Hace ya tiempo que en determinadas fuentes de noticias -a viva voz, por escrito, ...-, en las formas usadas en foros y redes sociales, en el modo de enfocar algunas series de televisión, en críticas y comentarios, en la manera de defender ideas y convicciones, en el modo de describir la historia, ... en tantas cosas, observo demasiado trazo grueso ... y cada vez me daña más los ojos y la mente. Parece que pesa más la necesidad de poner en la picota al personal y cuestionarlo todo que descubrir la parte buena de las cosas y buscar soluciones para la mala.
Es como si disfrutaramos descubriendo barbaridades, machacando al vecino y renegando de nuestra historia. Me temo que demasiadas veces existen razones que justifican nuestro enfado, nuestra indignación, ... pero también me planteo si hemos llegado a un punto en el que solamente somos capaces de pensar en negro, de ver el negativo de la foto, de presumir la maldad del contrario.
¿No deberíamos perder visceralidad?, ¿no sería bueno pensar antes de soltar nuestro particular bufido?, ... incluso podríamos hablar de opinar cuando se tienen todos los datos, de no hablar con el estómago, de admitir que uno puede estar parcial y hasta totalmente equivocado.
2 comentarios:
Buen consejo. Un beso.
Vivimos en la era del ruido. Hace unos días, en urgencias de un hospital, tuve que cerrar mi libro porque el bullicio no me dejaba concentrarme. Recordé con nostalgia aquellos carteles que mostraban a una enfermera instando al silencio, sin palabras escritas, solamente un dedito sobre su boca fruncida.
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