6 de abril de 2009

La Colegiata de Bolea



Definía Chesterton a la mediocridad como el "convivir con la grandeza y no darse cuenta"; esta frase es lo primero que me viene a la cabeza cuando pienso en monumentos como la Colegiata de Bolea, que sin que sean desconocidos, me parece que no han adquirido la fama y la valoración que su enorme belleza y valor merecen. En una provincia cargada de edificios y paisajes maravillosos, esta colegiata brilla con luz propia y es un monumento que todo aquél que se acerque a Huesca con una mínima sensibilidad por el arte debería tener obligación de visitar.

Rodeada por las sierras de y Gratal y de Loarre, la colegiata se encuentra ubicada en un promontorio del pueblo de Bolea, situado a unos 5 kilómetros de Huesca junto a la antigua carretera de Jaca. El edificio actual fue construido sobre el antiguo templo románico del siglo XII, del que se conserva la cripta bajo el presbiterio, el muro de cabecera y la torre campanario. La colegiata se construyó entre el 1541 y el 1559, por Pedro de Irazábal. La portada pertenece al estilo manierista y es obra del maestro escultor Juan Miguel de Orliens (1611). El templo está enmarcado en el tránsito del gótico al renacimiento y tiene influencias de las catedrales de La Seo en Zaragoza y Barbastro

El interior de la iglesia es de una belleza espectacular, con tres naves a igual altura, arcos de medio punto, columnas fasciculadas en la nave central, cilíndricas en el presbiterio y anilladas en el coro. Tiene bóvedas estrelladas de crucería decoradas con catorce motivos diferentes. Entrar en la nave causa un impacto tremendo, uno se envuelve en un ambiente de belleza suprema y, además de la paz interior que aporta el entorno y el silencio, no encuentra tiempo para poder contemplar con la calma y el detalle exigible todo lo que ofrece el lugar.



Destaca un importante número de retablos, y entre todos ellos el Retablo Mayor, construido por Gil de Brabante entre 1490 y 1503 y cuyas pinturas no tienen autor conocido. Tiene 20 tablas pintadas al temple y 57 tallas de madera policromada. Al pintor anónimo se le llamó "Maestro de Bolea" y en una época gótica utiliza unos rasgos estilísticos que unen dos corrientes la flamenca -sentimiento en la expresión de los personajes, representación naturalista al detalle y rico colorido- y la italiana del "quatroccento" que incluye innovadoramente en Aragón la perspectiva, la iluminación y el sombreado.


A la izquierda del Retablo Mayor se encuentra el de San Sebastián, con tallas que representan al citado santo, así como a San Blas, San Roque, San Nicasio de Reims y San Pedro de Verona, todas ellas de traza gótico-flamenca y realizadas por Gil de Brabante. Tierne siete tablas pintadas por Pedro de Aponte y Pedro de Dezpiota, quienes recibieron órdenes de mantener el estilo de las pinturas del Retablo Mayor. A la derecha se encuentra el Retablo de Santiago, atribuido históricamente a Damián Forment, aunque estudios recientes atribuyen que también trabajó en él el francés Gabriel Joli. Aparecen en el centro las figuras de Santiago peregrino, San Juan Bautista y San Miguel; en la base, la Epifanía, el descendimiento y el nacimiento de Jesús y arriba el Calvario, los cuatro evangelistas y dos medallones con el rey David y el profeta Isaías. Se trata de una escultura renacentista de alabastro policromado.


En los laterales se encuentran cinco retablos barrocos: a la izquierda los de la Virgen del Pilar, San Vicente y Santa Bárbara y a la derecha los de la Virgen del Rosario y de la Crucifixión. Están tallados en madera de pino rojo, con columnas salomónicas, decoración vegetal y mitológica. Los de San Vicente y Santa Bárbara son de estilo churrigueresco. Pertenecen a la época barroca (siglos XVII y XVIII).

Hay ocasiones en las que uno puede arrepentirse de las prisas, la frivolidad y el error a la hora de elegir lo más importante en un día de excursión. Optar por la Colegiata de Bolea es acertar seguro.














Fotos: www.pueblosespana.net; picasaweb.google.com; es.wikipedia.org; articulos.altoaragon.org;



5 comentarios:

Brunetti dijo...

Y lo bien (y casero y barato) que se come en Bolea, ¿qué?.

Las vistas que se pueden disfrutar desde el exterior de la Colegiata merecen, por sí mismas, una visita.

Modestino dijo...

Se comía de maravilla amigo; según me han contado, y la fuente es de fiar: el mismisimo alcalde, "Casa Domazo" ya no funciona, pues la señora -en toda la extensión de la palabra- que llevaba el establecimiento decidió retirarse del negocio.

Toda la vida recordaré el ambiente de hogar, la elegancia, discrección y cariño de la señora y, por supuesto, los boliches que sirvieron a discreción, el ternasco y el bizcocho de naranja con chocolate caliente.

Es que me has provocado, Brunetti, y me has hecho derivar un post de arte en un comentario "tripero".

annemarie dijo...

No coliden, las dos cosas. :)) Interior lindísimo, el de la iglesia.

sunsi dijo...

Bolea... tema de muchas sobremesas. Allí pasó parte de su infancia mi suegra.

Me hace ilusión cada vez que escribes un post( y ya van muchos) que me resulta familiar.
Y el ternasco que no falte. Cómo se come y cuánto se come en la tierra donde vives.
Preciosas fotos. Gracias.

Un saludo

Modestino dijo...

Y no es bueno comer tanto .... por ahí se come buen poescado, aunque si hablamos de carne, y en especial de cordeo, creo que no hay color.

Pero un arroz caldoso con bogavante, una paella en el Delta o una buena Dorada a la sal en el Serrallo, canela fina.