Hace ya un tiempo, más de un año y puede que más de dos, tuve una experiencia que no fue traumática pero sí me dejó sorprendido y hasta algo impresionado. Andaba por la Calle Alfonso de Zaragoza y sentí una de esas necesidades perentorias que alteran tu tranquilidad y exigen soluciones urgentes; me temo que soy de esas personas que tienden a ser poco previsoras al respecto y ya mi madre me solía reprochar cuando niño que cuando salíamos de paseo siempre andaba con estos problemas. Evidentemente conforme alcanzas los años de las crisis "prostáticas" este tipo de inclemencias aumenta considerablemente. La solución suele pasar por incrementar el presupuesto de pequeños gastos y obligarse a tomar un cortado o refresco, según hora y temperatura, en un establecimiento hostelero para aprovechar los aseos del mismo y recuperar el temple perdido. De esta manera entré en el "Gong", cafetería a cuya agradable camarera dediqué ya un post, donde tras la oportuna consumición acudí a reponer fuerzas, o dicho en "román paladino", a cambiar el agua al canario.
Mientras procedía a cumplir con el guión ví que ya se encontraba en el lugar un individuo calvo, bajito y, al menos en apariencia, unos cuantos años mayor que yo; entendí que lo que procedía era la discreción y continué, atento y prudente, con mi operación. Cuando mi compañero de "fatigas" concluyó, no recuerdo si pasando o no antes por el lavabo, se dirigió a mí y con voz de persona ofendida y enojada me dijo que aunque yo no había cumplido la formalidad de saludar al entrar, el era un hombre educado y me decía "adiós, buenos días", tras lo que abandonó el habitáculo con aire digno y contundente, como quien ha dado a otro una lección de urbanidad y decencia que nunca olvidará. He de admitir que me quedé sorprendido, pues pensaba que a esos lugares lo mejor es acudir cada uno a lo suyo y prescindir de galanterías que parecen recomendables en la sala de espera del dentista, las gradas del campo de fútbol o la cola del mercado, pero menda había acudido a ese sitio a echar una meada y no a bailar un minué.
De cualquier manera, ahora que ha regresado a mi memoria este curioso incidente, y aún convencido de que el personaje en cuestión tenía toda la pinta de uno de esos seres intemperantes y dados a la "puñetería", no dejo de preguntarme si efectivamente ha de considerarse incluída entre las reglas elementales de urbanidad la costumbre de saludar cuando uno se encuentra miccionando, si erea un grosero cuando al vecino no le dices nada o si, como siempre me ha parecido lo normal, bastante tienes con estar en lo que haces y lo mejor es funcionar como si unos y otros fuéramos invisibles.
15 comentarios:
Siendo la micción un acto,
tan íntimo y personal,
nunca caí en la conveniencia,
de aplaudir o saludar.
Pues el aplauso confunde,
y el saludo descentra,
pudiendo tales acciones,
alterarnos las micciones.
Y estando como solemos,
estar cara a la paré,
un susto de tal calibre,
podría muy bien provocarnos,
alteraciones o mal café.
Entiendo pues que el saludo,
durante, antes o después,
del acto de la micción,
no procede, ni es cortesía,
no es de recibo,
ni refleja educación.
Siendo la intimidad del acto,
por urgencia o arrebato,
lo que caracteriza la acción.
¡déjennos mear tranquilos!
lo digo de corazón.
Hombre, un pelín borde sí que parecía este individuo. Yo soy de tu escuela. Si estoy allí, estoy para lo que estoy, no para empezar a saludar. Imagínate por un momento que aquello está lleno. ¿Qué hay que hacer?, ¿saludar y preguntar quién es el último?, ¿dar conversación a los miccionantes con el riesgo de que uno se gire y pasar a ser miccionado? ...
Por cierto, muchas felicidades!!!!!! ... y que cumplas muchos más!!!!!!!
¡Gracias Pater por avisar!
De la efeméride y el tino.
No se nos debe pasar,
el aniversario actual,
del amigo Modestino.
Te deseamos felicidades,
en tan señalada fecha,
¡alzo mi copa por tí!
aunque tengamos la paga,
reducida y maltrecha.
Gracias a ambos¡¡¡¡
Driver, como siempre, sembardo. Muy buenas las rimas; hay que seguir sonriendo a la vida con la cartera más flaca¡¡¡¡
Pater, efectivamente son lugares en os que hay que frivolizar poco. Me acordé mucho de tí el pasado domingo, cuando ví que el Sevilla había recuperado el esplendor en el momento más adecuado :)-
Pues yo nunca saludo al entrar a un baño público ó privado. :D
Besazo
La gente está mal de la cabeza... Me recuerda una vez en que entré a un cajero automático y la persona que estaba dentro me echó la bronca por no esperar fuera. El banco estaba abierto. Un beso.
Cada cual interpreta a su modo la educación, aunque queda claro que tanto el de los aseos como el del cajero pecaban de ególatras ... creo yo.
Eres un figura!, Felipe. Igual escribes un artículo de un tema trascendente que de un urinario de caballeros...! Por cierto, nunca he entendido que los hombres compartais en comunidad vuestras necesidades fisiológicas... menores!!!
(Comentario improcedente por mi parte, cuando le habéis puesto hasta poesía al hecho)
Ja, ja, ja ... las mujeres no lo compartís, aunque vayais a los aseos en manada, ;)
¡Juas juas juas! Desconocía esta escatológica faceta tuya Modestino ¡genial!
Pero comparto el criterio de Nati: a los varones ¡pobrecillos! os deberían poner también cabinas individuales...
¡Feliz cumpleaños majo!
Un abrazo
Asun
Feliz,feliz en tu dia amiguito que Dios te bendiga que reine la paz en tu dia y que cumplas muchos mas.¡¡¡¡¡¡¡
¡Felicidades, Modestino! Un año más y, por el post de hoy, con buen humor;-) Qué fina te ha quedado esta entrada... Desde luego, no es situación para ir con parabienes. Las damas es otro asunto porque en nuestros excusados hay puertas.
Que pases un día muy bien celebrado.
Muchas felicidades, Modedestino, y espero poder seguir leyendo durante mucho tiempo tus post, que es de las cosas más agradables que suelo hacer durante mis monótonas mañanas.
En cuanto a tu post de hoy, no sé no me atrevo a opinar , más allá de la elegancia con que tratas un tema del que seria fácil caer en la ordinariez.
Un beso
...a medida que leía el post, pensaba que aquel hombre calvo y bajito te iba a decir es que si habías observado al cabo de los años como han subido la altura (*) de esos "urinarios colgantes" ... y que de alguna forma ese hombre le fastidiaba cumplir su misión de puntillas.
(*)yo hace tiempo que estoy con esta tesis y hecho el comentario para contrastar con otros usuarios.
Gracias a todos por vuestras felicitaciones; y un saludo a los comentaristas no contestados.
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