La situación de la planta nuclear de Fukushima en Japón se mantiene como noticia permanente en las secciones de última hora de todos los medios de comunicación; si ya el terremoto y el posterior Tsunami de Japón se ha convertido en un drama de grandísimas dimensiones, el peligro de catástrofe nuclear añade tensión y pesimismo a la opinión pública de todo el mundo. Ante la posibilidad de nuevas explosiones, de escapes radioactivos importantes, en definitiva, de que se produzca un descontrol de la energía nuclear por la zona a los ciudadanos de a pié de cualquier parte del mundo nos crea incertidumbre y cierto estremecimiento.
Posiblemente tenemos un problema de desconocimiento, sabemos que la energía nuclear es enormemente peligrosa, pero no alcazamos a imaginarnos las dimensiones que puede llegar a tener un accidente nuclear, hasta qué punto la contaminación que surja del mismo se puede extender, en qué manera todo el planeta se puede -o no- ver afectado por las mismas. En el fondo, es el miedo a los desconocido, aunque tal vez sea más exacto hablar de miedo a lo que se conoce poco pero se intuye muy grave.
Y también puede haber algo de rebelión ante lo excepcional, porque en occidente estamos demasiado acostumbrados a que no se nos altere la normalidad, la rutina de que nunca pasa nada. Es posible que, dentro del drama que supone la devastación y la muerte, los japoneses tengan más asumido lo que les está ocurriendo, la conciencia de vivir en tierra amenazada y puede que su propia filosofía de la vida les hace más fuertes y sólidos para enfrentarse a la tragedia y para ponerse a reconstruir el país.
Los hechos ponen sobre el tapete la polémica de la energía nuclear; es curioso que según los medios que uno lee acabas pensando que estamos ante un riesgo tremendo e inminente de infierno nuclear o que los riesgos son mínimos y ésto no tiene nada que ver con Chernobyl. De cualquier manera, parece claro que no podemos pretender que nunca pase nada y que tras 21 siglos desde que Cristo vino al mundo ya nos teníamos que haber acostumbrado a estas reacciones de la naturaleza y a que los avances tecnológicos vienen a veces acompañados de riesgo y drama. A mí estas cosas me sirven para rezar más y ser más consciente de la fugacidad de este mundo, a otros les servirá para otras cosas, sólo se trata de asumir que de todo aprendes.
12 comentarios:
..te acompaño Modestino.
¡Qué trascendente tu conclusión!
Es lo mejor que podemos hacer.
Gracias por tu ejemplo tan edificante desde la sencillez que es lo que vale.
Pero no perdamos el ánimo porque yo he leído artículos muy ecuánimes de gente preparada que se muestran muy serenos.
Con toda mi gratitud y afecto
Asun
Yo ando bastante despistad; sinceramente no se si hacer caso al alarmismo que se ha creado o a quienes dicen que lo que ocurre en Fukushima no tiene nada que ver con Chernobyl.
O lo que es lo mismo, no se si hay alarma real o ficticia e interesada.
El tiempo nos dirá.
Toma ya, Modestino... Sí señor. Primero, aprender de este pueblo que llora y trabaja...las dos cosas a la vez. Algunos tan cerca del peligro que saben positivamente que este servicio a su sociedad les acarreará una muerte segura en muy poco tiempo... Un altruismo del que no tenía noticia hasta la fecha.
Y tu apunte final. Sobran los motivos para orar por todos y cada uno de ellos: los que han fallecido, los que sufren, los que lo han perdido todo, los que exponen sus vidas por las de sus compatriotas...
Gracias, Modestino
Aquí ya habríamos montado varias asociaciones de victimas nucleares poniendo pleitos, pidiendo indemnizaciones millonarias y saliendo en la tele a poner verde a todo el mundo.
Esta tarde charlaba con un buen amigo, gran lector y "fan" empedernido de Haruki Murakami, y me decía que él entendía perfectamente el comportamiento (heroico y solidario) del pueblo japonés porque es el mismo espíritu, la misma forma de ser y de entender el mundo que destilan los personajes de las novelas de dicho autor. Le dije a mi amigo que me había quitado de la boca su reflexión.
Ya sabes que aquí, donde vivimos varios amigos de tu "blog", tenemos dos o tres "Fukushimas". Pero ese es otro debate más complejo que no tiene cabida en un día como hoy.
Los medios hablan a esta hora de "Apocalipsis". Quiera Dios que sea sólo un titular periodístico.
Salud y suerte.
Sí, esperemos eso, que todo sea afán de protagonismo y de decir palabras fuertes, pero la cosa da miedo.
Conclusión humilde y sabia modestino. Pero con el mazo dando... Algo habrá que hacer para reducir las consecuencias tan dramáticas en un país que se supone desarrollado y rico, como el nuestro.
A mi eso es lo que más miedo me da, que si pasa en Japón ¿que nos ocurriría a nosotros?
Con el mazo dando, por supuesto ... aquí, además todas las centrales nucleares son antiguas, hace decenios que no se construye una.
AL final va a ser verdad ,aquello que la tercera guerra mundial ,seria " a pedradas"
Creo que fue Albert Einstein quien lo dijo ...
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