Bin Laden pasa a la historia

Ayer desayunamos con la inesperada y trascendente noticia de la muerte de Osama Bin Laden; he de reconocer que, junto al impacto de un acontecimiento de este calibre, me vinieron a la cabeza a las primeras de cambio dos pensamientos más bien frívolos, pues primero me dije algo así como "pues resulta que existía", pues todos recordamos el manido chiste de que el terrorista árabe era como los billetes de 500 €, que todos dicen que existen aunque nadie los ha visto, además me vino a la cabeza el que la muerte de Bin Laden se ha realizado por medio de una operación con mando asumido por Baruk Obama, algo que posiblemente permita una reacción más favorable que si quien estuviera en el salón oval fuera aún George Bush jr. De cualquier manera, es una noticia que hay que celebrar, pues desaparece un hombre capaz de organizar hechos de una entidad tan estremecedora como los atentados del 11 de septiembre de 2001, es decir alguien que no es que tenga malas intenciones, sino que ha demostrado que las puede poner en práctica con una eficacia pasmosa. En cierta manera la desaparición de Bin Laden me recuerda a la del célebre terrorista Carlos, ese mercenario que en torno a los años 80 puso en jaque a las fuerzas de seguridad occidentales, un personaje del que no se sabía si había mas realidad o leyenda y que un día fue dado por capturado y muerto de la noche a la mañana. Y es que cada época tiene su nómina de "malos malísimos", individuos que surgen y se van casi como en una aureola.

Cuentan que en USA la gente se ha echado a la calle para celebrarlo, una manifestación más de ese efecto popular y mediático de determinados acontecimientos. No cabe duda que poner fuera de la circulación a un tipo tan artero y peligroso es un logro muy importante, pero no soy capaz de alcanzar en qué manera esto supone un golpe muy duro, sino decisivo, al terrorismo islamista, o éste ya está tan bien montado que la máquina va a seguir funcionando sin más efecto que los lloros al jefe perdido. Más bien me temo que no acabe siendo sino una escaramuza más, aunque evidentemente de una entidad muy grande.

De hecho, leyendo la página web del diario "El Mundo", he visto que ya se sabe quien es el sucesor del lider muerto: Aymán al-Zawahiri, a quien definen como "un asesino aún más radical que Bin Laden", con lo que ya se ve que todo apunta a eso de "a rey muerto, rey puesto". El citado medio asegura que fue "el hombre que radicalizó a Bin Laden en los años ochenta y le llevó a romper con líneas islamistas más moderadas en la 'yihad' de Afganistán". Toda la noticia es llamativa e interesante: http://www.elmundo.es/elmundo/2011/05/02/internacional/1304326110.html .

La figura de Osama Bin Laden era, sin duda, la de un personaje que estremece: esa mirada fría y directa, con unos ojos impenetrables; en cierta manera era como el profesor implacable que todos hemos tenido y temido alguna vez, como un sargento de hierro que siempre te pillaba en un renuncio, como el justiciero malo de los cuentos infantiles. Por esta razón, aunque el mundo siga -por desgracia- patas arriba y lo que se intuye es que la batalla sigue y el sufrimiento no ha terminado, ejercitemos nuestro derecho a respirar aliviados.