Es cuestión comentada ya aquí que el servicio militar es tema recurrente para muchas generaciones de españoles; hace ya años que no es obligatorio y cada vez hay más hombres que ignoran todo ese lenguaje y casuística que acompañaban a este evento que para muchos constituyó un período peculiar de nuestra vida. Ya he contado que a mí me tocó cumplir con la patria en el Parque de Artillería de Valencia, un cuartel más bien pequeño en el que eran parte importante del mismo los suboficiales, mandos intermedios que ejercían de comandantes de la guardia y desempeñaban diversas misiones. Y entre éstos quienes ocupaban una posición primaria en la jerarquía eran los brigadas, que solían ser gente ya mayor con mucha "mili" a cuestas y por lo general pacífica y bondadosa. Recuerdo que el equipo de brigadas del parque lo formaban un tal "Martínez", hombre mayor, adusto y absolutamente ajeno a conflictos, el brigada "Bienvenido", casi tan alto como ancho y del que recuerdo su azoramiento cuando vio que entre las pruebas para acceder a oficial había una de natación, ya que no sabía nadar, aunque las malas lenguas aseguraban que no tendría problema si en la piscina en vez de agua hubiera chinchón, el brigada Castillo, un hombre trabajador, poco flexible y bastante sensato y el que entre soldados llamábamos el brigada "pollo", un personaje francamente "sui géneris".
Y para entender el apelativo, es necesario precisar en torno a la nomenclatura de la ocasión, y aclarar que en los cuarteles y entre el personal sin graduación eran "pollos" aquellos reclutas recién incorporados al cuartel y a los que faltaba experiencia, soltura y, sobre todo, veteranía, algo que otorgaba en ese ambiente categoría y privilegios. Cuando llegabas el primer día al cuartel eras vejado -con mayor o menor crueldad según controlaran o no los mandos-, insultado, saqueado de tabaco y comida y relegado al último puesto en cualquier fila o espera. Quienes individualmente podían ser gente magnífica, se convertían en grupo en una especie de cabestros que exhibían el poder que les daba la costumbre y la antiguedad. La condición de "pollo" solía durar el tiempo necesario -2 o 3 meses- para que llegara el siguiente reemplazo y poco a poco el antiguo "pollo" iba convirtiéndose en gallito capaz de devolver al nuevo los agravios recibidos de los viejos.
EL brigada "pollo" era el más joven del equipo; era valenciano, tenía cara de pan y se aseguraba que antes de exhibirse marcial y disciplinado en servicio permanente a la patria había sido religioso de clausura. Se trataba de un hombre completamente agobiado por los peligros externos -eran épocas de atentados terroristas casi semanales- y la necesidad de ser riguroso y exigente en la disciplina militar. Por eso, cuando el hombre estaba al frente del servicio de guardia sometía a los artilleros que lo desempeñaban a una férrea disciplina y, de manera muy especial, a un rigor formalista que acababa siendo totalente mareante.
Una de sus originalidades consistía en que mientras los soldados a quienes tocaba ejercían el turno de vigilancia en las siete garitas de cuartel, los que iban a sustituirles al cabo de dos horas debían permanecer alerta en la sala de armas, imagino que por si venía el enemigo ... Eso suponía que esas dos horas había que restarlas a las pocas que ya de por sí dormías en las referidas guardias. Había un artilllero apostado en la puerta, y los seis restantes teníamos que estar alerta en la mencionada sala de armas hasta que cuando el brigada lo consideraba oportuno y se presentaba por sorpresa en la sala gritando "¡a las armas!", momento en el que había que levantarse raudo y veloz, coger el CETME y en posición de "prevengan" quedarse quieto con gesto feroz en dirección a donde él estaba. La imagen era completamente surrealista, con seis jóvenes veinteañeros, helados y somnolientos, que a las 2.00, las 3.00 o las 4.00 de la mañana hacían ese ejercicio de voluntarismo y obsesión. Además el hombre pronunciaba de tal manera que lo que se escuchaba era "¡a las áreas!" ... algo que tampoco importaba demasiado, pues una de las cosas que aprendías enseguida en el servicio militar era que no había ni que pedir explicaciones, ni preguntar el porqué ni buscar razones a nada.
El brigada "pollo" era una buena persona, un hombre recto, cumplidor e incapaz de la menor arbitrariedad; sabías que no iba a ejercitar la puntillosidad de otros, que eran felices encontrándote el pelo demasiado largo o los zapatos con un par de motas de polvo para fastidiarte el fin de semana o mandarte a limpiar retretes; él intentaba ser justo y equitativo, pero andaba tan asfixiado por la vida que podía convertirse en un incordio. En cualquier caso, y treinta años después, sólo puedo decirle ¡que Dios le bendiga!.
