26 de enero de 2013

La cafetería naranja


En los inicios de los años 70, tal vez aún estábamos a finales de la década anterior, comenzaron a florecer en Zaragoza las cafeterías de cierto nivel; habían desaparecido "Niké" y el viejo "Gambrinus" y parecía que "Las Vegas" era el único lugar de encuentro de algún lujo. "Imperia", al principio de lo que entonces era General Mola fue toda una aparición allá por el año 1967, pero pocos años después la oferta se disparó, y así surgieron "Gurrea", en el Pasaje "Ebrosa", "Italia" en el Coso bajo, "Alfonso I" en el alto, "Avenida" en Independencia, "Formigal" en la manzana del Hotel "Corona de Aragón" y otras más que ahora no me vienen a la cabeza. Se trataba de locales bien puestos, limpios y elegantes y frecuentemente con pastelería incluida.

En la calle llamada durante esos años General Sanjurjo, a la altura de su unión con Capitán Portolés -denominación cambiada hace poco- se abrió la Cafetería-repostería "Maryland", un establecimiento moderno y original que tuvo mucha fama en su momento. Aunque no se encontraba en una zona propiamente emblemática como podía ser el Paseo Independencia, la Gran Vía o la célebre y pija "Milla de oro", mucha gente acudía a tomarse el café, la merienda o una copa con familia o amigos. El nombre elegido no dejaba de ser "sonoro" y tenía esa connotación yankee que por entonces enriquecía mucho. El estado norteamericano de Maryland recibió su nombre en homenaje a la reina Enriqueta María de Francia, esposa del rey Carlos I de Inglaterra siendo una palabra que en inglés significa "Tierra de María". Maryland fue una de las Trece Colonias que se rebelaron contra el dominio británico en la región.

Desgraciadamente no he encontrado foto alguna de tal cafetería, y tan sólo puedo incluir la de un "posavasos" que aparece a la venta en "Todocolección" nada menos que por 9,99 €, todo un capital. Mis recuerdos de un local por el que pasé muchísimas veces, aunque entré muy pocas, se limitan fundamentalmente a tres cuestiones: el exterior de la cafetería combinaba el color metálico con el naranja, lo que a la vista de los usos del momento dotaba a la fachada de una originalidad y un atrevimiento llamativos. Por otra parte, el interior, al menos las mesitas qyue daban a la calle, estaba dividido en una especie de compartimentos, de manera que quien pasaba por fuera veía al personal disfrutando del manjar que fuera como si viajara en un tren expreso de la época. Finalmente, "Maryland" fue uno de los primeros establecimientos que dispusieron de puertas que se abrían automáticamente, algo que en la actualidad no supone ni sorpresa ni secreto alguno, pero que entonces no dejaba de tener para el personal provinciano ciertas connotaciones de ciencia ficción.

Hasta aquí mi recuerdo de una Cafetería que ya solamente vive en los delirios nostálgicos de algunos.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Sí, pero en aragonés era "marilán", pierde glamour. "Hemos quedado en Marilan"

tomae dijo...

...vaya, parece que van desapareciendo los militares en la calles de Zaragoza, ¿Dónde irán a parar?

Modestino dijo...

Tu sabías eso de "Sábado sabadete, la alegría del cadete? ...

Antes no sólo había militares españoles, también estaban los yankees de la base aérea.

tomae dijo...

...no, Modestino, los "civiles" decían Sábado sabadete, camisa nueva y...¿aguacates?

Anónimo dijo...

Yo me acuerdo de las vegas",donde te podías pasar la tarde con un café con leche y un bollo y cotillear al todo zaragoza.
Cuando has contado lo de las puertas automáticos ,me he acordado de lo que supuso para mi,las puertas giratorias.

Modestino dijo...

Las puertas giratorias ... y las escaleras mecánicas!!: aun recuerdo la primera vez que las vi en el SEPU de la calle Torrenueva.