18 de diciembre de 2008

Comida de Navidad





















Ayer tocó comida de Navidad. Cada año se repite la cita, y en una de estas fechas de la semana previa a Nochebuena el mismo entusiasta de siempre nos organiza un festín que consigue que parezca mejor cada año que pasa. Por eso, tengo que empezar agradeciendo al "cerebro" del montaje su dedicación, su saber hacer y su acierto. Este año le vuelvo a dar el Oscar a la mejor organización de comidas navideñas.

A la hora de hablar de estos eventos nos puede entrar la vena crítica; hay quien habla de dispendio, hay quien lo hace de superficialidad, otros de consumismo y algunos de excesos. Ninguna de estas etiquetas es positiva y puestos a analizar no discuto que en la celebraciones de Navidad que hoy imperan contengan algo de todo ello, pero ni quiero ser negativo ni me parece el caso de la comida a la que asistí ayer. En tiempos de crisis no son buenos ni los excesos ni los gastos desproporcionados, pero ni en dichos momentos ni nunca es bueno el ejercicio de la cicatería y la ranciedad.

Estas comidas navideñas en las que cada año participo con quienes trabajan conmigo, algunos en ocasiones ocupando posiciones enfrentadas, han sido siempre una ocasión de estar juntos -lo que de por sí ya las justificaría-, de pasarlo bien, de escucharnos los unos a los otros y de compartir las ilusiones y las esperanzas propias de estos días. Es bueno que todos aprendamos a ser comedidos, a vivir la austeridad, pero cuando oigo algunos comentarios de quienes tienen una especie de tendencia natural al racaneo, se me llevan los demonios.

El lugar elegido para comer fue el de los últimos años, el Restaurante "Las Torres" de Huesca (http://www.lastorres-restaurante.com/), uno de los dos que en la capital del Alto Aragón tienen una estrella "Michelín". Dicho establecimiento reune todas las condiciones para mantener indefinidamente la referida estrella; la atención es excelente y los platos que ofrece la carta reunen las condiciones de calidad, originalidad, consistencia y buen gusto de los mejores sitios.

Buen ambiente, conversaciones interesantes, personas agradables y la mejor disposición de todos consiguieron una celebración de la Navidad a la altura de las mejores.

10 comentarios:

Máster en nubes dijo...

Qué bien, Modestino, qué comida más estupenda tuvo que ser. Envidia que tengo...

Y eres un señor, se nota.

A los señores se les nota en que no son ratas. Los ratas no son señores. Y para una ocasión casi en la vida que tiene mucha gente de comer en 1 estrella michelin, es como elemental.

Modestino dijo...

Efectivamente el tema de ser un rata daría para muchos comentarios. Es un tema delicado, porque la austeridad, la sobriedad. son virtudes. Y además, hay que ser muy delicado en tiempos de crisis, cuando hay personas que no es que no se puedan permitir ciertos lujos, es que puede que hasta les falte lo necesario.

Pero es que hay gente que confunde las cosas; hay personas que, simplemente, son unos "roñosos", con todas las letras. Y lo peor, es que tienden a juzgar con sus estrechas miras a los demás.

Y es que la virtud o es amable o no es virtud.

sunsi dijo...

Igual me equivoco, pero los ratas y/o roñosos no son precisamente los que sufren la crisis en sus carnes. Conozco gente muy rata que es muy rica... precisamente porque ha sido y es muy rata.

Y es cierto, Modestino. Ahora hay que andar con pies de plomo cuando se tocan estos temas. ... porque hay gente que es pobre de solemnidad y no se nota. Hace equilibrios, verdaderos encajes de bolillo y tal vez no puedan asistir a una comida porque ya está en números rojos y la extra aún no ha llegado y , como no es 21todavía, la VISA tampoco tira.

Me han parecido de una gran elegancia los matices del comentario.

Máster en nubes dijo...

