El mes de enero he cerrado nada menos que la lectura de ocho libros, la mitad de los cuales ya tenía empezados antes de terminar el año. Ha habido unos cuantos de relleno, de esos a los que recurres para descansar, por ejemplo, un fin de semana. De todos ellos me quedo con el último "Planeta" ganado por Lorenzo Silva, una novela en la que creo recupera las mejores esencias de Bevilacqua y Chamorro y con "La llave de cristal", uno de los "clásicos" de un "clásico": Dashiell Hammet. También la lectura me ha permitido conocer mejor a Albert Boadella un personaje tan peculiar como genial, incluso entrañable, por encima de sus notas polémicas e irreverentes y volver a profundizar sobre un hecho tan importante en nuestra historia como lo fue el asesinato de Carrero Blanco.
Leer "El color del dinero" de Mark Giménez equivale prácticamente a caer en la primera tentación del año; la editorial utiliza como lema de portada el fácil recurso de hablar del "nuevo Grisham", algo de lo que el novel autor -es su primera novela- anda todavía bastante lejos. Había leído un par de buenas críticas del libro, pero éste no pasa de un thriller sin pretensiones con los ingredientes habituales: un despacho de abogados que ha prescindido de la ética, enormes contrastes sociales, un problema judicial grave, cierta intriga, algún personaje fracasado y desgracias personales que redimen al protagonista. Pienso que las dos grandes virtudes del libro han de encontrarse en la agilidad con la que está narrado, aderezada por un tono irónico que lo convierte en ameno y hasta divertido, y el planteamiento "ético-moral" que por una vez se soluciona dando cancha a quienes procuran hacer el bien y hasta rezan. El autor no se resiste a incluir sexo, aunque se agradece que se trate de escenas que sólo se plantean y no se detallan, ... ojalá la próxima vez ni siquiera aparezca eso. A quien necesite una novela para descansar al final de una semana dura ésta le puede venir bien, si lo que quiere es calidad literaria, mejor que escoja otra.
La figura de Albert Boadella siempre ha estado acompañada de la polémica y la controversia, pero por encima de todo el cómico catalán me parece un hombre interesantísimo; recientemente ha sacado su "Diario de un franco-tirador", libro del que andaba detrás, si bien antes de enfrentarme a una selección de dud recuerdos recientes preferí sacar de la Biblioteca sus memorias, publicadas hace unos diez años por Espasa bajo el título de "Memorias de un bufón". Leer el libro me ha durado bastante y la razón hay que encontrarla en que lo he hecho "a tirones", fundamentalmente porque unas historias me han pillado más el interés que otras, creo que por la simple razón de mi desconocimiento del mundo artístico en el que se ha movido Boadella. De cualquier manera he confirmado que se trata de un personaje genial, dotado además de una gran humanidad; el catalán es un ácrata, provocador e irreverente, pero a la vez me ha parecido alguien nada dañino, esencialmente honesto y, aunque no lo parezca, bastante respetuoso con quienes no comulgan con él, por encima de la media ... eso sí, cuando ve hipocresía o falsedad se convierte en implacable. Otro aspecto positivo de estas memorias es la capacidad de autocrítica: Boadella admite sus errores y sus defectos, algo muy poco habitual en este tipo de literatura, por mucho que no pueda evitar ser subjetivo, "pecado" que parece irremediable cuando de unas "Memorias" se trata. Todo un descubrimiento que deja pendiente hacerse con el último diario, donde imagino que también "tirará a matar".
Tenía ganas de volver a leer algo de Juan Bolea, compañero de colegio, hombre ilustrado y con personalidad y del que había leído con agrado sus "Crímenes para una exposición", una novela de intriga protagonizada por una subisnpsectora de policía con perfiles de gran personaje, Martina de Santo. Pienso que Bolea puede ser ahora el mejor escritor aragonés del género, a la altura de gente como Lorenzo Silva, Domingo Vilar o Eugenio Fuentes, desde mi punto de vista el triunvirato puntero del panorama español actual. Por eso me enfrenté con ilusión a "Pálido monstruo", en el que no aparece de Santo, pero que reune dos elementos que lo hacían especialmente sugerente: la entrada del autor en el mundo de los despachos de abogados y los pasillos judiciales y la ambientación de la trama en Zaragoza. El libro está bien escrito y tiene ese aire propio y especial que ya comprobé en la otra novela citada: una personalidad propia que aporta a las novelas de Bolea un toque que no se si calificar de culto, gótico o mágico, pues es una visión muy personal mía y no soy, ni de lejos, un experto en crítica literaria. Pero también he de decir que esperaba más, que me ha parecido una novela escrita deprisa y corriendo, no porque le haya encontrado defectos, sino porque pienso que se ha quedado corta, que el tema podía haber dado más de sí: el autor resuelve todo en un "pis-pas" y pasa como de puntillas por unos ambientes y unas cuestiones que podrían dar mucho juego.
