Estoy terminando esta magnífica biografía de Enrique VIII; un libro completamente recomendable, de esos que hay que leer sin prisas, disfrutando de todas y cada una de sus páginas. El autor ya había escrito un libro titulado “Las seis esposas de Enrique VIII”, obra que sirvió de guión para una magnífica serie inglesa de televisión, ofrecida en España en los años 80 en seis excelentes capítulos. En esta ocasión, el propio Weir explica en el prólogo que se va a centrar en la figura del monarca inglés, dado que de sus sucesivas parejas ya había hablado en el anterior.
La descripción de la vida, carácter, decisiones, aficiones, aciertos y errores de Enrique VIII es magnífica; se trata de un personaje apasionante, lleno de vitalidad y de excesos, pero también un gobernante importante y decisivo, no siempre para bien, en su época. La vida de Enrique VIII estuvo marcada por su decisión de romper con la Iglesia romana: no deja de ser triste que la pasión desordenada y el orgullo personal llevaran al rey inglés a iniciar un cisma que pervive al cabo de tantos siglos. Pero es de agradecer a Weir que junto a un certero y objetivo relato de las torpezas del monarca, no haya convertido su libro en un libelo contra Enrique VIII, sino en un magnífico tributo a la historia veraz, desapasionado y creíble.
Ya quedó dicho que no era propósito del autor hablar a fondo de las seis esposas del rey, pero no por ello deja de describir con precisión la fortaleza y destino trágico de Catalina de Aragón, la ambición y elegancia de Ana Bolena, la suave presencia de Jane Seymour, la fugaz aparición de la repudiada Ana de Cleves, la pasión y juventud de Catalina Howard y la discreción de Catalina Parr.
Junto a éstas desfilan los más destacados personajes de la Corte británica del momento: el codicioso y manipulador obispo Wolsey, los duques de Norfolk y Suffolk, el ambicioso clan de los Boleyn, el obispo Fischer y el canciller Tomas Moro, que murieron en el cadalso por no transigir con los caprichos de su rey, o el intrigante y poderoso Thomas Cromwell, que como tantos llegó primero a la cúspide para acabar en el patíbulo. También hay lugar para destacadas figuras europeas de la época: el emperador Carlos, el rey francés Francisco I o el pensador Erasmo de Rótterdam.
La obra no se limita a narrar los sucesos históricos y a profundizar en la psicología de sus protagonistas, también destaca por una minuciosa y brillante descripción del ambiente de la época: desde los vestidos de los reyes, nobles y cortesanos hasta la decoración de casas y salones, pasando por una detallada exposición de las costumbres y modos de vida de la época.
Creo que estamos ante una biografía que seguro no va a decepcionar a quien se enfrente a las casi 600 páginas que la componen.
La descripción de la vida, carácter, decisiones, aficiones, aciertos y errores de Enrique VIII es magnífica; se trata de un personaje apasionante, lleno de vitalidad y de excesos, pero también un gobernante importante y decisivo, no siempre para bien, en su época. La vida de Enrique VIII estuvo marcada por su decisión de romper con la Iglesia romana: no deja de ser triste que la pasión desordenada y el orgullo personal llevaran al rey inglés a iniciar un cisma que pervive al cabo de tantos siglos. Pero es de agradecer a Weir que junto a un certero y objetivo relato de las torpezas del monarca, no haya convertido su libro en un libelo contra Enrique VIII, sino en un magnífico tributo a la historia veraz, desapasionado y creíble.
Ya quedó dicho que no era propósito del autor hablar a fondo de las seis esposas del rey, pero no por ello deja de describir con precisión la fortaleza y destino trágico de Catalina de Aragón, la ambición y elegancia de Ana Bolena, la suave presencia de Jane Seymour, la fugaz aparición de la repudiada Ana de Cleves, la pasión y juventud de Catalina Howard y la discreción de Catalina Parr.
Junto a éstas desfilan los más destacados personajes de la Corte británica del momento: el codicioso y manipulador obispo Wolsey, los duques de Norfolk y Suffolk, el ambicioso clan de los Boleyn, el obispo Fischer y el canciller Tomas Moro, que murieron en el cadalso por no transigir con los caprichos de su rey, o el intrigante y poderoso Thomas Cromwell, que como tantos llegó primero a la cúspide para acabar en el patíbulo. También hay lugar para destacadas figuras europeas de la época: el emperador Carlos, el rey francés Francisco I o el pensador Erasmo de Rótterdam.
La obra no se limita a narrar los sucesos históricos y a profundizar en la psicología de sus protagonistas, también destaca por una minuciosa y brillante descripción del ambiente de la época: desde los vestidos de los reyes, nobles y cortesanos hasta la decoración de casas y salones, pasando por una detallada exposición de las costumbres y modos de vida de la época.
Creo que estamos ante una biografía que seguro no va a decepcionar a quien se enfrente a las casi 600 páginas que la componen.
1 comentario:
Me ha gustado tu "crítica" hacia el libro :)
Pero también he de decirte que Alison Weir es mujer... No hombre como das a entender con "el propio Weir", etc, etc.
De todas formas, muy buen aporte ;P
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