26 de mayo de 2011

Un caso histórico y un espectador privilegiado

Recuerdo que el secuestro y posterior asesinato por parte de las Brigadas Rojas del dirigente democristiano italiano Aldo Moro fue uno de los sucesos más impactantes de los años 70; si no recuerdo mal el secuestro se produjo la semana anterior a Semana Santa, yo me encontraba recien salido de mi primer examen de Derecho Administrativo y estaba dando un garbeo por zonas céntricas de Barcelona -Plaza Francesc Maciá, Diagonal, Muntaner, ...-. Sin estar enterado en exceso de las problemáticas de la política italiana, tenía muy claro que el transalpino era un país complicado en el que había continuos cambios de gobierno, y el nombre de Aldo Moro representaba, como Giulio Andreotti, Amitore Fanfani, Mariano Rumor o Emilio Colombo, uno de los principales activos de la Democracia Cristiana italiana, el partido que dominaba la política de ese país desde el fin de la 2ª Guerra Mundial; el secuestro de quien era entonces presidente de la DC fue la noticia central de mucho tiempo, un drama que se fue acentuando conforme se iban conociendo las pretensiones de las Brigadas Rojas, se fueron publicando las sorprendentes cartas del político desde su destierro involuntario y, en especial, cuando se produjo el fatal desenlace y Moro fue abandonado muerto en el centro de Roma dentro del maletero de un vehículo.

Pero las noticias que te impresionan, como antes lo habían hecho las muertes violentas de Robert Kénnedy y Martin Luther King, las de Indira Gandhi y el Rey Feisal de Arabia o la llegada del hombre a la Luna, acaban con el tiempo durmiéndose y siendo aparcadas en las nubes que se forman en la memoria del pasado. Por eso me llamó la atención el libro que Tusquets publicó el año pasado sobre el caso: el drama de Moro quedaba vivo en mi memoria y el autor del mismo era Leonardo Sciascia, un primer espada de la literatura contemporánea del país de la bota. Sciascia fue, además, un hombre comprometido políticamente, primero como miembro del partido Comunista y posteriormente como diputado al Congreso en las filas del partido Radical; precisamente durante su actuación como parlamentario Sciascia tuvo ocasión de participar en la Comisión de Investigación del Caso Moro, lo que le otorga unos conocimientos y una credibilidad notorias. Leonardo Sciascia es incisivo, inteligente y elocuente, algo que convierte su libro, breve como suelen ser los suyos, en un documento francamente interesante.

Del libro destacaría tres cuestiones; en primer lugar se trata de una disección francamente buena de la personalidad de Aldo Moro y de la idiosincrasia de las Brigadas Rojas; evidentemente se trata de la visión de alguien tan peculiar como Sciascia, pero uno acaba haciéndose perfectamente a la idea de como era Moro, lo que representa para Italia y para la DC y de como funcionaba un grupo terrorista de tanta relevancia como el citado. En segundo lugar el autor siciliano plantea magistralmente el debate moral surgido ante la necesidad de decidir por parte del gobierno italiano si accedía a las pretensiones de los secuestradores de canjear a Moro por varios encausados o se mantenía firme en su negativa a tal pretensión, lo que significaba sacrificar la vida del presidente; aquí el libro adquiere unos tintes humanos y dramáticos relevantes. Finalmente nos da una idea muy precisa de la Italia de la época, de como eran los políticos y los ciudadanos de entonces y de cual era la radiografía del momento político de los años 70. Un libro para leer despacio y una guía para seguir profundizando en un suceso que marcó un tiempo y un lugar.

















"El caso Moro"
Leonardo Sciascia
Tusquets. Barcelona (2010)
192 páginas


En marzo de 1978, las Brigadas Rojas secuestraron al político democristiano Aldo Moro y, en mayo de ese mismo año, lo asesinaron, conmocionando a toda Italia. Leonardo Sciascia, por entonces diputado del Partido Radical, participó en la comisión parlamentaria que investigó los hechos, y, en agosto de 1978, «en caliente», escribió El caso Moro. Mientras que políticos y periodistas afirmaban, cobardemente, que las cartas escritas por Moro desde el cautiverio eran obra de un loco o fruto de la coacción, Sciascia las interpretó con rigor y perspicacia. A partir de unas palabras de su amigo Pasolini, para quien Moro era el «menos implicado» de los políticos italianos, Sciascia aborda la lectura de las cartas tomando como guía el relato borgiano Pierre Menard, autor del «Quijote», y, a imitación de Auguste Dupin, el investigador creado por Poe, trata de identificarse con los protagonistas: Moro y las Brigadas. Al hilo de las cartas, reconstruye una trama de pensamientos y hechos que es, hasta el momento, lo que mejor permite comprender ese terrible episodio de la historia italiana.


8 comentarios:

Mariapi dijo...

Será interesante leer y entender de nuevo ése suceso, con otros ojos, después de tantos años. Porque se ha quedado en mi memoria con ésa carga de apasionamiento sentimental que tienen éstos sucesos en la primera juventud. Tu post me ha llevado de nuevo a ésos días, en COU, un año en el que me pareció que descubría el mundo, y la muerte de Aldo Moro, la noticia en el telediario, la recuerdo como si fuése hoy mismo. Gracias, Modestino.

Modestino dijo...

Es cierto que lo sucesos importantes ocurridos cuando uno aún era muy joven los valoramos de manera distinta con la perspectiva del tiempo y de los años.

Sucesos como los asesinatos de los hermanos Kénnedy, el accidente de su hermano Ted en Chapaquidick donde murió Mary Jo Kopechne, el mayo del 68, ... son hechos que conocimos cuando ocurrieron pero no llegamos a darnos cuenta de su magnitud y, sobre todo, de sus consecuencias.

que dificil la vida sin ti dijo...

Pues sí, Mariapi y Modestino, yo también recuerdo el suceso como si hubiera ocurrido ayer mismo...Me impactó pero tal vez no tanto como el lío que se montó con la muerte de Mary Jo Kopechne, debe de ser que yo soy más morbosilla...muchas cosas, al ser casi una niña se me escapaban pero esa muerte horrible ahogada en el coche, me impresionó muchísimo.
Como todos los libros que recomiendas este tiene una "pintaza"
¡Muchísimas gracias y te felicito por la variedad con que escoges los temas! ¡haces tus posts amenísimos!
Saludos afectuosos
Asun

Modestino dijo...

Solo la historia de la Democracia Cristiana Italiana -DCI- tiene un calado enorme.

tomae dijo...

...no sé si tendría que haber algún "tamiz" para ciertos partidos llevar las siglas de Cristianos.

Modestino dijo...

A mí al menos no me gustan nada quienes parecen querer apropiarse en exclusiva de la bandera del cristianismo en la política.

veronicia dijo...

El secuestro y muerte de Aldo Moro me queda muy lejano... pero una de las cuestiones que plantea el libro está siempre de actualidad ¿Que hacer ante el chantaje de un grupo terrorista?
Está claro que este caso terminó en muerte...

Modestino dijo...

Aldo Moro se quejó muy amargamente en las cartas enviadas desde su encierro de la posición intransigente de los dirigentes de la DCI respecto a cualquier planteamiento de canjearlo por terroristas.
Sus comilitantes mantenían que se trataba de cartas redactadas bajo coacción, que "ese no era Moro", Sciascia opina lo contrario, cree que reflejan perfectamente la idiosincrasia del político.