Hacía mucho tiempo que había escuchado grandes alabanzas de Ismail Kadaré, un escritor albano a quien en su día concedieron el "Príncipe de Asturias" de las artes y las letras y es, por lo que cuentan, eterno candidato al Premio Nóbel; animado por esta buena fama he leído una de sus últimas novelas, "El accidente", y la verdad es que he perdido las ganas de intentarlo con otra, por mucho que uno tiene respeto por quien tiene prestigio internacional de gran escritor y por más de una crítica positiva que ha leído del libro. Me ha costado un par de meses largos concluirlo, a pesar de que 278 páginas no son muchas y una vez terminado no he conseguido aclararme del todo sobre su argumento, a pesar de que me ha quedado claro que los dos únicos personajes del mismo andaban metidos en actividades internacionales de cierta envergadura y misterio y que el autor nos ofrece el relato del indudable romance apasionado que surge entre ambos, tema con el que no regatea ni elucubraciones espirituales y psicológicas ni descripciones elocuentemente "físicas". Hay momentos en que todo lo que nos cuenta parece más claro e inteligible y al final te haces, más o menos, una idea global de todo, pero me parece que Kadaré excede mis posibilidades intelectuales.
Las aventuras de los guardias civiles Bevilacqua y Chamorro que desde hace poco más de una década nos ofrece Lorenzo Silva son para mí de obligada lectura; hay novelas cuya cata me produce dudas, pero cuando se trata de los personajes de Silva, estoy dispuesto incluso a sufrir una decepción, pues creo que se ha ganado mi confianza y si alguna vez falla, estoy seguro de que el siguiente volverá a estar a la altura; si a lo dicho añadimos que la entrega última ha sido galardonada con el Premio Planeta, los motivos, si cabe, aún son mayores. No me había gustado en exceso "La estrategia del agua", pero "La marca del meridiano" me ha hecho disfrutar: la devoré el fin de semana de Reyes y pienso que está, cuando menos, a la misma altura de "El alquimista impaciente", el título con el que Silva ganó el Nadal y que se convirtió en su día en uno de mis libros de cabecera. La última novela de Silva nos devuelve los mejores Bevilacqua y Chamorro, acompañados desde la novela anterior por el guardia Andreu con quien forman un grupo de personajes entrañables, trabajados y cargados de significado. La historia está bien contada, contiene elementos suficientes para mantener el interés y aportar cuestiones sustanciosas e incluso Silva adereza todo con ciertas dosis de sentimiento y humanidad. Pienso que estamos ante uno de los mejores "Planeta" de los últimos años.
El atentado que costó la vida a quien entonces era Presidente del Gobierno de España Luis Carrero Blanco es uno de los acontecimientos más importantes de la historia reciente de España; en mi caso se trató posiblemente del primer suceso convulso que se producía en nuestro país desde mi llegada al uso de razón. En su día leí una magnífico trabajo de Joaquín Bardavio titulado "La crisis" y publicado prácticamente "a pie de obra", así como una magnífica biografía del almirante escrita por Javier Tusell. Por eso he leído con interés, en plazo de varios meses y "a trompicones" eso sí, "Todos quieren matar a Carrero", un trabajado estudio de Ernesto Villar que destaca por las buenas fuentes y el excelente desarrollo que hace del tema. Villar nos plantea la tesis de que el magnicidio de la calle Claudio Coello no fue únicamente un acto terrorista perpetrado por ETA, sino que los etarras que lo llevaron a cabo no fueron más que el brazo ejecutor de un plan mucho más amplio y ambicioso en el que podrían tener que ver la CIA, los más inmovilistas del propio régimen y otros personajes que veían a Carrero como un obstáculo para el tránsito a un régimen democrático. El autor no aporta conclusiones definitivas, pero sí que va relatando hechos a base de datos del sumario, opiniones de testigos y sujetos importantes de la época y otras fuentes. En el libro aparecen, además, referencias a personajes tan interesantes como el General Díez Alegría, el Comandante Cortina, el entonces Ministro de Gobernación y luego Presidente Carlos Arias Navarro, el etarra "Argala", Eva Forest, el General Iniesta Cano, entonces Director General de Seguridad, etc. Un buen libro para quienes andamos interesados en una época tan importante de nuestra historia reciente.
