18 de agosto de 2009

Fumarse un puro



Ya se que eso de fumar no se encuentra en la nómina de lo políticamente correcto en la actualidad; por otra parte yo no soy fumador por lo que no sabría explicar porqué me da hoy por hacer una especie de panegírico del "arte" de fumar un puro. Pero he de reconocer que es algo que me atrae, que me resulta interesante.

De entrada, el hecho de fumarse un puro tiene un algo de ritual; hay cajas especiales para humidificar puros, de la misma manera que existe todo un reglamento para su conservación, con recurso a peladuras de naranja y otro tipo de rudimentos análogos. Para acreditar lo dicho no hay más que ver como se enciende un puro un experto, esa habilidad para cortar la puntita, para manejar el cigarro con las manos y para encenderlo con eficacia. Hay que tener estilo, elegancia y saber estar para dominar el arte de encenderse un habano.

Hay puros taurinos, que son de los más clásicos; tienen que ser largos, suficientes para que duren los seis toros. Y mientras el aficionado se lo fuma, tranquilamente, sin que la tensión del ruedo pueda alterar un ápice su serenidad, puede ir desgranando comentarios sobre el temple del matador, la raza de las reses, el estilo de los subalternos, el arte de un muletazo o la habilidad con que se ha realizado la suerte de varas. Y es que la fiesta no sería lo mismo para ese "taurino" si no pudiera disfrutar de un "Cohiba" o un "Montecristo". Los toros son un espectáculo polémico, no se sabe si tienen mucho futuro, pero espero que al menos no se pierdan ni el ambiente castizo ni los aficionados clásicos.

Y como no podía ser de otra manera, también hay puros deportivos y, muy especialmente futbolísticos. Aún recuerdo hace muchos años en un Carrusel Deportivo de la SER, cuando corría a cargo del llorado Joaquín Prat, éste, bajo el patrocinio del coñac "Soberano" -otra inconveniencia¡- iba preguntando a los distintos corresponsales que jugador estaba jugando "soberanamente", y en una conexión con La Romareda el recordado Paco Ortiz, ante el pestiño de partido que debía estar presenciando, aseguró que "soberanamente estaba jugando el señor del puro que se encontraba a su derecha" ... y es verdad, porque tu equipo del alma podrá ganar o perder, hacer un partidazo o dar pena, pero el aficionado con puro se volverá a su casa con el buen sabor del cigarro puro que, si es un buen catador, aún mantendrá su agonizante colilla en la mano. Podríamos inventar una escuela de la vida en la que una de las actividades especiales fuera presenciar un encuentro de la máxima junto a esos viejos fumadores de puros que rezuman sabiduría futbolística, saber estar en cada momento y capacidad de tener siempre la palabra adecuada.

Y también cabe recordar esos puros que se reparten al final de las bodas; no se si la paridad u otras miserias humanas han modificado la costumbre, pero de siempre se repartían puros a los caballeros y peladillas u otro detallito a las damas, por mucho que he conocido a excelentes fumadoras de puros. Los puros de las bodas son una historia distinta, como una imposición; no es infrecuente que el interesado se los fume con desgana, casi por compromiso. Incluso hay quien los recoge para otra ocasión o para regalar a un amigo, que se lo fumará en su día, de gorra y bien a gusto.

Y hay puros navideños y de Año Nuevo, de celebraciones y aniversarios, puros en soledad y en plena velada amistosa. Porque en esta vida uno siempre acaba encontrando la ocasión de satisfacer sus pequeños placeres, de autoengañarse de que lo que las autoridades sanitarias excluyen a uno le conviene. Lo puros, por otra parte, no son un signo de exclusividad, hay ejemplares mucho más modestos, como los celebres "Farias" y los caliqueños, esas varas retorcidas que llevan implícito un algo de dureza, de reciedumbre, de rusticidad. Puede que los puros sean como el sombrero, la corbata o el bastón, que su tamaño, su calidad o su forma dicen mucho de la persona que los lleva en la mano.

Larga vida a quienes saben fumarse un puro con mesura, con elegancia, con estilo y con todo el arte del mundo.


9 comentarios:

Tommy dijo...

Me ha sorprendido encontrar al comienzo de tu post la foto del actor George Hamilton, a quien yo asociaba con romances, revistas del corazón y malas interpretaciones (con excepción de su Drácula de "Amor al primer mordisco") antes que con puros. Claro que tampoco tenías por qué encabezar tu discurso con una foto de Groucho Marx, de quien el puro era una de sus señas de identidad, o de George Peppard caracterizado como Hannibal Smith en "El equipo A" (jo, siempre acabamos con series de la tele).

Ah, y muy bueno el recuerdo de Joaquín Prat y de Paco Ortiz, de quienes no pocos de los que se llaman comentaristas deportivos tendrían mucho que aprender. Y, mira, no estaba pensando especialmente en José Manuel Estrada, Pipi para la posteridad.

Modestino dijo...

Gran idea la de Groucho, ¿cómo no se me ocurrió antes?.

sunsi dijo...

Modestino... Aquí al habla la que se fuma puros de boda cuando se queda sin cigarrillos... y la que fuma en pipa cuando ya no hay puros. Entonces es cuando me digo: "Debes dejar de fumar. Esto no puede ser" No querría parecerme a Sara Montiel.

Hoy, Sat Magí, Modestino. Fiesta en Tarraco. Desde aquí,un saludo.

Modestino dijo...

Hombre Sant Magí, ¿No la llamaban la "Festa major petita"?, recuerdo que en mi primer Sant Magí en Tarragona fue cuando ví castells por primera vez en mi vida.

Los castells, una costumbre grandiosa a la que me hubiera aficionado si no hubiera caído, en mi opinión, en las garras de la politización.

María dijo...

Se siguen repartiendo puros en las bodas... a mí no me gusta mucho fumarme un puro entero, pero se lo suelo robar a mi marido de vez en cuando para fumar un poquito.

Modestino dijo...

La última boda a la que fui fue en mayo de 2008 y efectivamente había puros.

También hay puritos bien pequeños, con tamaño de cigarros.

Pero compartir el puro también tiene su encanto:).

Anónimo dijo...

viva LOST

sunsi dijo...

Sí, Modestino, es "la festa major petita". Empezó ayer con la "remullada". En el fondo... mejor que la tomatadas. Fueron mi hijas y mis sobrinas... Blanca perdió sus sandalias morunas. Legaron...¡¡?? Ni te cuento...

Está Máster en casa de Sarracena... Me temo que se va a perder casi todo. No tengo ni idea del programa de actos... Consultaré a mi padre, que lo tiene todo registrado.Seguro que le encantarían "els castells". A ver si aún pillamos algo.

Saludos...

La costa está imposible. Te quedarías pegado al aire acondicionado. ¿Se puede descansar en Aragón?

Modestino dijo...

Aquí también hace un calor tremendo, aunque es más seco que el de Tarragona: siempre recordaré las camisas mojadas y la pegajosidad de todo.