1 de noviembre de 2012

Libros de otoño


El mes de octubre he concluído seis libros, aunque el elevado número tiene bastante que ver con la brevedad de uno de ellos -"Las cosas" y el hecho de que el último sea de esos estilo "Thriller" al que recurrí para cubrir un largo viaje en tren. De cualquier manera, creo que lo más importante es que resalte las cinco estrellas que pongo a dos de ellos: "El largo adiós", de Raymond Chandler, un clásico de la novela negra que me pareció impresionante y "El invitado del Papa", de Vladimir Volkoff, uno de esos libros publicados por editoriales minoritarias, que ha tenido poca proyección mediática pero que no deja de ser una joya.

Había oído hablar de Antonio Gómez Rufo como uno de los mejores autores españoles de la actualidad; es posible que sea así, pero desde luego la gloria no le viene de su último libro, "La abadía de los crímenes", una especie de combinación de novela histórica y de intriga que no consigue ser ni lo uno ni lo otro. La acción la ambiente Gómez Rufo en el siglo XIII, en concreto en un Monasterio benedictino del Pirineo de Lleida, donde sitúa a Jaime I el Conquistador en misión de investigación junto a la que era su esposa Leonor de Castilla y la que sustituiría a ésta Violante de Hungría. La trama gira en torno a unos extraños y macabros crímenes que se suceden en el referido cenobio para cuya resolución colabora con el Rey de Aragón una peculiar monja navarra llamada Constanza, un personaje que tiene toda la pinta de haber sido creado para pervivir. El autor alterna la investigación real con las cuitas matrimoniales de Jaime I y Leonor, a quien se presenta en el mismo monasterio junto a sus damas pero sin apenas intervención alguna en la trama central. Los asesinatos que nos cuenta Gómez Rufo son absolutamente inverosímiles y el relato de los mismos va apareciendo a "trompicones" entremezclado con unos cuantos capítulos destinados a una muestra bastante insulsa de la vida de los reyes de la época. Creo que se notan que el libro no me ha gustado, pero no quiero quitarle a nadie las ganas de leerlo, pues he visto unas cuantas críticas positivas en la red que me hacen pensar que a lo mejor no le he pillado el truco. Ah!, y en el desenlace de la novela se desprende una fuerte crítica a los nacionalismos exacerbados.

Concha Espina fue una escritora cántabra que destacó en la primera mitad del pasado siglo; su auge literario surge de unas tertulias que se organizaban los viernes en un salón literario de la calle Goya de Madrid a las que asistían personajes de la alta burguesía e intelectuales. En la actualidad parece que su nombre suena más por razón de tener el Real Madrid su sede en la calle que lleva su nombre que por la vigencia de sus obras, pero no por ello deja de ser una de las mentes literarias más preclaras de su tiempo. Tenía yo el recuerdo de dos obras suyas cuya versión apareció en el espacio televisivo "Novela" a principios de los años 70: "La niña de Luzmela" y "La esfinge maragata". En la primera de ellas recuerdo la interpretación de actores del momento como Flora María Alvaro, José María Guillén, Pedro Civera y Nélida Quiroga y tal vez el poner cara a los principales personajes me hizo caer en la tentación de leerla, en una edición antiquísima obtenida por cuatro perras de la "Librería Renacimiento", tanto que se deshacía a trozos durante la lectura. Se trata de una novela muy bien escrita, si bien el castellano de Concha Espina es tan barroco que se ha pasado de moda. Como suele ser habitual en esta escritora estamos ante una novela con valores, aunque termine haciendose en exceso cursi y lacrimógena.

A pesar de que su nombre de a entender otra cosa, Vladimir Volkoff fue un escritor francés, hijo eso sí de emigrantes rusos, y se hizo famoso a principios de los ochenta por su obra "La reconversión", una peculiar novela de espías. Desde varios puntos diferentes me habían recomendado "El invitado del papa", un original relato en el que trata sobre la iglesia ortodoxa rusa en la época de los comunistas que se conecta con el corto papado de Juan Pablo I, con todas las elucubraciones que su temprana e inesperada muerte trajo consigo. Estamos por lo tanto ante una novela con ribetes de pretensiones de veracidad, en la que aparecen personajes históricos como el entonces jefe de la KGB Yuri Andropov y el propio Papa Luciani, si bien éste no llega a ser nunca designado por su nombre. Como muy bien dice la contraportada del libro, en esta ocasión la pretensión del autor no ha sido descubrir lo desconocido, sino imaginar lo probable. El relato es muy ameno, cada vez más conforme se avanza en la lectura y contiene interesantímas referencias a las relaciones entre la iglesia rusa y el poder comunista, así como a las que dicha iglesia ortodoxa mantenía con la romana. El autor profesaba firmemente la fe cristiana, algo que se refleja en los profundos conocimientos que muestra del tema y en la perspectiva desde la que lo trata. Por encima de todo, pienso que estamos ante una novela excelente.