Sí. Es complejo. Uno de las causas de "mal rollo" en empresas más frecuentes es la cesta de navidad. ;Mucha gente cuenta con ella, especialmente si ganan poco. Si la sustituyes por un regalo glamouroso con la mejor de las intenciones (tipo aceite guay firmado con recetas de tal chef, es un poner) el caso es que les haces una faena: cuentan con esos 100 euros para "cubrir" cenas de estos días. Y luego pasa otra cosa: jolín, hay gente que va de comida o cena de curro todo el santo día.. y las facturas se ven... ¿Con qué cara niegas una subida de un 3 % o una cenita de las buenonas para todos... cuando hay gente que va de lujo en lujo a costa de la empresa? Hay que ser coherentes... Y a veces se corta por donde no hay que cortar...

Anónimo dijo...

Siempre que se suscita el tema de la tacañería/exceso en los gastos, recuerdo dos frases:

1º Mi padre,funcionario de familia numerosa, siempre nos dice que en ocasiones en la vida uno debe adaptarse al gasto que las circunstancias señalan.Esta valoración es de sentido común y lógicamente debe readaptarse a las posibilidades económicas de cada uno. " Hay que gastar lo que se deba, aunque se deba lo que se gaste". Si uno un día tiene un compromiso y debe comportarse como un señor/señora, pues se lo gasta con toda esa chulería discreta y elegante.

2º Lo otro es algo que todos vivimos a diario:ese compañero de trabajo que nunca paga el café, nunca tiene suelto, le has dejado 10 euros y no te los devuelve.El avaro no es consciente del efecto ruín y mezquino que provoca ahorrarse 50 euros al año en 8 ó 10 rondas de café.Vive al margen de una fama horrible que le acompañará de por vida.Este personaje suele decir: "No es más rico el que más gana sino el que menos gasta...". OK, serás el más rico del cementerio......... porque aquí sólo está clara lo del pijama de madera.
¡¡¡¡ Viva el gasto alegre de la clase media que disfruta sanamente de la vida en las pequeñas cosicas de cada día ¡¡¡¡

Modestino dijo...

Coño Tintín, cómo me ha gustado tú comentario; has dicho exactamente lo que me hubiera gustado decir a mí.
Recuerdo a un antiguo compañero de despacho que alardeaba de llevar cuenta del dinero que se había ahorrado al no asistir a comidas que se organizaban por motivos varios. Ahorró mucho, pero su fama se extendió.

Anónimo dijo...

Tintín. Qué gracia me ha hecho el primer punto de tu comentario. Tu padre se debe de parecer mucho al mío. No es funcionario... es profe jubilado , padre también de familia numerosa. Y decía exactamente lo mismo. Y mi madre poniendo el grito en el cielo.

He admirado siempre el señorío de mis padres. Austeros y espléndidos.
Supongo que por eso no se levarán nada a la tumba.

Máster en nubes dijo...

Me ha encantado la precisión de Tintín. ¡Qué bien explicado, gracias!

Y creo honradamente que gente espléndida hay más en la sufrida clase media -ya no hay clases bajas, bueno, hasta ahora que con la crisis las habrá- que en mucha gente de pasta que es roña de morirse.

También he escuchado ese "es más rico el que menos gasta" y lo que cuenta Modestino. Y le mandas a paseo: tío, serás riquísimo y no tendría que dar un palo al agua en mi vida, pero paso de ti, un tipo que no llega a fin de mes es 100 veces más espléndido que tú. Es algo que no puedo soportar, la roñosería no porque falte, sino porque se cuenta la pela con avidez.

Y lo tienen los "ricos" como señala Sunsi, no los que pasan apuros. Mundo éste.... tan injusto. Dios da pan a quien no tiene dientes a veces...

Modestino dijo...

Yo creo que hay "agarrados" en todos los ámbitos. Hay una virtud que se llama magnánimídad, la capacidad de ser espléndido con lo que uno tiene, así como la resistencia a la cicatería y los modos rancios.
Pero es un tema muy complicado, porque hay otro extremo, donde están los que tienen incontinencia en el gasto, los que no valoran lo que cuesta ganar el dinero, los que caen en la ostentación y pasean su Jaguar o su abrigo de visón.

Anónimo dijo...

Siempre han existido los de "quiero y no puedo", sobretodo en Aragón, donde se da mucho el aparentar.