8 de mayo de 2014

Charlie Chaplin y el respeto


Recibí el otro día, vía washap, un vídeo en el que aparecían diversas imágenes de Charlot, todas entrañables, con la música de "Candilejas" -un tema que para mí es debilidad-  como fondo; iban apareciendo una serie de frases relativas a la autoestima que daban más o menos en el clavo. De entre estas me quedo con una:

"Cuando me amé de verdad comencé a comprender porqué es ofensivo tratar de forzar una situación o a una persona, sólo para alcanzar aquello que deseo, aún sabiendo que no es el momento, o que la persona (tal vez yo mismo) no está preparada. Hoy se que el nombre de eso es ... respeto".

Vete a saber que quería decir Chaplin con tal afirmación, ... incluso podríamos dudar que alguna vez hubiera dicho eso, pero la idea me gustó. Y es que a veces "forzamos" a la gente, tal vez porque nos ciegan nuestras ambiciones, a lo mejor porque estamos tan convencidos de nuestra postura que no nos cabe en la cabeza que otro se plantee las cosas de manera distinta, quizás porque nos ciegan ideas fijas, consignas o rutinas, o simplemente porque nos hemos olvidado de que en esta tierra vivimos gentes bien diferentes y el arte está en que todos seamos compatibles y no uniformes.

Que gran palabra esa de "respeto", una idea en el que todos deberíamos profundizar; porque respeto no es sólo cuidar las formas, no caer en excesos, no ser agresivo, vehemente, grosero, ... respeto es, por encima de todo, estar dispuesto a que el otro ejercite la libertad, que nadie pueda decir que hemos coartado sus decisiones, frustrado sus expectativas, cerrado sus ideas e iniciativas o impuesto las nuestras. Como en tantas otras facetas de la vida, que fácil es presumir de respetar a los demás y cuan difícil puede ser hacerlo de hecho.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuando alguien dice de si mismo que es "muy respetuoso" no puedo evitar pensar si en realidad se refiere a que es muy repetuoso siempre que el otro piense lo mismo.

Modestino dijo...

Sí ... a veces es sospechoso eso de ponerse la venda antes que la herida.