directamente en contacto con la vida misma.

Carme Chacón fue Diputada, Ministra de Vivienda y de Defensa y no hace mucho disputó a Alfredo Pérez Rubalcaba el liderazgo del PSOE. Todo esto, su carrera política en su globalidad, me hace caer en la cuenta del valor de esta mujer, de su categoría humana. Padecía una grave enfermedad de corazón, al parecer congénita, algo que ignorábamos casi todos ... un mal que supo llevar con discreción, sin servirse de él de ninguna forma. Y sabiendo de su enfermedad y de su riesgo, quiso dedicarse a una tarea que supone esfuerzo, stress, preocupaciones, tensiones, ... tanto como para aceptar ser ministra, para pretender asumir el timón principal de uno de los dos partidos principales de España. Cada cual podrá interpretar el detalle como quiera, para mí supone una gran dosis de generosidad, de disposición de servicio, de asumir una vida posiblemente más corta -desgraciadamente, así ha sido- para cumplir sus anhelos y entregar a los demás sus talentos.

Descanse en paz Carme Chacón.

1 comentario:

Anónimo dijo...
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