Hace unos meses leí, y así lo reflejé aquí, "El largo adiós" de Chandler, según muchos la mejor novela negra clásica; en aquella ocasión un ilustre seguidor del blog lanzó una lanza a favor de "La llave de cristal" de Dashiell Hammet, considerándola como la novela de este autor que rivalizaba en el olimpo del género con la citada. Por esta razón me faltó tiempo para hacerme con un ejemplar, ya vetusto, pues parece que este tipo de literatura se lee mejor si se hace en tapas dañadas y papel sobado, y comprobar que efectivamente estamos ante una novela excepcional. El libro reune todos los requisitos del género negro: ambiente paralelo a la legalidad, personajes siniestros y oscuros, tono crudo y episodios criminales. Me han gustado los diálogos y los magníficos personajes que crea Hammet, muy especialmente el protagonista, Ned Beaumont, una especie de mezcla de gangster, detective y quijote, así como el de su jefe y amigo Paul Madwing, el senador Henry y la hija de este Janet, sin olvidar a los matones que sirven al ganster Shad O'Rory. Muy buenos diálogos, una trama que va cogiéndote más conforme avanzas la lectura y un final espectacular, creo que lo que más me ha gustado de esta formidable "llave de cristal". Eso sí, por la red he encontrado alguna crítica muy negativa que la considera de lo más flojo de su autor y asegura que va narrando sucesos inconexos: no lo comparto, pero dejo constancia.
Hace años que pululaba por mi estantería "Las viudas negras", una novela de intriga de esas que uno adquiere por simple intuición; su autor es Jonathon King, un periodista de Filadelfia que se lanzó hace un tiempo a escribir novela policíaca; no parece que haya tenido excesivo éxito en nuestro país, pues sólo consta otro título traducido al español. "Las viudas negras" es la segunda, y por ahora última, entrega de una serie protagonizada por Max Freeman, un ex-policía de Filadelfia al que los demonios personales han llevado a refugiarse en una cabaña aislada en lo más profundo de los Everglades de Florida. EL libro tiene un coprotagonista, el abogado de color Billy Manchester, un hombre honesto y de origen humilde que le reclama para que regrese a Filadelfia a investigar un caso que se convierte en la trama central de la novela, un argumento al que hay que reconocer originalidad y buen desarrollo. Paralelamente el autor realiza frecuentes "flash-back" que reflejan tanto la cruda infancia del protagonista como sus peripecias como policía que terminaron en tragedia y marcaron su vida. Se trata de una novela que podríamos calificar de "serie B", escrita sin grandes alardes, pero que está bien construida y es amena, es decir, que puede resolver un fin de semana lluvioso.
16 comentarios:
¿Seguimos sin noticias de "Cruces de piedra", de Domingo Villar?
Qué caso más extraño.
Por internet hace meses que pulula incluso la portada, pero nada se sabe del libro.
Decían que se publicaría en Navidad, para aprovechar el tirón de ventas, pero ya estamos en febrero y seguimos sin noticias.
No es que el tema me preocupe ni mucho ni poco: es solo mera curiosidad.
Salud!
Al parecer está rehaciendo el final y se lo toma con calma. Dicen que saldrá o en febrero o después de Semana Santa.
Fuente: propietario de Libería del género en la Barceloneta.
Pues como rehaga mucho la novela, acabará saliéndole una chapuza.
Cambiando de tercio: la comida del 23-F en la vieja Ilerda sigue en pie, ¿no?
Lo digo porque no he vuelto a tener noticias al respecto, aunque ya sé que aún faltan tres semanas....
Yo sí he tenido noticias , por doble vía, y sigue en pie. Estaba encargado de tenerte informado .... lo siento.
Lo del retraso de Vilar es todo un misterio, y es que el hombre se juega mucho tras el éxito de la anterior.
¡Menos mal que me pones al día Modestino, estoy algo oxidada! Ahora me ha dado por releer lo que en su momento me gustó ¡nada de novedades! ¡Ayyyy que me estoy haciendo mayor y ya no me veo capaz de aventuras ni siquiera literarias!
Un beso, genio de la blogosfera, amigo mio
Asun
¡¡¡Qué guapísimo estás en la foto...qué "señor" tan interesante!!!
