Hasta que los resultados de las elecciones municipales y autonómicas han llenado las páginas de los periódicos y los boletines y tertulias de radio y televisión, las acampadas de los autollamados "indignados" han sido protagonistasde noticias españolas y extranjeras. He de reconocer que al principio pensé que se trataba de cuatro ácratas -confesaré que por muy lejos que me encuentre ideológicamente de ellos siempre he tenido cierta simpatía y respeto por los anarquistas, en cuanto veo en ellos cierta coherencia y honestidad-, pero me parece que el personal es mucho más plural, y que hay quienes realmente están ahí por encima de siglas y banderas. Por otra parte, entiendo el hartazgo de muchos ciudadanos: cinco millones de parados y familias enteras en situación precaria deben llevar al respeto, la comprensión y la solidaridad con respecto a estas movidas. Eso sí, me preocupa que pueda dar la impresión de que se critica el bipartidismo con la alternativa del partido único y que se ataque a los que mandan pretendiendo estatalizar más la cosa y no me gusta el estilo de algunos famosos que se han apuntado al carro.
Pero en mi mente, a raíz de este movimiento esencialmente crítico hacia la clase política, se han removido unas cuantas ideas; aunque de de entrada no me parezca bien generalizar, habiendo conocido a políticos, no lejanos a mí geográficamente, que me parecen serios, responsables y coherentes. Pero creo que la clase política española ha caído, por ejemplo, en la tentación de profesionalizarse, en el sentido menos positivo de la palabra. Cuando llegan al poder es frecuente observar que éste se reparta como si fuera un pastel de cumpleaños y se cree una especie de casta dominante cerrada y exclusiva, donde solamente caben los de la "onda", y no toda ella. Es decir, se ha profesionalizado el vivir de la política, pero no el trabajo que ella genera, de manera que muchas veces da la impresión de que los intereses personales y políticos se han puesto por encima del esfuerzo por hacer una buena gestión. Cada ministerio, consejería, concejalía, oficina, ... parece un coto cerrado en el que se reparte poder y se deja en segundo lugar el servicio público. Y esto creo que ha ocurrido en muchos ámbitos, en demasiados; es como si el país, la comunidad autónoma, el municipio fueran suyos cuando son meros servidores de éstos.
Hace un par de días alguien me comentaba que en este país se ha asfixiado a la sociedad civil; existe una politización de todo lo que se mueve. Ya no solamente tienen naturaleza política los principales cargos públicos, que sería lo lógico, sino que parece hacerse necesario dar también un baño político a las asociaciones de vecinos, las de empresarios, los sindicatos, las cámaras de comercio, ... hasta las APAS de los colegios. Me viene a la cabeza la famosa frase de que "el que se mueve no sale en la foto", hay una especie de círculo vicioso que supone que si no comulgas políticamente con el poder no tienes nada que hacer en campo alguno, a la vez que quienes ostentan aquél andan obsesionados por controlar todo lo que funciona por ahí. Esta situación se veía clara y meridianamente en la Cataluña que rigió durante 20 años Jordi Pujol: todo movimiento social, económico, cultural, estaba impregnado de un mismo color, era como si existiese la necesidad de vincular toda actividad a un mismo objetivo y en una misma dirección. Y así, la sociedad se encorseta, porque se llega a trascendentalizar tanto la ideología que esta acaba inundando todos los recovecos: los partidos políticos se convierten en lobbies.
Llevamos ya mucho tiempo navegando en una gravísima crisis económica; la gente lo está pasando mal: quien no está en el paro tiene algún familiar sin trabajar, o le han bajado el sueldo, o su trabajo es precario o la empresa se le ha ido a pique, o lleva camino ... son tiempos de sobriedad, y en esto hemos de dar ejemplo todos, también los que seguimos trabajando. Y me parece que los políticos no han sido delicados en este tema; hace un tiempo surgió la polémica de los viajes en clase preferente de los eurodiputados, se usan abusivamente los bienes públicos y durante quince días los ciudadanos hemos observado una campaña electoral en la que se gasta tal vez bastante más de lo prudente; con demasiada frecuencia se ven obras faraónicas, fastos excesivos, subvenciones sorprendentes. Es lógico que surja la indignación; cada cual tiene su "status", por supuesto, pero cuando medio país las está pasando canutas se ha de hilar muy fino en según que cosas.
No se en que va a acabar ésto, no conozco la "movida" extensamente ni soy capaz de calibrar de donde vienen y a donde van, pero espero que quienes tienen responsabilidades políticas tomen nota del malestar de la gente, que no son pocos, me consta.
18 comentarios:
Tal vez es el momento de reflexionar si la alternancia en el poder de dos partidos mayoritarios, es un modelo trasnochado que se repite desde principios del siglo xx sin solución de continuidad y sin renovación.
Tal vez es el momento en el que los pequeños partidos se aúpan y pueden darle aire fresco a unas cámaras con el síndrome del diplodocus.
Tal vez es el momento de recordar que hubo en el pais grandes políticos que optaron por servir de forma intensa y en cuanto se desgastaban dejaban espacio a nuevas generaciones y se retiraban a su verdadero oficio (abogados, ingenieros), del cual realmente dependían para comer.
