"De qué hablo cuando hablo de correr"
Haruki Murakami
Tusquets. Barcelona (2010)
256 páginas
SINOPSIS. En 1982, tras dejar el local de jazz que regentaba y decidir que, en adelante, se dedicaría exclusivamente a escribir, Haruki Murakami comenzó también a correr. Al año siguiente correría en solitario el trayecto que separa Atenas de Maratón, su bautizo en esta carrera clásica. Ahora, ya con numerosos libros publicados con gran éxito en todo el mundo, y después de participar en muchas carreras de larga distancia en diferentes ciudades y parajes, Murakami reflexiona sobre la influencia que este deporte ha ejercido en su vida y en su obra. Mientras habla de sus duros entrenamientos diarios y su afán de superación, de su pasión por la música o de los lugares a los que viaja, va dibujándose la idea de que, para Murakami, escribir y correr se han convertido en una actitud vital. Reflexivo y divertido, filosófico y lleno de anécdotas, este volumen nos adentra plenamente en el universo de un autor que ha deslumbrado a la crítica más exigente y hechizado a miles de lectores.
En los últimos años los libros de Murakami han hecho furor en España; una editorial tan solvente como Tusquets ha ido publicando sus libros más sonados y por los ecos que uno ha ido escuchando parece que la acogida de lo que escribe el autor japonés ha sido excelente: títulos como "Tokio blues", "Kafka en la orilla", "After dark" y unos cuantos más se han vendido como rosquillas. Además, por lo que cuentan, y a pesar de la condición oriental del autor, se trata de relatos perfectamente ambientados a la mentalidad occidental, lo que hace que no sea necesario adaptarse a la forma a veces complicada de ver la vida de la gente del extremo oriente para asimilar bien la lectura.
Tengo cierta reticencia, no obstante, a leer a Murakami, un hombre que tiende a unas narraciones con exceso de sensualidad que no me acaban de convencer, a pesar de lo cual me decidí a leer este relato absolutamente original dentro de la línea de Murakami, pues no se trata de una novela, sino de la redacción por escrito de las impresiones del escritor del país del sol naciente desde el punto de vista de su condición de aficionado a las carreras de fondo. Aquí no hay más sensualidad que la que pueda ofrecer la referencia a las camisetas de tirantes que se suele poner el hombre cuando corre alguna competición.
De entrada he de reconocer que he comprendido que Haruki Murakami guste a la gente: escribe con sencillez y soltura, es muy humano y sabe comunicar. Es curioso como es capaz de sacar jugo a un hecho con tan pocas aristas como es la afición a correr, de qué manera convierte en interesantes cuestiones tan de andar por casa como los entrenamientos en solitario, la sensación de no poder más en una carrera o la precisión a la hora de medir tiempos y fuerzas, porque en ésto Murakami no puede disimular que es japonés y ni ofrece resquicio a la improvisación si de preparar sus carreras se trata ni deja de calcular al minuto todos los pasos que debe dar.
Pero el tema de fondo no es precisamente una cuestión que me apasione: ni he hecho footing en mi vida -con alguna excepción que se puede contar con los dedos de una mano en la que fui liado por algún psicópata con vocación de ganar prosélitos- ni he convertido este deporte, como otros, en objeto de afición próxima a la pasión; así lo agradable que ha sido ir leyendo poco a poco las disquisiciones de Murakami ha tenido que pelear con cierta falta de interés sobre el fondo del asunto, algo que me temo ha podido llevarme a no aprovechar lo suficiente la calidad del referido autor.
Pero de cualquier manera ya puedo decir que he leído algo de un autor de moda, de un escritor que auna calidad con éxito, dos conceptos que no siempre reman en la misma dirección. Ahora iré planteandome con que otro libro de Murakami puedo enfrentarme, perdiendo el miedo a esos excesos de que hablaba, y es que debería ir preparándome, pues hoy mismo un amigo me ha dado la noticia de que ha escrito una novela que va a presentar en la Librería "Anónima" de Huesca proximamente, con el llamativo título de "El terrible caso de los vibradores asesinos", un título que no ofrece dudas.
20 comentarios:
Ya es definitivo.
Debes ver un marathón.
...
Una persona como tú, capaz de navegar entre textos, estilos y autores, apreciaría la magnitud, potencia y variopinto espectáculo de una carrera de fondo protagonizada por cientos de anónimos.
Es como una gran enciclopedia dedicada a la tozudez humana, un compendio práctico de la superación, una novela escrita con miles de párrafos hilvanados con los cordones de unas zapatillas de deporte.
Lo más parecido al concepto de Redención que he visto en mi vida.
Un libro abierto que fluye a través de las avenidas, donde las letras son simples personas.
Y donde el Autor, escribe con mayúsculas y no cobra derechos de autor.
Ni falta que le hace.
Tienes tioda la razón, a ver si me entero de alguno ... ah¡, y te agradezco que el consejo sea que lo vea, no que lo corra ;).
