18 de mayo de 2016

Café con corazón


Esta mañana he desayunado en una cafetería que me "pilla" camino del trabajo. He pedido un café con leche con un croissant y la chiquita que se hallaba al otro lado del mostrador ha satisfecho mi demanda con disposición y agilidad. Tras dar buena cuenta de la "pasta" y con medio café pendiente de tomar, he divisado en la barra, a un par de metros de mi ubicación, el diario "AS",  ha podido más la pasión que el apetito y me he trasladado, con vocación de temporalidad, hasta el lugar del periódico en cuestión para echar un vistazo a las páginas relativas al Real Zaragoza ... no había tiempo para más.

Al regresar a mi puesto, me he dado cuenta que la camarera, pensando que había concluído mi consumición, había recogido y tirado el liquido que restaba. Entonces ha surgido dentro de mí una especie de "cabreo", esa rebelión interior que temo pueda tener su razón en la conciencia de la propia torpeza y que te mueve a increpar al otro. Afortunadamente me he contenido, me he mostrado, como correspondía, comprensivo con la chica y le he quitado toda importancia al incidente ... al fin y al cabo no tenía ella la culpa del  abandono de mi alimento por algo tan burdo como el fútbol.

He pagado y cuando ya iba a salir del establecimiento, la moza me ha acercado una nueva y apetecible taza de café con leche, insistiendo en que esta vez me lo había puesto con espuma por encima en forma de corazón. No me lo esperaba, he agradecido interiormente a mis espíritus buenos -alguno debe quedar- el haber estado en esta ocasión a la mínima altura y a la chica del bar ese detalle de cariño y de saber hacer. A veces compensan este tipo de confusiones ... sin la de hoy me hubiera perdido esa dedada de miel.

2 comentarios:

Contadora de Libros. dijo...

Pues ya ves.
Sigue alimentando a esos espíritus buenos que llevas dentro.
Un abrazo!!!

buhoevanescente dijo...

que ricura, modestino!!!!!!