"La boda de mi mejor amigo" fue rodada en 1997 por P.J. Hogan con Julie Roberts, Rupert Everett y Dermot Munroney como principales protagonistas. Se trata de una de esas películas quecalgunos definen como "pastelonas, del tipo de "Nothing Hill", "Tienes un email" o "Mientras dormías", todas protagonizadas por actrices con arte especial para la comedia como la Roberts, Meg Ryan o Sandra Bullock, jóvenes estrellas de la época que luego han ido cumpliendo años, unas mejor que otras.
La película supuso una de las primeras intervenciones de Cámeron Diaz, entonces con 25 años y cuya trayectoria posterior viene siendo más bien irregular. Cámeron Diaz, que empezó como modelo y es originaria de San Diego (California), interpreta el papel de una inocente rubia con la que pretende casarse el mejor amigo de una periodista neoyorquina con bastante "colmillo" y cuyo papel bordó como casi siempre Julia Roberts.
Entre sus muchas escenas recuerdo una con un cariño muy especial. Los personajes principales están tomando una copa en un establecimiento con "karaoke" y la "pérfida" Juliannne Potter -así se llama la periodista en cuestión- se las arregla para poner en un apuro a Kimberly -nombre de ficción de Cámeron- quien se ve obligada a interpretar en contra de su voluntad "I Just Don't Know What To Do With Myself", un tema del grupo The White Stripes. La pobre moza tiene un oído terrible y con llamativa timidez comienza una interpretación en la que desafina de una forma espectacular hasta crear un ambiente de cierta tensión. Poco a poco Kimberly se va soltando, y sin dejar de emitir un gallo detrás de otro, pierde la vergüenza, rompe el climax y todos terminan pasándoselo en grande y disfrutando con el descaro de la chica, que acaba saliendo triunfante del apuro.
Al pensar en la escena me vienen a la cabeza aquellas ocasiones en las que un absurdo pudor, un inadecuado miedo a quedar mal ha coartado deseos, intenciones o propuestas. La de momentos felices que me he podido perder por esas bobadas del qué dirán, por equivocadas inseguridades, por temores que o son infundados o son una tontería. Y otra moraleja, con las personas que te quieren , nunca haces el ridículo, hacer de vez en cuando el payaso es un ejercicio sano, y siempre debe de ser bienvenido el aprender a soltarse.
2 comentarios:
O también pude ser que no importe que cantes muy mal en el karaoke siempre que seas guapisima...
Es también una posibilidad ... :)
Publicar un comentario