Llegó el día señalado y Lisboa se vistió de gala; Atlético de Madrid y Real Madrid pelearon hasta la extenuación -literalmente- para ganar unos la décima y otros la primera, aunque a la hora de la verdad lo que vimos fue un despliegue informativo espectacular, un estadio lleno de luces y colores, unos jugadores sometidos a una tensión llamativa y bastante poco fútbol. El espectáculo estuvo más en las gradas y en el palco, donde los "prebostes" se apelotonaban, con u Rey Juan Carlos que parecía dormirse y un presidente del Gobierno al que se intuía contenerse ante los goles blancos, no fuera a ser que perdiera alguna papeleta colchonera.
No me atrevo a calibrar si el resultado fue justo o no; sin lugar a dudas fue abultado, pues hubo bastante igualdad y de ninguna manera los atléticos merecieron tantos goles en contra. Es más, aseguraría que hasta bastante más allá del minuto 70 los hombres del "Cholo" Simeone habían controlado perfectamente el partido y eran acreedores de la ventaja que llevaban en el marcador. En el último cuarto de hora de partido, no se si por agotamiento o por táctica el equipo del Manzanares dejó todo el campo para su rival y aunque tardó, el empate se veía venir. Por cierto, no comparto las críticas a los cinco minutos de prórroga decretados por el árbitro: hubo cambios, lesiones y alguna pérdida de tiempo ... a lo que cabe añadir que el gol de Ramos llegó pasados algo menos de tres minutos.
El partido del Atlético de Madrid estuvo a la altura de toda su temporada: una lección de entrega y esfuerzo, con los jugadores perfectamente colocados, sabiendo cada uno lo que tenía que hacer y sometiendo al rival a una presión agobiante. Aunque fue para enmarcar el partido de sus centrales, Miranda y Godín, quiero destacar a dos jugadores a los que tengo especial cariño por su pasado zaragocista: David Villa, un hombre que puede parecer en el ocaso de su carrera, pero que realizó un trabajo enorme y continuo y Gabi, a quien en Zaragoza se le llegó a negar el pan y la sal, que terminó siendo el alma del equipo y que el sábado estuvo espléndido. Buena nota también para Juanfran, Raúl García y Adrián. Sorprendente el affaire Diego Costa: me parece increíble que en una Final de la Liga de Campeones un entrenador juegue a la ruleta rusa de esa manera.
En cuanto al Real Madrid, pienso que hubo tres jugadores clave: Sergio Ramos, que se ha convertido en un central poderoso y brillante, siempre que no se le crucen los cables, y que ha sido decisivo tanto frente al Bayern como en la final; Di María, que al contrario que otras veces, fue creciendo conforme avanzaba el partido y se convirtió en una pesadilla para la defensa colchonera y Marcelo, un jugador cuya suplencia no entendemos quienes disfrutamos con el fútbol de ataque, aún a costa de correr los riesgos propios de quien sólo busca la portería contraria, cuando entró el brasileño el Madrid recuperó frescura y poder ofensivo. También me gustaron Modric, Varane e Isco. A la delantera blanca le tengo que poner mala nota: Benzemá me volvió a parecer un jugador al que le falta inteligencia y pillería para sacar partido a unas indudables cualidades futbolísticas, Cristiano anduvo 80 minutos desaparecido y solamente se le vio cuando tiró un penalty intrascendente y se dedicó a lucir inoportunamente sus músculos pectorales, mientras que Bale pudo convertirse en el "fallón" de la noche: a un jugador que ha costado 100 millones no se le pueden perdonar tres torpezas de ese calibre, aunque el fútbol es así y en un segundo pasó de villano a héroe.
Poniéndome puntilloso añadiría que pienso que sobraban las euforias de Florentino, tal vez porque soy tan antiguo que considero que quien está en el palco debe de guardar las formas, y portarse como un forofo solo se lo consiento a Pertini. Tampoco me gustaron las salidas de tono de Simeone cuando saltó por dos veces al campo, es posible que fuera la pasión del momento, pero intuí cierto afán de protagonismo.