13 comentarios:
¡Hola Modestino!
¡A los hombres de vuestra generación aún os encanta "contar" batallitas de la mili y amí me gusta escucharlas porque suelen ser entrañables y divertidas como ésta del "pollo"!
¡Yo no ceo que la "mili" fuera tan mala, fíjate que ahora le veo aspactos positivos....!
Incluso creo que a alguno de mis hijos le iría de maravilla hacerla, más que nada por cultivar el esfuerzo y la disciplina...
Bueno ¡a tus órdenes Modestino!:-)))
Asun
Está claro que nunca he ido a la mili, pero ya que ayer hablabas de nadar entre tiburones ser "pollo" es una de esas situaciones que te deja a merced de los tiburones, sufrir bullying escolar otra... no hace falta como cree Sunsi pisar moqueta para encontrarlos...
Por eso si en cualquier lugar quien ejerce el mando es buena persona, cumplidor ,incapaz de arbitrariedad, justo y equitativo, los tiburones permanecerán a raya (o lo tendán más dificil).
Para alguien así tiene que resultar agotador "cuidar poyuelos".
Un saludo :)
La mili, Asun, te servía para salir del cascaron -si no lo habías hecho antes- y aprender a manejarte a contracorriente, pero era un incordio en un momento decisivo de tú vida.
En el cuartel también había tiburones, ya hablaré de ellos.
Felicidades al Eric Cantoná que se pasa a comentar por aquí...
Hoy el Barça se ha merendado al Manchester: felicidades a Eric y a todos los culês.
Gracias Modestino, ojalá estos jugadores no envejecieran nunca... pero ahora solo queda disfrutar esta generación de futbolistas brillantes que hacen de cada partido un homenaje al fútbol; ah y gracias también a Black Spider.
No obstante, casi todo el partido me ha pillado en el bus de regreso de Barcelona, sólo he podido ver un ratito.
Como madridista he de felicitar hoy a todos los culés, con agrado y respeto.
Ayer tuve doble jornada deportiva.
Por un lado me pasé media tarde en el colegio de mis hijas, participando de unas jornadas abiertas a familiares y amigos.
Me apunté a unas partidas de ajedrez, en su modalidad de simultáneas.
El profesor de ajedrez, un sesudo aficionado que intenta sembrar el gusanillo entre las ordas juveniles, me tuvo dos horas pensando.
Fue tal la paliza que me dio, de tal calidad sus movimientos, de tal potencia sus tiros a puerta, inmejorable control del juego, de la estrategia y de la administración de las fuerzas y el genio, que me resultó incluso placentero ser derrotado de la forma nmás sanguinaria.
...
Luego ví el partido del Barsa.
Y me di cuenta que tanto Messi, como Pedro, como los demás componentes del Barsa, como jugadores de fútbol son buenos.
Pero..., lo que realmente me pareció es que son magníficos jugadores de ajedrez.
Y siendo como soy del Madrid a muerte, disfruté como un enano.
Driver, ante un Barça como éste solamente queda quitarse el sombrero.
Y ante tu actitud -siendo merengón- yo también me lo quito.
Desde luego, Modestino, qué poco lugar hay en tu corazón para el rencor. Yo sufrí la mili hace también treinta años y todavía tengo pesadillas de cierto brigada cuyas andanzas no pueden ser escritas en tan reducido espacio. Un saludo.
Agradezco tú hago, pero todos tenemos nuestras espinas clavadas ... podría hablar de otros personajes bastante menos entrañables que también llevaban galones y parecían disfrutar haciendo pagar a unos pobres muchachos en situación de inferioridad sus frustraciones y/o complejos ... pero es mejor recordar lo positivo.
Pero te comprendo wasp ...¿nos conocemos?.
Fui Cabo de Guardia con el Brigada "Pollo" en su primera guardia( ¿primavera 79??)en el Cuartel.A media mañana había sido capaz de levantarme un tremendo dolor de cabeza.Increible.Estaba obsesionado con todo:
¿Quién es aquel?
¿A donde va aquel?
.......... Tremendo.
Me las arreglé para no volver a copincidir con él, por lo demas no puedo decir más nada sobre el
Echadle una ojeada a este enlace a ver si os suena de algo.
A mi ( a muchos años vista) indudablemente me aclara ciertas cosas que nunca entendí
http://elpais.com/diario/1992/01/14/espana/695343620_850215.html
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