La crisis económica no cesa y al final uno hasta se plantea si ésta tendrá un término y, sobre todo, si vamos a regresar a la situación boyante de la que partimos. El caso de Portugal y el vivido meses atrás en Grecia no dejan de ser antecedentes de preocupar y posiblemente haríamos bien en tomar en consideración que cualquier día eso nos puede pasar a nosotros. Hay personas, familias, que están sufriendo ya en sus propias carnes las consecuencias de la situación y todos, en mayor o menor medida, notamos que nos afecta y la vida ya no es, materialmente hablando, tan de color de rosa. Lo que no se es si todos nos hemos hecho a la idea de que tal vez haya que bajar el pistón de nuestro nivel de vida, que nos hemos de ir acostumbrándose a no tener de todo, no disfrutar de todo y no darnos todos los caprichos.
En este sentido es posible que la crisis acabe viniendonos bien; no puede ser buena desde el momento en que tantas personas están sin poder ejercer su derecho al trabajo, y evidentemente al hablar de que no hay mal que por bien no venga no me refiero a ésto. Estoy hablando de que ahora que no podemos disfrutar de todo tipo de comodidades -o no lo podremos hacer más pronto que tarde- es posible que, si no nos ciegan ni la ira ni el desanimo, acabemos descubriendo que no eran tan incómodas las teles sin mando a distancia, que en casa se come tan bien como en el restaurante -generalmente de manera más sana-, que si uno no conoce Punta Cana tampoco pasa nada y que hay veces en las que usar el coche ya no sólo es innecesario, sino que puede que hasta poco recomendable. Y si como consecuencia de la crisis todos nos volvemos un poco más austeros, de algo habrá servido la coyuntura.
Lógicamente, para dar carta de naturaleza a lo que digo y no convertir mis palabras en un argumento "cabreante", esta visión de la crisis como modo de facilitar la sobriedad debe de ir unido a una proporcionada, razonable y equilibrada distribución de la carga, es decir que las consecuencias negativas de tal coyuntura las sufra más quien más tiene y así escalonadamente. Yo como funcionario, creo que tengo que aceptar que mi seguridad en el puesto de trabajo sea equilibrada con la reducción del poder adquisitivo que se me ha impuesto -y más que parece se me va a imponer- así como asumir que conforme ese sueldo fijo sea mayor, la rebaja también lo sea, pero a la vez será lógico que me entre cierto mosqueo si observo que el gasto público superficial, determinados gastos de altos cargos y políticos se siguen produciendo sin restricción, al menos aparente, alguna.
Me parece que estamos en tiempos difíciles, y tras éstos intuyo que van a venir otros peores; es tarea de todos tratar de superarlos y no se trata de resignarse ni hundirse en la miseria, pero mientras duran podríamos aprender a ser mas solidarios y comprensivos con el vecino y a conformarnos con lo que tenemos, aunque sea menos que antes.
"La salvación de nuestro mundo se encuentra en el corazón de las personas, en su humildad, responsabilidad y capacidad de reflexión". Vaclav Havel
28 de marzo de 2011
El cinturón de cada cual
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16 comentarios:
En esas estamos, lo que pasa es que en nuestro caso el cinturón está más ajustado que el de la foto (y eso que no veo ningún agujero libre).
El de la foto queda tal vez un poquillo pijo.
Bueno, Modestino... En estas que cuentas ya estamos desde hace tiempo... En la balanza sí hay cosas positivas. Ya las mencionas. Creo que les va especialmente bien a los chicos, que saben de sobras lo que vale un peine. Y a la que cumplen 16 ...curran. Y antes también.
Pero si las cosas empeoran, digo como Pater: no hay más agujeros libres. De verdad que no. Sobre el papel ya no. Y luego llega doña realidad con sus sorpresas. En estos momentos a una familia le puede hacer polvo que se rompa la caldera... o que se estropee la lavadora... Nada que ver con renunciar a viajar a Punta Cana. Ni se nos pasa por la imaginación...
Este... ¿Intuyes otra vez bajada de sueldos en los funcionarios? Stupendo... hala pues... Me muerdo la lengua y no sigo con el comentario. No vaya a ser que no controle lo que escribo...
Mejor vivir el presente. No produce cabreos ni ardor de estómago...
