He de confesar que he tenido mis dudas de incluir en el título de mi post de hoy un "palabro" de la catadura del que figura arriba, pero me parecía una actitud con aires algo "puretas" la de añadir a la "j" unos puntos suspensivos, mientras que hablar de la esquina del caramba, el cáspita o el pardiez hubiera sido desvirtuar la realidad, casi una falta de respeto a la historia o, cuando menos, a la tradición.
Y es que el cierzo es elemento incorporado a la propia esencia de Zaragoza, como el "sirimiri" a San Sebastián o la niebla a Londres; en ocasiones ese frío helador que se te mete hasta adentro con el tremendo empuje que llega desde el Moncayo te lleva a la queja, al recelo, a renegar de él, pero en el fondo uno lo acaba hasta apreciando, porque cuando se quiere a alguien o a algo, se le quiere con todos sus atributos.
Desde muy pequeño fui consciente de la especial virulencia con la que el cierzo, en los días más duros del invierno, aprieta en la esquina que junta dos vías tan importantes de la capital maña como son la Gran Vía -antes Calvo Sotelo- y Paseo Sagasta -en los "forrenta", Mola-. Esta es la razón del popular sobrenombre con el que las gentes bautizaron al mentado chaflán y que da título a mi entrada, pues no hay persona, por elegante y respetuosa que sea, que al pasar por la zona en plena vorágine no lance tal expresión u otra de contenido similar, e insisto que cualquier interjección suave siempre parecerá insuficiente, de la misma manera que en el lenguaje popular no es lo mismo asegurar que una chica es muy guapa o que "está muy buena".
Hay en Zaragoza otros lugares míticos si a las agresiones del cierzo nos referimos, como la confluencia entre las antiguas calles de Sanjurjo y Capitán Portolés -hoy César Augusto-, donde en mi infancia se ubicaba la desaparecida Cafetería "Maryland" o el Puente de Piedra, donde los viejos del lugar siempre cuentan que perdían sus gorras los cadetes y reclutas, pero ninguno tiene el caché, el abolengo de esta feliz a le vez que tormentosa esquina a la que podemos grabar el código de barras que da carta de naturaleza a las más arraigadas tradiciones locales.
Recuerdo que al menos hasta que abandoné Zaragoza en el verano de 1977, existía en la parte de Sagasta de la esquina un puesto de venta de periódicos y revistas, de esos "de toda la vida"; dándole vueltas a la cabeza me planteo como se defendería el buen hombre que despachaba diarios para conseguir que éstos no volaran a lo largo de los distintos enclaves que confluyen en la zona: las citadas vías más la Glorieta Sasera -que de niño llamaba Plaza de los Cañones-, el Paseo Constitución -vieja Marina Moreno", la Plaza Paraíso -algún día habrá que hablar del "Polo Norte"- o la algo más lejana Plaza Aragón.
Y en esa esquina sigue vivo el "Cinema Elíseos", uno de los pocos que sobreviven de los de siempre, que en un momento dado de a pequeña y reciente historia de la ciudad se convirtió en lugar donde se proyectaban exclusivamente películas de "arte y ensayo", lo que posiblemente hoy llamaríamos cine "de autor" y que en la actualidad suele ser garantía de cine de cierta calidad. Ya no está, por el contrario la antigua mítica Cafetería "Imperia", donde vendían los mejores croissants de la ciudad y pasaban las tardes las alegres comadres de las zonas ricas de la ciudad.
El tiempo seguirá pasando, la ciudad continuará renovándose, posiblemente con personas de orígenes más plurales y remotos que le darán un aire más cosmopolita, cambiarán los tiempos y seguirá el movimiento del péndulo político que siempre ha habido, pero el cierzo permanecerá fiel y en la esquina de Gran Vía con Sagasta los ciudadanos, tal vez con más variedad idiomática, seguirán profiriendo las mismas expresiones que indican sorpresa, impresión y frío,mucho frío, pero también, que nadie lo dude, respirarán conscientes que a pesar del devenir de los tiempos hay cosas que siempre permanecen.
14 comentarios:
¡Buena entrada!.¡Qué recuerdos de años subiendo andando a Jesuitas y pasar por la esquina del "Jodo".
La canción de Labordeta hace juego con la entrada..."jodo qué blues!"
He de reconocer que la canción de Labordeta y Sabina la descubrí ayer buceando por goear en busca de una canción adecuada a la entrada; todo un hallazgo.
