Nuevos disturbios en Estocolmo por cuarta noche consecutiva
La ola de revueltas comenzó cuando un inmigrante con problemas psíquicos murió por disparos de la policía
"La periferia de Estocolmo fue escenario la pasada noche de nuevos disturbios, por cuarta noche consecutiva, informaron medios locales suecos. De acuerdo con esas fuentes, los alborotos se concentraron en varios suburbios al sur de la capital, mientras que también hubo algunos incidentes aislados en barrios apartados del propio Estocolmo.
Al menos un policía resultó herido, al lanzar grupos de jóvenes piedras contra el contingente antidisturbios, cuanto éstos trataban de impedir que se incendiaran contenedores de basura.
En la ciudad sueca de Malmö se produjeron asimismo algunos incidentes y hasta tres automóviles fueron incendiados en un barrio periférico.
Se trata de la cuarta noche consecutiva con incidentes de estas características, lo que supone la mayor oleada "
Siempre había oido decir que la sueca era una sociedad ejemplar; nadie parecía dudar que allí imperaba el "Estado del bienestar" y la sociedad era justa, avanzada e igualitaria. Quienes nos aficionamos, en mi caso hace más de doce años, a los libros de Mankell descubrimos que no era oro todo lo que relucía, y en la trastienda de ese lugar que nos mostraban socialmente paradisíaco se escondían viejos demonios, algo que, bien pensado, no debería extrañarnos si caemos en la cuenta de que mucho de lo edificado se hizo desde el materialismo más frío y demoledor. Cuando no hay principios, valores que suponen el cimiento y el armazón social, o cuando éstos son difusos e inconcretos, el mero progreso material es fácil que tenga un límite y que terminen aflorando las limitaciones de una estructura social en la que se ha prescindido, por ejemplo, de Dios.
Los disturbios se están desarrollando en la periferia de Estocolmo, en suburbios del sur de la capital de Suecia y por mucho que la chispa quen hizo arder todo fue la muerte violenta de un hombre por parte de la Policía, muchos analistas llaman la atención de que estos sucesos ocurran en unos barrios que tienen en común la alta concentración de población de origen inmigrante y los problemas económicos que se han agudizado con la crisis de los últimos años. Esta situación trae al debate dos problemas que se superponen: el peligro de los conflictos relacionados con los inmigrantes, algo que conlleva tanto el riesgo del racismo y la xenofobia como el de la creación de ghettos que fomenten la agresividad de sus miembros y el que haya cada vez más personas, de fuera y de dentro, que sobrepasen los umbrales de la pobreza y se sumen a la tentación de convertir su descontento en violencia.
Lo ocurrido en la capital sueca quedará probablemente en el recuerdo de unos días conflictivos con consecuencias dañinas, pero mal haríamos en no darnos por enterados, en no escarmentar en cabeza ajena y en considerar que todo anda medianamente bien y estos incidentes son tormentas de verano. A mí me preocupan, y mucho, tres cosas: la realidad de una sociedad que no es justa, la intuición de que tras estas protestas que pueden tener su buena parte de justificación hay quienes mueven los hilos y buscan reacciones que no sospecho vayan a ser para bien y esa ceguera que dan la impresión de tener los gobernantes de nuestro continente, quienes parecen vivir en una burbuja que mira, a través de un espejo que desfigura, una Europa idílica cuando en realidad cabría calificarla como decadente y frágil.
4 comentarios:
Creo que tu última frase es la clave. No podemos mirarnos en una Europa que parece próspera pero realmente es decadente y frágil. Un beso.
Y pensamos que siempre todo seguirá así...
Bajo las sociedades aparentemente desarrolladas, subyace un demonio que se dispara con la más ligera de las chispas.
Recuerdo el verano de mis 22 años; trabajé de jardinero en Bélgica.
Con el jornal de un día se llenaba el frigorífico de una familia numerosa, para una semana.
Los productos lácteos eran baratos, abundantes y diversos.
En la universidad, todo eran facilidades.
Las autopistas eran gratuitas y estaban perfectamente iluminadas por la noche.
...
Pero..., algo llamó mi atención.
En los trenes, limpios, puntuales y eficaces, habían carteles de propaganda. Uno de ellos me dio qué pensar.
Se trataba de una campaña gubernamental para prevenir el suicidio entre los adolescentes.
...
Y me quedé muy pensativo.
...
Cerca del bienestar, del confort, de la cultura, de la riqueza, de la planificación, de la ordenación territorial, del desarrollo sostenible, de los servicios públicos eficaces..., merodea un lobo hambriento y cruel.
Capaz de transformar una tranquila mañana de domingo, en un infierno devastador, absurdo, y sobre todo...
..inesperado.
Todo bienestar humano acaba siendo insuficiente, deja insatisfecho.
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