17 de abril de 2017

Tiempo de Pascua, deseos de paz

 
"Que en los momentos más complejos y dramáticos de los pueblos, el Señor Resucitado guíe los pasos de quien busca la justicia y la paz; y done a los representantes de las Naciones el valor de evitar que se propaguen los conflictos y de acabar con el tráfico de las armas".

Esta frase forma parte del mensaje del Papa Francisco pronunciado ayer con ocasión de la Pascua de Resurrección. El Santo Padre realizó un largo repaso de los dramas que sacuden al mundo como las guerras, la inmigración o el desempleo; abogando con especial énfasis por Siria, Irak, África, Latinoamérica y Europa. El discurso no tiene desperdicio y vale la pena dedicar un rato de nuestro tiempo a leerlo y meditarlo un poco ... porque podemos pensar que poner los medios para mejorar la situación corresponde a otros, olvidando que todos podemos hacer algo para promover la paz, que las metas altas son cosa de todos.

La vida sigue y el mundo continúa su marcha. Cada cual tenemos nuestros quehaceres, nuestras preocupaciones y nuestros agobios, corriendo el riesgo de no ser conscientes de la importancia del momento, de los peligros que nos acechan. Podría parecer que los dramas lejanos -Irak, Siria, Sudán, Somalia, ...- nos pillan de lejos y, aunque tengamos sentimientos y haya noticias, escenas que nos duelan e impresionen, podemos seguir cayendo en ese egoismo de sentirlos como algo lejano que, además, nunca nos va a suceder a nosotros, tranquilos  modernos europeos. No es bueno vivir ajenos al dolor del prójimo ni andar confiados cuando la historia nos demuestra que es muy fina la línea que separa la tranquilidad más cotidiana del dolor y la destrucción.

Cuando das un garbeo por la prensa más reciente compruebas que hay un señor por el lejano oriente amenazando con guerras nucleares, mientras al otro extremo un nuevo mandatario con aires de sheriff del lejano Oeste evidecia pocos escrúpulos para atacar y usar bombas de gran potencia. Entre uno y otro tampoco asoman personas y situaciones que tranquilicen: yihadismo, terrorismos varios, ... por no hablar de quien anda por Rusia reeditando guerras frías. Da la impresión de que hay demasiados personajes estirando la cuerda, que pueden más ambiciones y afanes de dominio que deseos sinceros de  paz y prosperidad para todos.

Son tiempos convulsos, no nos deberían coger ni despistados ni con los brazos cruzados.



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