18 de noviembre de 2011

Gareth Edwards, mi tributo al rugby



El rugby es un deporte importante en Gran Bretaña, despierta pasiones y se juega en ambientes esencialmente universitarios; por mucho que el fútbol esté considerado el deporte rey y que la propia Inglaterra sea la sede de nacimiento del mismo, el rugby goza de una leyenda superior en cuanto a nivel cultural. Todos hemos oído eso de que mientras el fútbol es un deporte de caballeros practicado por villanos el rugby es un deporte de villanos practicado por caballeros, y si uno se fija acaba comprobando cuanta verdad encierra en esta ocasión la frasecita tópica. Yo nunca he jugado al rugby, y puede que la razón vaya mucho más allá de mi condición de persona más bien enclenque -que no delgado- y con poca capacidad de lucha y resistencia física, pues me temo que a mi juventud le faltaron ciertos toques de idealismo y espíritu deportivo, optando por un deporte que practicaba con cierta desidia y poca combatividad como era el fútbol. El rugby tenía mucho más de aventura y espíritu guerrero, solía ser practicado por gente con iniciativa, que debía buscarse la vida para poder jugar un partido.

Cuando estudiaba bachiller y los primeros cursos de la carrera solía seguir el Torneo de Cinco Naciones de Rugby, un campeonato en el que jugaban Inglaterra, Gales, Escocia, Francia e Irlanda; así aprendí unas mínimas nociones de este deporte, sabiendo distinguir lo que eran un ensayo y una transformación, las normas que regulaban la melé, las posiciones de zaguero y medio-melé y lo que al menos entonces denominaban "la Touché". Por aquellas épocas -estoy hablando de la primera mitad de los años 70- el mejor combinado solía ser el de País de Gales, equipo del que recuerdo dos jugadores: el zaguero Williams, que en uno de esos partidos sufrió una gravísima lesión que le mantuvo apartado de los terrenos de juego muchísimo tiempo y Gareth Edwards, un medio al que vi consumar unos ensayos espectaculares. Edward se convirtió para mí en un referente y leyendo hace pocos días "Soliloquios", el blog de quien en mi opinión es uno de los mejores periodistas deportivos de Aragón, Mario Ornat, un apasionado de este deporte por otra parte, vi que había dedicado en su día una entrada a Edwards, algo que despertó mis recuerdos dormidos sobre este hombre que junto a otros "guerreros" del balón curvo animó mis sobremesas de unos cuantos sábados adolescentes.

El rugby es un deporte complicado y existe el riesgo de que uno se acabe aburriendo, problema que se solventa, desde mi punto de vista, de dos maneras: tratando de aprender al menos las reglas esenciales del mismo y, por encima de todo, buscando los partidos que enfrentan a los mejores, algo que se producía en el citado torneo de las 5 naciones y, más en concreto, en los partidos que disputaba País de Gales. Ahora es un recuerdo lejano, casi un lamento por no haber perseverado en la afición, pero sigue vivo en mi memoria el ensayo que Edwards realizó en uno de esos encuentros -siento no recordar la selección rival-, en el que a base de potencia y habilidad fue sorteando rivales hasta certificar los 5 puntos que si no recuerdo mal valían entonces estas jugadas.

Edwards se hizo famoso por realizar el que se ha llamado ensayo más brillante de la historia; era el 27 de enero de 1973 y en el estadio Arms Park de Cardiff se disputaba un partido que enfrentaba a los "all blacks" frente a los Barbarians en los que jugaban junto a Edwards otros seis puntales de la selección galesa: el tercera flanker Tom David, Derrick Quinnell, Phil Bennett (medio de apertura, heredero directo del excelso Barry John), el segundo centro John Dawes, el ala John Bevan y el inefable zaguero JPR Williams. Aquí dejo el relato de Mario Ornat sobre dicho ensayo:

"La secuencia se inicia con una profunda patada del neozelandés Brian Williams desde el lado derecho, que cubre Phil Bennett en su zona de 22, apenas unos metros por delante de la línea de marca. La presión es instantánea y da idea de la ferocidad y la excelencia defensiva de los All Blacks. Con la mayoría de sus compañeros en pleno retroceso para protegerlo, y acosado por Scown, Hurst y Kirkpatrick, Bennett se ve forzado a salir jugando con la mano desde su propia defensa, sin tiempo siquiera para considerar una patada defensiva. Lo que sigue es simplemente maravilloso...

Rodeados por una jauría creciente de All Blacks hambrientos, los Barbarians logran mantener el balón vivo y abrirse camino con él. Dos detalles simplifican la explicación: los neozelandeses no lograron hacer ni un solo placaje en cien metros de jugada porque, en cada pase, el portador del balón tenía a cuatro y hasta cinco apoyos disponibles. La única interrupción la evita al inicio de la acción JPR Williams, que sufre un placaje alto y transmite el oval antes de caer emboscado. En el rugby, el balón se recicla (aunque cada vez menos) a través de rucks (cuando el placado se va al suelo) o mauls (si se mantiene en pie y sus compañeros se agrupan a su alrededor para proteger la pelota). Ninguna de esas dos jugadas aparecen en el ensayo de Edwards: si uno tuviera que explicar a alguien profano qué es un off-load, valdría este vídeo: deshacerse del balón, descargándolo hacia un compañero en apoyo cuando el rival te va a detener.

