21 de mayo de 2011

Indridason sigue en vanguardia


He hablado tantas veces aquí de la novela de intriga escandinava que casi me da vergüenza insistir en elucubraciones en torno a la misma. Pero flaco favor haría a mis amigos blogeros si les dejara sin noticias de uno de los autores desde mi punto de vista más completos de entre los nórdicos. Me estoy refiriendo a Arnaldur Indridason, un escritor islandés del que ya he hablado en otras ocasiones con motivo de sus dos primeros libros publicados en España ("Las marismas" y "La mujer de verde") y que hasta ahora -¡y ya van cuatro!- nunca me ha decepcionado. Desde que Hening Mankell inició la moda escandinava en nuestro país con su insigne Kurt Wallander, ha sido recurso habitual de los editores alegar que cada nuevo autor de esas tierras era el sucesor de Mankell: un recurso publicitario que puede llevar a confusión y que pienso sí puede ser cierto en el caso que nos ocupa. Yo no tengo ninguna duda de que Indridason, y su Erlendur Sveinsson, es lo mejor que ha salido en el género desde el padre de Wallander; no incluyo en estas valoraciones a Stieg Larsson, en cuanto su ya mítica trilogía "Millenium" la considero de una naturaleza distinta al resto.

Yo hablaría de las novelas de esta autor islandés refiriéndome a tres cualidades concretas: en primer lugar sabe desarrollar formidablemente la intriga, haciéndola en diversas direcciones y manteniendo la atención y el interés a lo largo de todo el relato; por otra parte, Indridason crea un personaje sólido: Erlendur Sveinsson es un perdedor, y a la vez un policía íntegro y perfecto conocedor de su oficio, tiene una vida dura e interesante, pues esconde una tragedia infantil, a la vez que abandonó a su familia siendo sus hijos pequeños y su hija Eva está metida en el mundo de la droga, todo ello supone que la intriga va acompañada de los propios aconteceres personales del protagonista. Finalmente, Indridason aprovecha para traer a colación problemas sociales bien reales, y así se habla de la violencia de género, el maltrato infantil, los traumas de los niños, el mundo de las drogas, la emigración, ...

"La voz"
Arnaldur Indridason
RBA. Barcelona (2010)
332 páginas

Resumen: Gulli, el viejo portero de uno de los más conocidos hoteles de Reykjavik, aparece desnudo y acuchillado hasta morir en su miserable habitación en el sótano. Pero Gulli es mucho más que un simple portero que se disfrazaba de Papa Noel todas las navidades, es un completo misterio. Veinte años en el hotel y nadie le conoce realmente. Erlendur Sveinsson decide alojarse en el mismo hotel en busca de la asesina, que, también de eso cree estar convencido, aún debe permanecer muy cerca, pese a que las vacaciones de Navidad están ya encima y el hotel completo. Mientras que al director tan sólo le importa que el asesinato permanezca oculto y su reputación intacta. Erlendur, sin embargo, recibe la visita de su hija, que de nuevo se adentra entre las brumas de la droga y el alcohol, dejando al inspector al borde de la desesperación y la impotencia.

"La voz" es una novela magnífica, a la altura de la anterior de este autor, "La mujer de verde", que ya había puesto el listón altísimo. La intriga está perfectamente llevada, marcando los tiempos y destapando poco a poco las distintas pistas que conducen al descubrimiento de autor, móvil y modos de actuar. Además, la novela no solamente nos muestra una víctima, sino que junto a la investigación de su muerte se nos abre la historia personal de la persona asesinada, de manera que la averiguación de cómo se produjo el crimen adquiere virtualidad con la explicación de los antecedentes personales y familiares de quien lo ha sufrido.

El libro contiene además dos argumentos paralelos al principal, el derivado de la propia idiosincrasia del protagonista, Erneldur Sveinsson, con sus traumas infantiles que aún perduran y sus dramas familiares personales, centrados especialmente en la adicción a las drogas de su hija, Eva Lindt. Por otra parte está la investigación que una compañera profesional de Erlendur, Elinborg, realiza en torno al maltrato sufrido por un niño pequeño del que se inculpa a su padre, trama absolutamente ajena a la principal pero que Indridason conecta muy bien, pues en definitiva tanto ésta como aquélla y la propia vivencia de Erlendur tienen un único hilo conductor: el drama del sufrimiento infantil, de los traumas sufridos en los primeros años de vida.

Arnaldur Indridason consigue aquí que el lector no pierda en ningún momento la atención, reuniendo la novela todos los ingredientes que exige una intriga bien llevada. A la vez, el escritor islandés no claudica en su análisis crítico de la sociedad, a la que ciertamente ve con un significado pesimismo, aunque al final quede abierta una puerta a la esperanza.