Tal vez es el momento de trabajar intensamente y desprofesionalizar la política.
Tal vez es la oportunidad de los gestores, que responden por su trabajo y a los que los ciudadanos y ellos mismos piden cuentas.
Tal vez es el momento de retomar conceptos básicos como el de VIABILIDAD, RENTABILIDAD, PLAN DE ACCION A CORTO Y MEDIO PLAZO, FINANCIACION EQUILIBRADA.
Tal vez es el momento de la ARITMETICA BASICA Y EXPLICADA.
Me gustan tus propuestas, muy interesantes. Me ha parecido especialmente interesante ese recuerdo a los políticos que volvían a sus ocupaciones habituales, que no vivían de la política.
Siempre pongo el mismo ejemplo, por la brutal y cercano en la historia.
Tras la II Guerra Mundial, las ciudades de los paises capitalistas y comunistas estaban destrozadas.
Hubo que reconstruir los paises desde cero patatero, y se hizo con dos sistemas diametralmente opuestos.
Pero..., leyendo la historia de dichas reconstrucciones, ambos sistemas tiene algo en común: una planificacaión mayor de 4 años.
Planes de 15 años mínimo, donde primero se construían las fábricas de prefabricados, luego se planificaba el territorio a la velocidad que la economía permitía, y luego se reconstruía un pais entero ejecutando el producto que la economía permitía (en este caso pisos prefabricados, pequeños pero dignos).
La civilización occidental es capaz de reconstruir paises esquilmados después de una guerra.
Está en los libros de urbanismo.
La clave: PLANIFICACIÓN Y ORGANIZACIÓN.
Olvidándose eso sí de los "plazos modernos" de tan solo 4 años, donde los intereses políticos priman.
...
El razonamiento es muy simple.
Si fuimos capaces de reconstruir ciudades enteras desvastadas, ¿seríamos capaces de reconstruir una economía severamente tocada?
...
Creo que es cuestión de sentido común, liderazgo y planificación.
Y si los líderes fueran capaces de explicar este sencillo concepto, la gran mayoría de la ciudadanía lo entendería y lo apoyaría.
Pues el sentido común es lo último que se pierde, sobre todo, cuando es el único camino viable.
Me siento indignada con muchas cosas que pasan en éste país, creo honestamente que los responsables de la mala gestión política son los políticos y cada uno tiene su responsabilidad; por eso cuando yo como ciudadana ejerzo mi derecho de salir a la calle a decirles lo mal que lo hacen me siento identificada con los que protestan en muuuchos puntos...
Entonces empiezo a ver que de mi dolor y mi queja y mi desesperación hacen bandera otros perros con los mismos collares
y encima propugnan como solución un estado con más poder!
Es posible Driver, que a muchos políticos les falten conocimientos de historia para aprender del pasado y humildad para asimilar que a lo mejor buena parte del pasado es aprovechable y que los modos actuales ni son perfectos ni, en una serie de cosas, mejoran lo anterior.
Ah, Veronicia, tal vez se trate de no dejar que nadie tenga la exclusiva de las indignaciones.
Hombre lo que tampoco es de recibo ,es que solo nos pregunten cada cuatro años y en una lista cerrada.
En la era de las comunicaciones hay manera seguras ,apra consultar muchas cosas no?
Yo, amigo, Modestino, me apunto a lo de las listas abiertas y a la de aparcar a los políticos "profesionales" que chupan del bote y no saben hacer nada más...
Muy cordialmente
Asun
Yo hace mucho tiempo que defiendo lo de las listas abiertas ... pero va a haber que insistir mucho para convencer a los "padres de la patria".
Y en cuanto a las consultas ... está bien, aunque no se si es bueno llegar a los extremos de países como Suiza, donde lo consultan casi todo.
Estuve en la "plaza" que me tocaba, vi un cierto orden y ganas de cambiar, funcionar de otra forma, dar propuestas etc...éstas se comentaban, se debatían y si se aceptaban pasaban a una especie de "asamblea general"; en ningún caso se quería dar protagonismo a las personas que intervenían incluso que los denominados "portavoces" (se debatió si llamarlos así) lo fueran de forma alterna... te aseguro que me interesé por acudir y verlos y comprendo sus posturas, pero de alguna forma los veo muy "asamblearios" sin dar un ápice de valor a las personas por miedo de que un cierto "poder" se adueñe de ellas...
Igual es un bluf, o puede que lleve a algo...si es así este es el principio y de alguna forma yo estuve allí...
PROPUESTA DE tomae, creo que se ha de estudiar que hacer con la abstención... yo castigaría a las circuscripciones con % más abstención, y a los políticos que las representan (si es que lo hacen) les quitaría el escaño por aquello de promover la representación del territorio y no estar tan sujeto a la disciplina del partido.
Perdona la extensión Modestino, pero con esto del "cortar y pegar" me puedo ir a varios posts...así...comentando.