Con verlo y "degustarlo" intelectualmente es suficiente.
Yo corrí uno en el 83, con 22, y casi fallezco en la gesta.
Aunque hay días que lo recuerdo y sonrío.
Por algún motivo irracional, sonrío.
Misterios de la mente.
Querido Modestino: ¡no vuelvas a llevarme la contraria cuando te expreso mi admiración!
¡Tocas todos los palos, por Dios!
Este libro - confío en tu comprensión - no lo voy a leer. Me cansa la lectura hasta de la mera sinopsis.
Además supongo que no se os oculta que una madre de familia numerosa ya "va de soi" que se pasa el día corriendo.
YO CONCRETAMENTE LLEVO PARTICIPANDO EN UN MACRO MARATÓN DESDE EL 1 DE ENERO DE 1986.
Para alguna medallita, ¿no estaría mal,no?.
Desde aquí un saludo a Driver, le leo y me parece una persona ¡muy simpática y solidaria, con un ingenio muy particular!
Y para tí, jurisconsulto, todo mi afecto y mi admiración (¡y no me digas que no!)
Asun
Yo de Murakami sólo he leído "Tokio blues" (próximamente en las pantallas de toda España gracias a la peli dirigida por el realizador vietnamita de "El olor de la papaya verde") porque un amigo, muy leído él, me dijo que era la novela más representativa de su autor y que, en el caso de que no quisiera leer nada más de él, ya podía decir que conocía su obra. También es un lugar común entre algunos libreros, ya sabéis, de esos que te recomiendan novelas en función de tus gustos, que al que le va Paul Auster también le tiene que ir Murakami. Sí, puede que haya algo de eso, aunque después de leer "Tokio blues" me quedé con la impresión de que el japonés intenta ser trascendente allá donde el americano no pretende serlo, o por lo menos tiene un estilo algo más pomposo que el de Auster, cuyas novelas, en el fondo, son un poco como el humo (guiño a la peli "Smoke", escrita por P.A.), que se disfrutan mucho mientras se leen y después se esfuman o se desvanecen en el aire, eso sí, dejando un estupendo recuerdo. Querido Brunetti, como seguro que has leído a Murakami, y sospecho que no te desagrada, esperamos tu docta opinión.
Lanzas buen guante, Tommy ... sería interesante una encuesta sobre quien gusta más, Auster o Murakami ... aunque muchos te dirán que son compatibles.
No te voy a contradecir, Asun, vale ...;).
Qué gracia me ha hecho la afirmación de Tommy en el sentido de que, a quien le gusta Paul Auster, también le gusta Murakami. No le falta razón. Por algo será que a este último, en según qué círculos, se le denomina "El Auster japonés".
Pero, a mi modo de ver, son muy distintos: las historias de Murakami son mucho más planas, menos enrevesas, más predecibles, poseen menos ritmo. Aunque, en su favor, diré que la forma de escribir del nipón es mucho más precisa, más profunda (muchos dicen de él que es un "tostón"); y sus descripciones, magistrales. Por ejemplo, en el tema de la "sensualidad" que tanto preocupa a nuestro Modestino, estoy por afirmar que Murakami es el mejor escritor actual (de los que conozco, claro): describir ese tipo de escenas sin resultar excesivamente obvio o reiterativo oincluso pornográfico, se me antoja dificilísimo. Y él lo consigue, según mi opinión.
El título del libro "De qué hablo cuando hablo de correr" está conscientemente copiado de un libro de relatos de Raymond Carver titulado "De qué hablo cuando hablo de amor" (altamente recomendable, por cierto). Desde luego, no es el Murakami en estilo puro, puesto que más bien se trata de una biografía que interesa, sobre todo, a los que le leemos habitualmente (a todos nos gusta conocer detalles de la vida privada o de los gustos o hobbys de nuestros "ídolos"). Pero la grandeza del libro consiste, precisamente, en cómo consigue enganchar al lector con un tema tan aparentemente anodido y falto de interés como es correr largas distancias: su prosa alcanza, por momentos, cotas de verdadera excelencia literaria. Una delicia.
Es el único libro de Murakami que me atrevo a recomendar a los amigos que no son excesivamente "lectores". Hace unas semanas terminé los dos primeros libros de su última novela (una trilogía titulada "1Q84"), y ya estoy impaciente por leer el tercero, que saldrá publicado en noviembre. Pero esta novela no me siento capaz de recomendarla a nadie que no sea un auténtico "murakamista", por miedo a que me la tire a la cabeza (y es un arma arrojadiza de casi 800 páginas).
Una última anécdota: cuando recién acabada de leer "De qué hablo cuando.....", leí en la prensa que Zapatero (ZP) había dicho en una entrevista que lo estaba leyendo. Me sentí como cuando le haces una carantoña a un niño pequeñito y de pronto ponen esa cara que no sabes si van a arrancar a llorar o a reír.
