Hace unas semanas alguien que me parece me comprende bastante me mandó el enlace a una de esas magníficas entrevistas de contraportada de La Vanguardia; el protagonista era esta vez un joven profesor, economista, a quien conocí hace bastantes años. El titular ya me resultó atractivo y comprendí que "nos íbamos a entender": "El afán de perfeccionismo nos hace incompetentes". No obstante, entre las palabras del personaje hubo unas que me encantaron: "Hay que planificar sin decimales. El exceso de gestión nos lleva a descarrilar, perjudica nuestro trabajo y nos hace incompetentes". Al leer esto agradecí infinitamente el detalle de quien me había remitido la entrevista, y sentí esa sensación medio grata medio vanidosa de quien entiende que ha recibido un aval sólido a sus criterios y modos de hacer.
No es que lo que diga el viejo conocido haya de ser palabra de Dios, pero viene avalado por una entrevista solvente y un prestigio cierto; y sí, me he cansado de los decimales, he llegado a la conclusión de que no son necesarios. Mejor sumar, restar, multiplicar y dividir a base de redondear y olvidarse de fijaciones y minucias. No negaré que sea bueno cuidar los detalles, faltaría más, pero no se trata, creo yo, de pretender tener todo asegurado, llegar al agotamiento -propio y ajeno- a base de estrujarse la cabeza buscando hasta el último reducto de perfección, querer tenerlo todo previsto, aspirar a las plenas seguridades.
Sí, he decidido suprimir los decimales de mi vida.
http://www.lavanguardia.com/lacontra/20120924/54351763371/la-contra-gabriel-ginebra.html
11 comentarios:
La perfecciøn solo lleva a la frustraciøn. Un beso
Tengo el libro, y sé del autor ...aunque a mi juicio (o prejuicio) "los de letras" vivís un poco de este cuento.
La décima, la octava o la milésima no son más que otro tipo de herramientas para explicar una realidad.
No creo que sea una cuestión de ciencias o letras, amigo.
Alguien dijo una vez que cuando todo un presidente de un país se felicita por ejemplo, por una décima de inflacion es que hace tiempo que se ha perdido el norte. Gracias por promocionar mis propuestas. Gabriel Ginebra
No se si he utilizado tus tesis para arrimar el ascua a mi sardina ... :)
Jajajaja Modestino, hasta en el Fútbol ese último minuto 1/180 parte del partido es crucial!!! ;)
Hoy he descubierto con una cliente aquel .. principio de Peter.
"... las personas que realizan bien su trabajo son promocionadas a puestos de mayor responsabilidad, tal que cuando no pueden formular ni siquiera los objetivos de un trabajo, alcanzan su máximo nivel de incompetencia".
Y mi opinión es que el nivel de incompetencia de muchos es muy parecido al nivel de competencia de los que distan pocas décimas (o centésimas) de aquellos...
¿le llamamos suerte a esos decimales?
:)
Hay que mantener al máximo la exigencia en el trabajo, Tomae, no creo que nadie discuta eso ... yo cuando escribí esta entrada pensaba más bien en determinados excesos, en lo que ocurre cuando la exigencia se convierte en manía, en obsesión...
En fin, creo que el amigo Modestino está hablando de lo que comúnmente se denomina "orden de magnitud"
Me explicaré con un ejemplo.
...
Un catedrático de la Escuela de Caminos propuso un problema en el que había que calcular la altura de una ola en un temporal determinado.
Tras procelosos cálculos el alumno aventajado obtuvo:
0,00000000000005478 m.
El paciente catedrático le propuso repasar los cálculos.
Obtuvo el siguiente resultado:
0.00000005478 m.
Céntrese muchacho, le inquirió el profe al alumno.
Tras repasar las comas y las multiplicaciones el exigente alumno obtuvo una ola de:
5.478,00 m. capaz de arrasar algunos de los picos más altos de Los Alpes.
...
Exasperado, el catedrático dispuso que el peor alumno de la clase lo intentara.
Y sólo podía usar reglas de tres.
Osea, la cuenta de la vieja.
Tras dos minutos de cálculo básico, el peor alumno de la clase obtuvo el siguiente resultado a la primera:
Poco más o menos medio metro.
...
El catedrático, ante la respuesta correcta, efectuada en un tiempo razonable, y con un resultado acorde a las necesidades de la navegación, lo dijo:
Será usted un gran ingeniero.
Y luego mandó arrojar por la ventana todas las calculadoras científicas que había en clase.
...
Un bedel que barría el patio, quien estaba a punto de jubilarse, al ver la lluvia de calculadoras científicas que de pronto se precipitaron al patio, sentenció con la mirada de quien ha visto lo mismo muchas veces:
"Ya empezamos, igualito todos los años"
Me ha encantado tu anécdota, Driver, a pesar de ser yo de letras puras.
Modestino, he entendido perfectamente tu metáfora sobre el decimal y no puedo estar más de acuerdo contigo.
¡A la merda los perfeccionistas! (con perdón). Pesaos que son esos tíos, coñe.
Salud!
Gran anécdota, Driver¡¡¡
Esta entrevista parece llevar dedicatoria, Modestino. Me ha apasionado su lectura y la interpretación que le has dado.
Un abrazo, jurisconsulto.
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