18 de agosto de 2013

Egipto: de la primavera al infierno


Estoy demasiado poco enterado de los problemas de los países del cercano oriente como para hacer análisis serios y precisos sobre la actual situación en Egipto; tan sólo me doy cuenta -no hace falta ser excesivamente observador ni avispado para esto- de que la crisis es muy grave y el futuro tan incierto como negro. Todo parece abocado a una guerra civil, algo que equivale a muertes, sufrimiento y desolación. Por otra parte, no cabe duda de que lo que ocurra en el país egipcio tendrá influencia en toda la zona, así como, en mayor o menor medida, en el resto del mundo.

Hace un par de años se vivía con una mezcla de incertidumbre y esperanza lo que se bautizó con el ilusionante nombre de "primavera árabe", un movimiento que en El Cairo y demás ciudades principales de la nación egipcia tuvo una fuerza muy importante, tanto que supuso el cambio de un régimen que llevaba más de medio siglo imponiéndose y la caída de Hosni Mubarak, un hombre que se encontraba al mando del país desde el magnicidio que costó la vida en 1981 a Anwar el-Sadat sin haber pasado en esos treinta años por control electoral alguno. Para muchos estos sucesos supusieron no solamente un cambio necesario, sino el inicio de una nueva época de mayor libertad, justicia e igualdad. De hecho al cabo de un año de la nueva revolución, en junio de 2012, se celebraron unas elecciones democráticas que llevaron al poder a Mohammed Mursi, líder en el país de los "Hermanos Musulmanes", un movimiento que había tomado parte activa y principal en la referida "primavera árabe".

Al cabo de poco más de un año de gobierno de Mursi, el ejército dio un golpe de mano y terminó con el nuevo régimen, echando por los suelos las ilusiones creadas en su día, abriendo una etapa de incertidumbre y dando lugar a unos enfrentamientos tan violentos que han provocado centenares -sino millares- de muertos. No tengo ninguna duda de la violencia, el fanatismo y la cerrazón que definen buena parte de los movimientos islamistas, entre los que están sin duda esos "Hermanos Musulmanes" de los que tanto se habla ahora, pero tampoco la tengo de la enorme vocación interventora y golpista del ejército egipcio, un ejército poderoso y bien pertrechado. Por eso, el choque entre islamistas radicales y militares poco escrupulosos hace temer que la guerra civil sea inevitable, y no deja de ser una pena que no haya al parecer posibilidades de encuentro.

Mi reflexión es doble: por un lado, me choca el que una vez que los islamistas aceptaron el juego democrático, tras ganar las elecciones de 2012 y comenzar a llevar a la práctica el programa que les llevo al poder, ahora se lo arrebaten, algo que en buena lógica les tiene que costar entender. Por otro, se intuye que volvemos a la colaboración de los Estados Unidos con ejércitos extranjeros para modificar "status" nacionales; eso sí, con la impresión añadida de que Barack Obama hace las cosas con más "glamour" y disimulo que su beligerante antecesor en el despacho oval.

4 comentarios:

. dijo...

Recuerda muy mucho a Argelia. El FIS gano las elecciones y hubo un golpe de estado.
Sólo un apunte. El Islam radical es un peligro, un tremendo peligro para Occidente, y para Oriente, los Hermanos Musulmanes no son nada bien vistos ni por Arabia Saudi, ni por los Emiratos (claro que estos países no son ni mucho menos ejemplo de democracia y de libertad).
Si el Islam radical triunfa en Egipto y en Siria, -recordemos las cárceles secretas que Occidente tiene en siria- Occidente tendrá un serio problema. Mientras tanto empresas españolas se hacen de oro vendiendo armas de modo legal.

Modestino dijo...

Evidentemente, son peligrosisimos pero occidente no parece que gestione bien estas crisis. Tenemos un problema!

interbar dijo...

El Islam es un gran peligro para Occidente porque aborrece a los otros. Están destruyendo a los coptos y sus iglesias y por lo visto sólo se da cuenta Rusia. Luego ocurrirá aquí y habrá que preguntarse, ¿por qué?

Modestino dijo...

Tendemos a pensar que las guerras solamente se producen en países lejanos.