Salud y buena lectura, amigos.
P.D. Pirdo disculpas por la extensión de este comentario, pero es que Murakami me pone, digo, me inspira.
Tendré que hacer un propósito y leer de una vez a Raymond Carver.
Sólo he leído Tokio Blues, me lo recomendaron por varias vías e incluso me lo dejaron para que lo leyera con lo que me vi "medio obligada" a hacerlo. No me dejó indiferente; pero no puedo decir que me gustó mucho... quizá ese querer pecar de trascendencia que apuntan por ahí.
No sé si leeré algo más de él, pero por lo que se ha comentado parece que si no eres demasiado aficionada a la lectura este libro aún puede enganchar... No lo descarto, pues.
Ah! la peli de Tokio Blues ya está estrenada, al menos en Barcelona; no he leído buenas críticas, así que dudo que la vea. Si alguien la ha visto, y leído el libro, podía comentarlo.
saludos,
Una película basada en un buen libro tiene que ser muy buena para estar a la altura ... hay casos en que lo está -vgr. "Matar a un ruiseñor"-, pero no es lo habitual.
Una última reflexión (hoy estoy parlanchín).
Tengo una teoría acerca de por qué autores como Murakami y Auster tienen tanto éxito, sobre todo, entre la gente joven.
Ambos son muy "urbanitas" y acostumbran a situar a sus personajes en grandes ciudades: Tokio o Nueva York, donde aquéllos van a bares y restaurantes, asisten a espectáculos deportivos o culturales, pasean por sus calles (y bulevares), beben whisky o sake (los personajes de Murakami se pasan la vida dándole al sake: debe de ser una costumbre allí), hablan de sus políticos y los ponen a caldo.... Eso, y un poco de sexo y sensualidad, claro, para completar el cóctel.
Quiero decir con ello que no es de extrañar que muchos lectores se sientan inmediatamente identificados con los protagonistas: son como ellos mismos.
Dicho así, podría pensarse que cualquier persona estaría capacitada para crear novelas de ese tipo y hacerse famoso (Murakami es más conocido en Japón de lo que puedan serlo en Expaña Messi o Mourinho).
La clave, sin embargo, radica en que esos dos autores (hay muchos más, por supuesto), han sido dotados de un ingenio y de una capacidad de creación y de invención de la que carecemos la mayoría de los mortales.
Sí, es una conclusión muy evidente y obvia, ya lo sé, pero me da una envidia malsana que no veas.
A mí también me da envidia, Brunetti, por partida doble. Por no tener el talento de estos dos escritores y porque no me pasan cosas tan interesantes como las que viven sus personajes, con algunos de los cuales, por lo menos en el caso de Auster, me cuesta algo identificarme, aunque siempre me enganche a las novelas.
Y sí, la peli de "Tokio blues" ya está en cartel. Hoy iba a verla, pero me ha fallado el plan. Otro día la comentaremos.
Modestino, podías haber empleado otro ejemplo que no fuera "Matar a un ruiseñor"...
No te lo tomes, Tommy, como algo personal.
Pasaba por aquí... Solo decir gracias por la información y aprovechar para interesarme por Brunetti.
Con la venia, Modestino. Después de semejante despliegue de sabiduría... merece dormir unas horicas más, por lo menos, ¿no?;-)))
Un saludo, jurisconsulto.
Eres muy amable, Sunsi.
Qué más quisiera que poder dormir profundamente cada noche, y durante muchas horas; pero sufro habitualmente de insomnio. Cada cual tiene su qué, y a mí me ha tocado el mal dormir.
Claro que después oyes a gente que dice que lo mejor es dormir poco, porque para dormir, dormir, ya tendremos tiempo de hacerlo durante toda la eternidad....
Un fuerte abrazo,
Auster es magnífico prácticamente casi siempre. Hasta lo que algunos críticos consideran obra menor, como "Brooklin Follies", a mí me pareció casi obra maestra.
Las dos obras de Murakami que he leído, "Tokio Blues" y "Sputnik mi amor", me han parecido muy interesantes, pero no sé, quizás me falta cercanía con la cultura japonesa, por muy urbanita que sea Murakami, y por ello su lectura me resulta algo más lejana.
Con permiso, Modestino.
Ya sé que mal de muchos consuelo de tontos, Brunetti. Veo amanecer muchos días y no se debe a un objetivo pastoril precisamente, ni a que me apasione observar cómo el sol asoma la cabeza. Lo siento porque el día no es lo mismo si has dormido bien. Saludos solidarios, paisano.
Perdona la intromisión, Modestino.
Se ve que en cuestiones de sueño todos andamos aprecido ... cosa de ser "cincuentones" ;);)
Brooklin Follies" simplemente me encantó. Es un libro que da un buen rollo increible. No puedo decir lo mismo de Tokio Blues de Murakami...un poco oscuro y, en mi opiniòn, nada interesante.
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