Muy bonita, la entrada, me encantan tus posts sobre "sitios". Pobre hombre de los periodicos, y qué cosa más visual! Un abrazo! (Qué tal la cuesta de enero, este año? Por aquí, más o menos bien, creo Frío, lluvia, pero nada comparable a Zaragoza, seguro. :))
La cuesta de enero es llevadera; en cuanto a frío, a veces parece que todos nos queremos llevar el gato al agua en cuanto a record de grados bajo cero: el problema de Zaragoza, más que el frío, es el viento, que lo hace más duro.
Pero hace más frío conforme subes por Aragón, como es el caso de Huesca, donde vivo, y ya no digo más arriba: por Sabiñánigo pasé hace unos años en coche por estas fechas a 17 bajo cero; mañana tengo que pasar otra vez, camino de Tarbes, y no me extrañaría cifras parecidas.
Siguiendo por Aragón, en Teruel también suele hacer un frío siberiano, en Calamocha, a unos 70 km de Teruel, hay veces que hace las mínimas de España.
Como siempre, te luces en las crónicas. Esta vez me imagino a un maño-maño paseando por la mentada esquina y exclamando "jodo".
Los aragoneses tienen fama de "bruticos", como los catalanes de "agarraos". En vuestro caso ¿Será el cierzo? ;)
Un saludo, Modestino.
Lo de "bruticos" no lo comparto.
Somos bruticos, para que vamos a engañarnos ... y tozudos, mucho. Pero todo tiene sus pros y sus contras.
El maño lo que piensa lo dice, con lo que a veces puede herir, pero también es verdad que lo hace a la cara y no por la espalda. Eso sí, unas buenas sesiones de diplomacia no nos vendrían mal.
Eso sí, como en todo, no caben generalizaciones, que también hay mucha leyenda y mucho sobrentendido.
Feliz domingo¡¡¡
A mi me llamó mucho la atención el nombre de esta esquina que es verdad que todo el mundo en Zaragoza conoce porque al llegar a ella suele decirse "jodo, que frío" la palabra "jodo" me resultaba extraña, en Madrid sería "joer" o "joder", hay que reconocer que la aragonesa suena algo mejor.
Respecto al cierzo, admito que es horrible, según me han dicho hay gente que ha estado en la Antartida que dice que hace menos frío que en Zaragoza cuando hace aire, aunque hay veces cuando se para, que la ciudad se ve limpia porque el aire se lleva la contaminación, da gusto respirar y todo parece más bonito.
Efectivamente "jodo" es más sonoro, más elocuente, más rotundo; y es que en Aragón somos así;) ... está clarísimo que es la palabra que corresponde al pasar por esa esquina los días duros del invierno.
Siempre será mejor el cierzo que la papelera de Montañana ...
Por eso te digo que no lo comparto. Compensa mucho más un comentario a la cara, aunque te jorobe. El tiempo agiganta la mentira, pero en el caso de la joroba... la coloca en su sitio. A
pesar de que a veces piensas...
"jodo", no se ha cortado ni un pelo el paisano.
Saludos
El cierzo ha contribuído a modelar el carácter aragonés. Es necesario para comprender a Goya o las broncas de la Romareda.
Cierzo viene de Quercus - Encina - , el viento capaz de hacer doblar a las encinas, decían los romanos de Caesaraugusto
Muchísimas gracias por la aportación, Tintín, la desconocía. Efectivamente, ha forjado el carácter aragonés y a Goya añadiría todos los héroes de los Sitios de Zaragoza: Agustina de Aragón -aún nacida en Cataluña-, el sacerdote Sas, Pedro María Ric, Maria Agustín, ...
Por otra parte, tras 24 años en Cataluña a uno le choca escuchar confidencias íntimas a voz en grito en un autobús urbano, oir hablar de acera a acera o ver como la gente se fija en tí sin ningún disimulo, acostumbrado a la circunspección, discrección y respeto a la intimidad catalanas ... y que conste que no creo que sea mejor una u otra forma de ser, simplemente son muy distintos.
Pero en cuanto salimos de la tierra nos dan de palos... A veces pienso que he cometido un delito: nacer en Cataluña. Y el caso es que el tema no tiene remedio.
Mira que en otro post te avise de los peligros que causa el frío al pasear y me contestaste que no pasaba nada si ibas abrigado. Igual es que paso todos los días por esa mítica esquina de la que hablas y mi “jodo” es diario.
Buen finde
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