Estoy leyendo a Haruki Murakami: puede que sea snobismo, pero he caído en la tentación y ya llevo 80 páginas de su libro "¿de qué hablo cuando hablo de correr?" y aunque el libro tiene cierta monotonía ya he encontrado más de un pensamiento con contenido. En un momento determinado en escritor japonés habla de una carrera en la que tuvo una pájara importante y resalta que no es persona de mal perder, añadiendo que "en la autopista de la vida no es posible circular siempre por el carril de adelantamiento" ... creo que el hombre tiene toda la razón del mundo y que semejante frase puede dar muchísimo juego.
Y es que, efectivamente, uno se tropieza con frecuencia con individuos que pretenden desarrollar su vida exclusivamente en fase de aceleración; es como si no entendieran ni la felicidad, ni el éxito ni la virtud si no es en un continuo trajín, con un esfuerzo sin límites, marchando de aquí para allá con cara de velocidad y transmitiendo al resto del mundo agobios, impaciencias y sudores por partes completamente iguales.
Unos de los que se han instalado en el carril de adelantamiento son los ambiciosos y de éstos circulan bastantes en el mundo actual, entre otras cosas porque todos, en mayor o menor medida, tenemos nuestras propias, muchas veces también miserables, ambiciones. Son los que no se conforman con nada, quienes se exigen llegar cada vez más lejos, o tener cada vez más -dinero, poder, cargo, ...-, o simplemente han elevado tanto el listón de sus deseos y aspiraciones que ya no pueden reducir velocidad y pasar a una vía más lenta, más razonable.
Del carril de referencia son también obsesos los perfeccionistas, esos que tienen como lema lo de hacer las cosas bien, una frase que en principio denota virtud, pero que llevada al extremo puede convertirse en algo pernicioso, ... además de en un "coñazo" -lo siento, no soy capaz de encontrar una palabra más atinada al respecto-. Mala virtud es la que no se muestra amable, la que pone la obligación y el esmero por encima de la comprensión hacia el resto, es decir, la caridad, en su acepción más elevada y amplia. Alguien empeñado en conseguir la excelencia puede convertirse en un peligro para la paz familiar y social si no baña sus aspiraciones de la flexibilidad, la tolerancia y el autocontrol. Dios nos libre de los perfeccionistas, que pueden ser embriones de auténticos talibanes, de personajes capaces de romper los nervios y desmontar el equilibrio de sus congéneres.
Y hay otros que también tienden al mismo carril: los maniáticos, los que convierten lo accidental en esencial, lo opinable en dogma; hay diversas razones, variedad de situaciones que pueden llevar a una persona a trascedentalizar lo supérfluo. Así, como en una autopista, en la vida hay quien permanentemente mantiene una actitud de acoso a sus compañeros de viaje, no porque les quiera ganar la carrera, ni ser mejor que ellos, sino porque ha caído en las redes del piñón fijo, no es capaz de viajar de manera distinta a la que ha aprendido o asimilado. Y bien peligrosos que son éstos.
Hay más conductores de carril rápido: los que solamente se conforman con el número uno, los que no renuncian a nada, muchas veces a costa de que lo tengan que hacer otros, los sabiondos, los espabiladillos, los que disfrutan pisando el callo al vecino o al rival, ... Y no hago apología de la resignación, ni de la mediocridad, ni del recorte al afán de superación, ni mucho menos de la restricción de la sana rebeldía, me limito a constatar que me gustó el pensamiento de Murakami que no invita al inmovilismo, sino al sentido común, a contar con las propias fuerzas y con la presencia de los demás.
10 comentarios:
He leído despacio este post, Modestino. Me he visto retratada en algunas de las variantes que comentas. Y también he pensado que algunos de estos acelerones-espero que no se interprete como arrogancia- los he superado con los años.
El que más me ha llamado la atención es el que etiquetas como "maniáticos". Todo es susceptible de montar un pollo-cruzada, tanto lo substancial como lo accesorio... Y se confunde contenido con continente. Si a ello le sumas un genio vivo... estamos frente a una persona permanentemente cabreada. Bufff
A veces te vacunas con un trompazo + UCI... Y aprendes.
Gracias, Modestino.
Cada cual puede traducir estas frases como lo considere, porque cada cual tenemos nuestra experiencia.
A veces hay que plantearse las cosas con cierta valentía, y decidir ir por el carril que uno ve más adecuado.
¿Sabes Modestino? A mi me hartan tanto esos individualistas acelerados, que casi he decidido dejar la autopista, y hacer vía por caminos de tierra...donde pueda ir más a mi aire.
Me ha gustado tu reflexión, gracias.
En los caminos de tierra, además, no hay peaje ;).
Usando un símil balompédico, podemos traducir la frase del carril de adelantamiento al leguaje de la barra de un bar.
El albañil, con el Marca en la mano y despachando un "sol y sombra" a las siete de la mañana, diría:
"Ni el mejor jugador del mundo puede estar corriendo los noventa minutos".
Un simil futbolístico muy acertado y oportuno.
...acertado el término de "coñazo", al que añadiría el epíteto de verdadero; a esas personas que encima piensan que su modo tan "perfecto" de proceder debe ser digno de imitación.
Me gusta saber cuanto puede dar el coche de si... pero también puedo dormir en un peaje
Siempre por el mismo carril demasiado aburrido, como las autopistas yo me paso a caminos de tierra como Mariapi y carreteras secundarias :)
A mí, Tomae, es que el concepto de coñazo me parece tan elocuente, tan sonoro ...
...y en algunos casos se debería admitir la ññ doble ;)
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