Un saludo, Modestino. Que sea un buen inicio de semana.
Ya se que ni se te ocurre viajar a Punta Cana, a Cancún o a Birmania, pero hay gente que ha convertido estas cosas en necesidad, no lo dudes.
Y lo del sueldo suena para junio ... al tiempo.
Modestino, si que tiene aspectos positivos, por supuesto.Todos estamos aprendiendo y recordando el valor de lo fundamental.
Las familias de muchos ya estabamos con el cinturón apretadico...cuando no hay más agujeros, nos ponemos una cuerdecica, y a tirar...pero hay situaciones extremas, creeme. Las palpo todos los días. Y ahora ya estoy muy preocupada.Al menos desde mi perspectiva, no se ven cambios para mejor.
Modestino la vida está llena de contradicciones; estaba escribiendo en otra línea pero mientras lo hacia ha sonado el teléfono para pedirme que le haga un favor porque...” se va de vacaciones a Dubai, y en agosto a Canadá"
Y me da por pensar que sí, algunos viven a todo tren, no tienen crisis y lloran de hartos...
Sí, Mª Pilar, hay situaciones extremas, yo también las conozco, y no me referia a estos casos cuando hablo de que puede haber alguna consecuencia psitiva de la crisis; me refiero a quienes se han acostumbrado a vivir muy bien ... aunque por lo que cuenta Veronicia parece que siguen a todo plan.
¿Huelga?
A m´´i ni se me ocurre, no me parece la solución aquí y ahora.
Si Modestino, pero también tengo la impresión que alguien está introduciendo "valores" en el parqué como si fueran nuevos, incluso especulando con ellos...
Estimado Modestino:
Soy muy partidaria de la austeridad y de educar en ella a los chavales.
También hago mía la frase que ahora monopoliza Ikea como slogan "No es más rico el que más tiene sino el que menos necesita".
Lo malo como han señalado varios comentaristas son los casos en que hay verdadera necesidad.¡Esto hay que arreglarlo ya!
Pero de verdad me ha gustado el enfoque solidario de tu entrada.
Afectuosamente
Me parece un buen e interesante debate ese de los valores nuevos inventados, Tomae.
Me muevo en el sector de la construcción.
Mis albañiles se vuelven a su tierra y dejan el piso abandonado, frente a las fauces bancarias.
"¡Que se lo coman con patatas!", me dicen mientras me enseñan orgullosos su billete a Bogotá.
Y tú, que les has tomado cariño les preguntas:
"¿Cuánto te ha costado el billete?"
Y haces cuentas...
...
Luego abres el periodico, oyes la tertulia radiofónica o escuchas la versión del carnicero del barrio:
"¡Les está bien empleado a estos de la construcción!, ¡Tanto dinero que han ganado estos especuladores!
...
Y vuelves a casa, te miras al espejo y te preguntas dónde están los millones que has ganado con la especulación.
...
60 horas de trabajo real a la semana, 2.100 €/mes, 2 pagas, 15 días de vacaciones, una carrera universitaria, echarle más cojones que el caballo de Espartero, algunos findes currando por la patilla...
Para acabar siendo calificado de especulador.
...
Y entonces miras la agenda y buscas los teléfonos de compañeros que ya han emigrado.
Y les llamas.
"¿Qué tal por Costa Rica?"
Porque en tu pais has sido juzgado, sentenciado y ajusticiado.
Sin ni siquiera un abogado de oficio.
A las bravas.
Estamos en un país y en un tiempo en el que la opinión pública la marcan, en buena manera, los programas tipo "La noria" o el de Ana Rosa, en el que cualquiera sabe más que nadie de cualquier tema.
Siento que a quienes os estais dejando la vida en la construcción se os califique sin más, sin pensar en que no todo es lo mismo, sin distinguir el trabajo serio de la burbuja, ...
Creo que has dejado testimonio serio de algo que está pasando.
No todo el mundo ha vivido por encima de sus posibilidades.
No todos los casos son iguales.
Si un señor con un suledo de 1000 euros ,se compro una casa de 50 ó 60 millones de pesetas.No es mi problema .
Por supuesto, no generalizo: tengo bien claro que cada caso es cada caso. Y evidentemente el problema es del de los 1000 euros, pero me temo que no hay pocos de éstos.
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