"El hombre del lago"
Arnaldur Indridason
RBA. Barcelona (2010)
349 páginas

Resumen:
El nivel del lago Kleifarvatn ha ido bajando lentamente después de un terremoto. Al parecer, unas fisuras en el fondo están propiciando el drenaje de las aguas. Una ingeniera hidráulica está estudiando el curioso fenómeno cuando descubre un esqueleto con un agujero en el cráneo y un viejo aparato de radio, con inscripciones en ruso, usado a modo de lastre. Todo apunta a un asesinato cometido hace años. El inspector Erlendur Sveinsson se ocupa de la investigación. Los archivos de personas desaparecidas no le proporcionan datos muy fiables, aunque el caso de un grupo de brillantes estudiantes islandeses que partió, treinta años atrás, a la Alemania del Este controlada por la Stasi, a estudiar en la Universidad de Leipzig y formarse en la ideología comunista, va relacionándose con el caso. Erlendur tiene que volver a abrir expedientes cerrados y heridas mal cicatrizadas, hurgando en el pasado —la compleja situación política de Islandia durante la Guerra Fría— y el presente de las personas involucradas en los hechos.


En "El hombre del lago" Indridason recurre, como ya lo hiciera en "La mujer de verde" a desempolvar una vieja historia; para ello, también como en su segundo libro, parte del hallazgo de unos vetustos restos humanos que sacan a la luz unos sucesos de hace alrededor de cuarenta años. Así, y a diferencia de lo que ocurría en "La voz" el autor islandés se centra más en historias antiguas que en los acontecimientos de la actualidad.

La vida privada de Erlendur Sveinsson sigue presente en este libro, aunque tal vez con menos intensidad, a pesar de lo cual sigue apareciendo su hija Eva Lindt, internada ahora en un centro de desintoxicación tras haber agredido a un policía a la vez que aparece su otro hijo, Isri, también metido en ambientes convulsos, así como una relación amorosa con una forense, Walgerdur, a quien había conocido precisamente durante la investigación del crimen que centra el argumento de "La voz".

Como hace habitualmente, Indridason aprovecha para cultivar algo que hace a la perfección: contar historias dentro de la historia, aprovechando para entrar en disquisiciones sobre la época de la guerra fría y la sittuación de los países de más allá del telón de acero. Da la impresión, además, de que pretende mostrarnos a Islandia en una posición equidistante.

El autor va mostrándonos personajes y desarrollando habilmente la intriga, de manera que uno poco a poco se va haciendo a la idea de lo que ocurrió en el lago Kleifarvatn; en las novelas de Indridason no hay una sorpresa final que desmonta todo lo que uno ha podido elucubrar, sino que éste va quitando el velo a la intriga hasta que aparece la historia completa, lógica y argumentada.

No obstante, ésta ha sido posiblemente la novela más floja de las cuatro que he leído, algo que no quiere decir que no la recomiende. Espero que no se deba al cansancio de autor y personajes y que cuando sigan apareciendo las historias protagonizadas por Erlendur -he leído que hay diez- pueda seguir hablando bien de este islandés.


6 comentarios:

veronicia dijo...

Para noches como ésta estan hechos los libros y los valium...

Es necesario tener en la estantería un surtido al que agarrarse en caso de necesidad, por suerte para mí, lo tengo, y en vez de sufrir con "el partido" me iré a leer.

Pero si tuviera hoy una librería a mano, tu recomendación y mi naturaleza caprichosa me haría ir a comprar uno de los dos o los dos (la casa por la ventana!). Resulta que Indridason además es crítico de cine... entre eso y tu entrada yo no necesito más ;)

Modestino dijo...

Esta noche va a ser dura; que Dios reparta suerte!, yo ya he cumplido con 4 velas a la Virgen del Pilar ... aunque desde que son eléctricas es como sí hubieran perdido encanto.
Vale la pena ir completando la colección del inspector Erlendur.

paterfamilias dijo...

Enhorabuena!!!! Me alegro mucho por tu Zaragoza. Monumento a Gabi

Modestino dijo...

Muchísimas gracias!, lo siento mucho por el Depor, pero estoy muy contento.
Feliz domingo.

tomae dijo...

...enhorabuena Modestino! venía de la "asamblea" y me he enterado, he pensado en ti Felicidades!

Modestino dijo...

No me digas Tomae qué andas de acampada ... me alegra saber qué hay gente sensata.
Y gracias por entrar a felicitar.