No existe demasiada discusión a la hora de considerar a Raymond Chandler el número uno de los autores de novela negra, si acaso con el permiso de Dashiel Hammet. Si a esto añadimos que "El largo adiós" es considerado, junto a "El sueño eterno", su genuina ópera prima poco cabe añadir a la hora de exaltar la calidad de esta novela que he leído con calma y paciencia a lo largo de las tres primeras semanas de octubre. El relato contiene una serie de citas verdaderamente geniales, constituyendo, como suele ser habitual en Chandler, una ácida crítica del establishment político, judicial y policial estadounidense de la época. El personaje de Marlowe inunda toda la narración con una personalidad y una fuerza inusitadas y la historia que nos cuenta, enrevesada y compleja, no pierde el interés a lo largo de las cuatrocientas páginas en que se extiende el relato. "El largo adiós" es auténtica y genuina novela negra, mucho más allá de simples intrigas literarias o narraciones policíacas, porque Chandler nos habla de unos hechos y unos personajes de unas características muy concretas y nos recrea en un ambiente que cabe calificar como negro de principio a fin. Un libro imprescindible para cualquier aficionado a este género.

Hace un par de veranos me recomendaron "Las cosas", de Georges Perec; quien lo hizo me habló de un libro bien escrito y de contenido profundo. He tardado más de un año en leerlo, pese a que lo compré inmediatamente en la Librería "Follas Novas" de Santiago, uno de esos establecimientos que no son simples vendedores de libros, sino que en ellos te encuentras con gente que sabe de qué ca la cosa. La novela es ya antigua, pues data de 1965, pero lo que en ella se nos cuenta es absolutamente actual: la vida vacía y superficial de una pareja parisina; son las cosas, que se poseen o que se anhelan, las que escriben el devenir de la pareja protagonista, Sylvie y Jérôme. Ambos desean la riqueza, aspiran a una vida de opulencia y confortabilidad, pero eso a lo que aspiran no viene refrendado por una actitud de esfuerzo y sacrificio, sino que su trayectoria es mediocre y carente de toda abnegación. Con un estilo particular, en el que abunda la descripción precisamente de esas cosas que protagonizan los anhelos de los personajes. La novela está narrada con distanciamiento, es de descripciones, no de acciones; al leerla uno comprueba como el consumismo que criticaba el autor hace 37 años sigue vigente en la actualidad.

De Brain Freeman ya había leído "Inmoral", la primera novela protagonizada por el Inspector Stride, un hombre apasionado incardinable entre los policías de pasado difícil y vida ajetreada; "Venganza" es la segunda entrega y reune todas las condiciones para servir de libro que cuesta dejar, de esos que se lee de un tirón porque el autor sabe engarzar la trama y la intriga adecuadamente, por mucho que el relato no sea precisamente de un modelo de calidad literaria. A la hora de encardinar el tipo de novela que escribe Freeman me atrevería a afirmar que estamos ante un thriller al que se suma la nota de la intriga, algo que el autor cierra dando varias vueltas sorpresivas al desenlace final. La acción se desarrolla en Las Vegas, donde no se conoce ese concepto de moral y buenas costumbres, desarrollándose todo el relato en un ambiente poco ejemplar, pero muy adecuado a cualquier trama policial: corrupción, casinos, vicio, depravaciones, ... Una novela adecuada para aquellos momentos en los que uno necesita evadirse y entretenerse, sin ninguna otra aspiración.

10 comentarios:

Tommy dijo...

Chandler era grande, pero para mí Hammett es el number one y "La llave de cristal" su obra maestra. Claro que hace lustros que no leo novelas negras de la primera generación.

Había pensado hacer algún comentario sobre la versión cinematográfica de "El largo adios" que perpetró Robert Altman en 1973, pero era tan sosa...

Modestino dijo...

Con Elliot Gould de protagobnista, un actor con pinta de "peculiar", o no?.

Tommy dijo...

Elliot Gould tiene la pinta que tiene, como tantos otros. Antes de la peli de Altman hicieron una adaptación para TV de "El largo adios" en la que Marlowe era Dick Powell. Seguro que le recuerdas, televisivo Modestino.

También hizo de Marlowe James Garner en aquella cosa llamada "Marlowe, detective muy privado" basada en "La hermana pequeña" de Chandler y que a estas alturas sólo se recuerda porque salía Bruce Lee antes de ser famoso.

Modestino dijo...

Pues no caigo en que serie trabajaba Dick Powell ...

Tommy dijo...

En "La hora de Dick Powell". Por lo que recuerdo, era una serie dramática en la que Powell hacía la presentación del episodio y luego él salía o no. Pero estoy hablando de televisión jurásica.

Volviendo a Marlowe, Powell ya le había interpretado en "Historia de un detective", que pasa por ser la primera aparición del personaje en la pantalla antes llamada grande.

veronicia dijo...

Me cuesta diferencia a Sam Spade y a Philip Marlow... y la culpa es de Humphrey Bogart que los ha interpretado a los dos...
Para esta tarde espero tener ( y ver mientras jueguen el Barca o el Madrid) El largo adios...

Modestino dijo...

Y nos dices si es una peli tan insulsa como dice Tommy ...

Brunetti dijo...

No puedo opinar de su adaptación al cine o la televisión, pero puedo afirmar que "El largo adiós", de Chandler, es una excelente novela.

Se me hace difícil imaginar que cualquier director de cine que se precie pueda despellejarla, aunque hay gente 'pa to'.

Salud!

Modestino dijo...

Hay directores de cine capaces de cualquier cosa .... ;)

veronicia dijo...

Despues de ver el Largo adiós de Robert Alman opino que no ha encontrado demasiada dificultad para despellejar la obra de Chandler... la ha ambientado en los setenta, le ha dado el papel de Marlow a Eliot Goul y se carga los dialogos chispeantes..., ni siquiera parece cine negro...

Pero una cosa buena tiene la película y es la banda sonora (Jonh Wiliams lo he buscado).