Ese tono asambleario y el tenor de algunas propuestas tienen un aire de revolución trasnochada, a mí no me gusta tampoco, pero en la movida hay mucha gente que simplemente pone de manifiesto que esta harta: de corrupción, de abusos bancarios, de policías convertidos en puros recaudadores, de una Administración donde muchas veces prima el enchufismo sobre el mérito, ... y esto es común a muchos.
Yo también me apuntaría a las listas abiertas, pero, hoy por hoy, es una quimera porque ello supondría el principio del fin de los partidos políticos, tal y como los tenemos organizados en la actualidad. De hecho, por algo será que todos ellos se oponen de manera frontal.
Hasta hace poco, no entendía por qué ese rechazo frontal de los partidos a las listas abiertas, pero gracias a un buen amigo militante, salí de dudas:
En todos los partidos hay gente muy válida y trabajadora, que pierde la salud "por la causa", pero sucede que a veces son personas grises, sin mucho encanto personal, que jamás serían elegidas ni para vocal de su Comunidad de Propietarios; y, viceversa, hay gente simpática, con encanto, guapa, que, sin embargo, no dan un palo al agua y se aprovechan del esfuerzo de los demás (como las rémoras de las que hablabas hace unos días): estos siempre saldrían elegidos.
Si se permite las listas abiertas, los de este segundo grupo serían los beneficiados en claro perjuicio de los que se esfuerzan y sostienen el partido. La listas cerradas sirven para defender y proteger las piezas clave de los distintos "aparatos".
Este planteamiento puede ser más que discutible, por supuesto; pero esos argumentos que me ofreció mi amigo me hicieron recapacitar sobre el tema y comprender el porqué de ese invento.
En todo caso, habría otra solución tan poética como drástica: si se eliminan los partidos, se termina el problema. Dicho de otra manera: muerto el perro, se acabó la rabia.
Salud, y perdón por la extensión.
Que tomen nota, pero que actúen también!
Yo creo que aún están reflexionando, esperemos que haya servido de algo.
saludos, después de la cacerolada,
Extenso post, Modestino. Muy currado. Permíteme que te diga que he notado tu malestar-indignación. Si me equivoco, me lo dices. También quería decirte que me ha gustado notarlo. La crisis en todos los ámbitos está dejando un país completamente desolado...con una democracia enferma. Los resultados de estas elecciones son un castigo. ¿Y ahora qué? Los de Sol... masas de gente que ya no saben dónde reclamar un poco de dignidad. Pero ya se encargan algunos de pintarlos de un color.
Quería apuntar la pata coja del Poder Judicial. Y la excesivamente larga del Ejecutivo. Peligra el Estado de Derecho. Y hay demasiados frentes como para que las tres patas no estén equilibradas: economía, justicia, enseñanza, sanidad, vivienda...y hambre y cada vez más ciudadanos que cruzan el umbral de la pobreza... y mucha desilusión y muy poca confianza.
¿Quién arregla esto? De puertas para adentro, en cada hogar, cada uno sabrá... Pero arriba, o buenos profesionales interinos de la cosa política o ... de verdad que lo veo más negro que un túnel infinito.
Un saludo, jurisconsulto.
Me adhiero a la moción de Brunetti. De sentido común.
¡Qué comentario más caótico! Perdona...
Da la impresión de que los políticos funcionan a peñón fijo, como sí carecieran de imaginación y no supieran buscar nuevas soluciones, Sino recurrir a tópicos y lugares comunes.
Por otra parte, como dice Sunsi, es como sí la indignación la monopolizaran los de un color, como si en el otro lado no pudiera haber indignados ... la Castellana se ha llenado con decenas de miles de personas en varias ocasiones defendiendo la vida, la familia, la libertad de enseñanza, ... y no se le ha dado la relevancia que se da ahora a las protestas.
Brunetti, si das por supuesto que las listas cerradas sirven para defender y proteger las piezas clave de los distintos partidos, entonces podríamos deducir que a quienes votan los ciudadanos es a los "guapos". Entonces puede que merezcamos la que nos está cayendo, por votar al más guapo. Claro que el concepto de belleza puede llegar a ser muy abstracto.
¿Somos idiotas?, me pregunto. Y luego me vuelvo a preguntar; ¿ vale el voto de un idiota? La idiotez como concepto... y, y... lo dejo, que me pierdo.
La cuestión de peso es quién llevará la batuta de esa masa de personas indignadas, descontestas y hartas de tanto mangante. Y si lo piensas desde la perspectiva del pasado... incluso asusta.
Saludos y gracias por la reflexión de su entrada, Modestino.
Bienvenidao Colombine, la pregunta de sí vale el voto de un idiota puede poner en tela de juicio eso de que un hombre un voto, lo que no deja de ser peligroso.
A mí también me preocupa la batuta de los indignados ... no vaya a ser que la coja el biznieto de Stalin o el de Mao Tse Tung.
Nada más lejos de mi intención que poner en tela de juicio el núcleo esencial de la civilización democrática, el edificio universalista de la ciudadanía libre, igualitaria y fraterna. Sólo es que me hizo gracia el comentario de Brunetti. Lamentable clase política.
Saludos.
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