Un guiño
A
:), agradezco lo de interesante: cada vez menos.
Acometo la lectura de "El tango de la vieja guardia" de Pérez Reverte; tras haberme "bebido" toda su obra, me encuentro incapaz de seguir con ésta.
No acabo de comprender el motivo de estos "desenamoramientos", pues son bastante profundos.
Tal vez la lectura tenga algo de "flirteo" con el autor, tal vez la "magia" a veces desaparezca.
Desconcertante.
A veces me da por pensar que ya no leo al autor, y que la leyenda de "los negros" que escriben para los autores encumbrados sea cierta.
Desconcertante.
Ese libro me lo regalaron hace un par de meses, y lo leeré, aunque Pérez Reverte tampoco me entusiasma cómo al principio ... me gustaron bastante más "El maestro de esgrima", "Territorio Comanche", "La piel del tambor", ... que las más recientes. Hay autores que no se sabe porqué terminan agotandote.
¿Te gustaría tener el video de la obra de teatro "12 hombres sin piedad"?
Te lo digo porque el domingo que viene voy al "kiosko" donde venden videos de TVE,de la época de Estudio 1, a ver si lo encuentro.
Está, pero lo dejé para otra ocasión.
Estoy viendo al Sr. Bódalo, enmedio de una nube de humo, discutiendo temas morales con el resto de los miembros del jurado.
De estas imágenes que se te quedan de pequeño.
...
Si lo veo lo compro.
Eso sí, con factura con iva, luz y taquígrafos, que estamos en tiempos revueltos. ;)
José Bódalo y José María Rodero hcieron un trabajo formidable.
Driver, has introducido en uno de tus comentarios de hoy un concepto en el que suelo pensar con frecuencia: el de "los negros" que escriben para escritores famosos.
Pérez Reverte no es un escritor de mi devoción, lo confieso. Le he intentado seguir, pero, definitivamente, no me atrae.
Lo curioso del caso es que, aunque no tengo ninguna prueba objetiva en la que basarme, siempre he creído que sus novelas no las escribe él, sino algún "negro". Es posible que él tenga las ideas o los argumentos, pero escribir, lo que es escribirlas, me cuesta creer que sea él quien lo haga.
Quizá mi percepción (seguramente errónea) se deba a que he leído muchos de sus artículos periodísticos, repletos todos ellos de exabruptos, tacos, palabras soeces y exclamaciones.
Y en esos momentos he pensado que es casi imposible que alguien que a diario escribe de esa manera tan..... ¿chabacana, vulgar?, luego, al afrontar la escritura de una novela, se transforme como por arte de magia en un escritor profundo y estiloso.
Pero ya te digo que deben de ser meras figuraciones mías.
Brunetti:
Supongo que un señor que es académico de la Real, puede tener varios registros literarios.
Una de las cosas que tengo claras de él, es que 21 años de corresponsal de guerra, determinan su forma de transmitir las emociones que el peligro, la violencia y la muerte, producen en el ser humano; y que usa este registro para sus artículos en "El Semanal".
Luego hay que reconocer que es brillante, pues sus novelas de intriga y la serie del Capitán Alatriste, resultan emocionantes.
Donde me desconcierto es ahora, cuando no me siento atrapado por su última novela.
Tal vez sea mucho esperar que tras un éxito, se pueda continuar con un nivel alto.
Tal vez sea el lector el que ha cambiado de registro.
O simplemente, y como diría el Capitán Alatriste:
"Cansados de mil batallas, sin la paga prometida por el Rey Nuestro Señor, lejos de España, en una tierra fría y rodeados de enemigos, sea lícito que la soldadesca descanse en los brazos de las bellas damas.
Y que sean otros los que se jueguen la vida por nosotros, pues este ejército ya luchó lo que tenía que luchar, rezó cuantas oraciones les enseñaron sus padres y levantó su bandera allí donde el deber se lo impuso".
...
Ése es el Reverte que añoro, y al no hallarlo, mal pienso, juro en arameo y me revuelvo en zozobras, malos pensamientos y envidias, propias de mi condición de español de mi época. ;)
"La llave de cristal" es una obra maestra en mi opinión, pero es que lo bueno y lo malo de internet es que hay gente para todo, incluso para encontrar "peros" en un libro tan bueno.
Como curiosidad, la película de los Coen "Muerte entre las flores", está basada en una idea que sacaron los hermanos de la lectura de "La llave de cristal".
Publicar un comentario