El sábado pasamos unas horas entretenidos,más si como es mi caso aderezamos el partido con buena pitanza y buen caldo, hubo emociones y pasión siempre y presenciamos un partido de fútbol, aunque de éstos los hemos visto mejores.
11 comentarios:
Modestino, sabes que te tengo un gran aprecio y sobre todo mucho respeto. De todas formas, sabiendo que sabes tanto de fútbol y sabiendo que te gustan tanto los dulces...
¿Sabrías explicar brevemente- no hace falta que hagas un post pero estaría bien- cómo conseguir el abdomen de CR7?
PD....es que a mi chica le gusta.
Has realizado una crónica del partido del sábado impecable, como casi siempre.
Por añadir algo al debate, me gustaría comentar algo respecto del llamado "tiempo de descuento". Es un mal endémico que los equipos que van ganando un partido se dediquen a perder el tiempo. No podría afirmar si en la final de Lisboa se debió descontar 3, 4 ó 5 munitejos, pero, desde luego, el At. Madrid jugó con fuego durante el último tramo.
Hace unas semanas, el Valencia levantó en Mestalla un 2-0 contra el Sevilla en un partido realmente memorable de los "chés". Pero en cuanto lograron el tercer gol, se dedicaron de forma casi vergonzosa a perder tiempo: los jugadores valencianistas caían al césped en cada jugada, en cada choque, como fulminados por un relámpago. No era lógico ni de recibo. El final ya lo conocéis todos los futboleros: el conjunto de Nervión logró marcar y clasificarse en el minuto 93.
No digo que me alegrara, pero en ese momento pensé que se lo tenían merecido por indolentes. A veces, la vida te paga con la misma moneda que tú has entregado.
Pues eso.
Buena crónica y muy buen comentario de Bruneti
Amigo Tomae, tu vales más que Cristiano ... y sus músculos vete a saber si están a juego con el cerebro ;)
Ese mismo comentario, Brunetti, me lo hizo el otro día un valencianista de pro; el también andaba cabreado por la indolencia de los suyos en esa ocasión.
Muchas felicidades Carmen, es vuestro momento.
Vi el encuentro en compañía de una familia muy unida.
Conforme la emoción aumentaba los miembros del clan se decantaban por un equipo, de tal suerte que cuando repartí los helados esa familia estaba compleetamente dividida en un apasionante juego de comentarios.
Algunos sobrinos solo tomaron "helados blancos", mientras que otros insistieron en que les preparara "helados a rayas".
Verlos degustar el blanquecino o el rayado postre, fue la foto del partido que me llevé.
Y sus caras de emoción con los carrillos manchados de helado.
Luego me tuve que emplear en consolar a los inconsolables y en calmar a los extasiados, mientras que en la calle explotaban los cohetes y las fanfarrias.
O sea que el fútbol divide, horror, Driver ... y eso que todos eran de Madrid ... ;););)
El fútbol divide, pero los helados unen.
La vida es un truco dulce.
Los helados y las carrilleras que me estuve tomando con unos amigos mientras veíamos la final ....
Escucha esta maldad, querido Modestino.
Dices que viste la final zampándote unas carrilleras y tomándote un buen caldo. Así es como habría que ver siempre el fútbol.
Pero te digo una cosa: aunque ahora te parezca una utopía, llegará el día en que el Real Zaragoza juegue una final (me temo que no será de Champions, pero cosas más extrañas se han visto). Y esa noche, que llegará, te aseguro que no tomarás carrilleras ni beberás vino: durante los 90 minutos que dure ese partido (o 120, si encima tienes la desgracia de vivir una prórroga), no podrás engullir ni tu propia saliva, de lo nervioso y excitado que estarás.
Tómate este comentario como una bendita maldición, en la seguridad de que, en el fondo, estás deseando que llegue ese día en que tengas que prescindir de las dichosas carrilleras y del buen vino.
Salud!
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