24 de noviembre de 2015

Palmira en el Interfacultades (Año 1975)


"Palmira (en árabe تدمر Tadmor1 o Tadmir) fue una antigua ciudad situada en el desierto de Siria, en la actual provincia de Homs a 3 km de la moderna ciudad de Tedmor2 o Tadmir, (versión árabe de la misma palabra aramea "palmira", que significa "ciudad de los árboles de dátil"). En la actualidad sólo persisten sus amplias ruinas que son foco de una abundante actividad turística internacional. La antigua Palmira fue la capital del Imperio de Palmira bajo el efímero reinado de la reina Zenobia, entre los años 268 - 272.

Palmira fue elegida como Patrimonio de la Humanidad en 1980. El 20 de junio de 2013, la Unesco incluyó a todos los sitios sirios en la lista del Patrimonio de la Humanidad en peligro para alertar sobre los riesgos a los que están expuestos debido a la Guerra Civil Siria."

Esto es lo que cuenta la Wikipedia sobre Palmira, una información que tiene que ser completada con las recientes y tristes noticias de la destrucción de buena parte de sus ruinas, incluido el Arco de Triunfo que fue reducido a escombros por el Estado Islámico. 

A partir del pasado sábado, la antigua ciudad de Palmira aporta otros recuerdos  más intrascendentes y personales; celebraba con varios más de curso en el "Gran Hotel" de Zaragoza la fiesta que conmemoraba los 35 años de nuestra promoción de Derecho. Entre otros se encontraba una compañera que desde hace varias décadas ejerce como magistrada en Barcelona, alguien a quien recuerdo como una de esas alumnas brillantes, a la vez que responsable y estudiosa. Al decirle mi nombre -con el paso de los años y los inevitables cambios físicos fue frecuente la necesidad de identificarse- me comentó que recordaba que el primer día de clase, allá por octubre de 1975 en el que entonces -no se ahora- se denominaba "Edificio Interfacultades", coincidimos sentados uno junto a otro, asistiendo a una clase de Derecho Romano que nos daba D. José Luis Murga Giner, un sevillano original y entregado a la enseñanza que falleció hace unos años. El profesor Murga, me contaba, nos habló de la entrada de las legiones romanas en la ciudad de Palmira, algo que al parecer le dejó cautivada.

He de reconocer que en mi memoria, que aún no es mala, no había quedado nada de eso, y aunque de ella me acordaba perfectamente, no me sonaba haber coincidido el primer día y, sin ninguna duda, no estaba grabada en mi "disco duro" referencia alguna a Palmira ni al ejército de Roma. Me quedé con la idea de que, al menos en aquellos tiempos, la madurez y sensibilidad femeninas eran mayores, al menos en el caso de ambos, y mientras una joven alumna recién sacada del colegio se emocionaba con el recuerdo de antiguas ciudades y viejos sucesos, un chavalote como yo, a quien quedaba un mes para cumplir los 17, debía estar mucho más pendiente de asuntos intrascendentes y posiblemente ajenos a los temas de la carrera que iniciaba.

Y este sábado por la noche, a la vez que disfrutaba de la grata compañía de quienes ya son -somos- hombres y mujeres próximos a los sesenta, que daba juego a la nostalgia del pasado y la belleza del momento,  lamenté no haber aprovechado bien las enseñanzas históricas y jurídicas de entonces, no haber tenido la sensibilidad que sí tuvo esa joven estudiante que ahora es una brillante profesional, una mujer cordial y de grata conversación y madre de hijos que inician el camino universitario que ella y yo recorrimos hace varias décadas, ... en circunstancias y situaciones bien distintas, por supuesto.


1 comentario:

Susana dijo...

qué lástima de lugar. Un beso.