En la jugada participan tres cuartos, segundas líneas, terceras líneas, el talonador y, por fin, Gareth Edwards, medio de melé. Es cierto que hay dos pases sospechosos de ser balón adelantado, lo que invalidaría la jugada: el de Tom David a Quinnell es dudoso, pero la captura del número ocho galés, agachando el espinazo en plena carrera para evitar que la pelota vaya al suelo, provoca un efecto disuasorio. Es tan brillante que uno no se da cuenta del todo si es adelantado o no. El siguiente pase, el definitivo de Quinnell a Edwards, parece ciertamente un adelantado muy claro. Pasemos por alto esa posibilidad por puramente mezquina. Edwards, un medio de melé arrojado y veloz, crítico en las rupturas, siempre atento a las debilidades de la defensa para colarse como una llamarada, explota su velocidad. Era al mismo tiempo gatillo y bala. Su carrera final de 40 metros hasta la esquina del fondo del río Tafft cierra la jugada, que funciona a modo de definición del mejor rugby posible: el balón siempre vivo, apoyos constantes, velocidad de decisión y técnica para el pase y la recepción. Manos finas, piernas robustas. Un rugby irrepetible y adelantado a su tiempo."


"Manos finas, piernas robustas, ..." hasta tiene un cierto sentido metafórico. Edwards era hijo de un minero galés, no era el rugby un deporte que haga a nadie millonario, pero fue un deportista en toda su extensión y pasó a la historia.




9 comentarios:

veronicia dijo...

Mira por donde durante siete años de mi vida vi jugar a los All Blacks por la TV... y prácticamente no me he enteré de nada (con excepción de la danza); ya me podría haber interesado por preguntar las reglas del juego en lugar de contemplarlo como una zombi

Modestino dijo...

No sabía que por aquí retransmitían los partidos de los All Blacks, lo que me he perdido¡¡¡.

Un saludo de viernes, Veronicia.

Brunetti dijo...

Hace más o menos un mes, un domingo por la mañana, fui a desayunar y a leer la prensa a un bar que se caracteriza por tener múltiples aparatos de Tv donde, normalmente, dan a todas horas partidos de fútbol.

Ese día, me sorprendió que, a eso de las 10h, el local empezó a llenarse de gente, mayoritariamente joven, por lo que le pregunté al dueño a qué se debía tamaña invasión matinal-dominguera.

Me indicó que ello se debía a que estaba a punto de comenzar la final del Campeonato del Mundo de rugby entre Nueva Zelanda y Francia, que iban a retransmitir a través de un canal de pago.

No me imaginaba que aquí hubiera tanta gente interesada en el rugby y que fueran tan educados: nada que ver con las 'malas bestias' que acostumbran a presenciar los partidos de fútbol en los bares.

Nadie insultaba; aplaudían las buenas jugadas o, como mucho, lamentaban con un "Oooohhh" cuando había algún error o se perdía una buena ocasión de ataque. Además, todos parecían entender perfectamente las reglas del juego, algo no del todo fácil.

Tanto me gustó el ambiente, que me quedé viendo el partido hasta el final. Ganó Nueva Zelanda, pero Francia jugó muy bien y mereció mejor suerte, a mi entender.

Modestino dijo...

Estamos de homenaje al rugby, sí señor. Y ahora cualquiera vuelve a poner aquí una entrada futbolística ... ;)

Driver dijo...

Cuando fui a visitar la Expo de Sevilla, en un caluroso día de verano, las colas eran más largas que un día sin pan.
Entré al Pabellón de Nueva Zelanda a primera hora, atraído por una barra con cinco grifos de cerveza Foster servidos por sendas nativas de nuestras antípodas.
Ya ni ví más Expo que la que aquellas amables señoritas tuvieron a bien enseñarme, con amabilidad y detenimiento.

Recuerdo haber comprado más camisetas de los All Blacks que las que iba a necesitar en toda mi vida, haber bebido más cerveza de la que el calor exigía, y haber hablado más en inglés y sobre rugby que el que mis conocimientos de tal idioma y deporte podían soportar de forma inteligible.

A pesar de las dificultades propias de idioma, las nativas no paraban de sonreir, servir cervezas y cobrar cuantos chorradas tuvimos a bien comprar el aguerrido grupo de españolitos.

Eso sí, lo pasé bomba.

Y de vez en cuando me aprieto una Foster con cierta nostalgia.

Driver dijo...

Perdona Modestino por la extensión.
Iba a rememorar un impresionate reportaje del equipo nacional de rugby de Nueva Zelanda, pero como verás otros recuerdos más intensos se han antepuesto.
Sé que cuento con tu comprensión, dada la naturaleza del recuerdo.

tomae dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
tomae dijo...

...siguiendo la jugada, y atendiendo al último pase antes del ensayo, (creo haber entendido que es de Quinnell) diría que Quinnell pertenece a la delantera. Los delanteros en Rugby son los que suelen formar las melés pues su masa corpórea (gran envergadura) le permiten avanzar unos metros en el "empujue", también se les reconoce por la cinta adhesiva en la frente, que en realidad no es más que una forma de proteger las orejas cuando están formando la melé...

Supongo que sabías, que en época de Berlusconni, el torneo de las 5 pasó ha ser de 6! ...Un Saludo¡

Modestino dijo...

Agradecido a comentarios tan enriquecedores.