Hacía mucho tiempo que sabíamos de su precaria salud, de sus achaques, pero Tony Leblanc parecía indestructible; ayer, 24 de noviembre, el actor capitulaba a esta vida pasajera a los 90 años y daba paso, sin duda, a una nueva vida, al cielo de los cómicos donde se habrá encontrado con Fofó y Miliki, Manolo Gómez Bur, Juanito Navarro, Gracita Morales, Antonio Ozores y tantos otros que dedicaron su vida a que nos lo pasáramos bien, mientras en esta tierra su recuerdo permanecerá vivo, pues ya es historia, ya es leyenda. Ignacio Fernández Sánchez, que así se llamaba, era tan madrileño que nació en el mismísimo Museo del Prado, pues su padre era el conserje del recinto y tenía vivienda propia en el mismo. Fue un joven polifacético, pues además de adentrarse en el mundo del teatro aficionado, fue boxeador, llegando a ser campeón amateur de Castilla de los pesos ligeros y jugó de delantero en el C.D. Carabanchel de Tercera División, donde consiguió se el máximo goleador. En el mundo del espectáculo sus primeros pinitos los hizo en la Compañía de la mismísima Celia Gámez y, posteriormente, en un pequeñísimo papel en la mítica y patriótica película "Los últimos de Filipinas" (1945), de Antonio Román, en la que el protagonismo quedaba reservado a galanes más serios como Pepe Nieto, Armando Calvo, Fernando Rey y Guillermo Marín. Recuerdo que fue la proyección de ese film en la Sesión de Noche de TVE una de las escasas excepciones en la que mis hermanos y yo tuvimos licencia para quedarnos a ver la tele un domingo por la noche, y que acostumbrados a sus interpretaciones de Kid Tarao y Cristobalito Gazmoño, nos sorprendió ver a Tony Leblanc en un papel "serio", a la vez que nos consternamos al comprobar como moría de un balazo en las primeras escenas.
El nombre de Tony Leblanc va necesariamente unido a una época concreta del cine español, las décadas de los 50 y los 60 en los que interpretó papeles inolvidables, siempre encasillados en los de golfo simpático, junto a actores insignes como Conchita Velasco, Manolo Gómez Bur, José Luis López Vázquez o los hermanos Ozores. Así cabe destacar "El Tigre de Chamberí" (1957), de Pedro Luis Ramírez, "Los tramposos" (1959), de Pedro Lazaga, en la que protagoniza junto a Antonio Ozores un momento que ha sentado cátedra al escenificar el timo de la estampita a un pobre cateto en la Cuesta de Atocha, escena que algún que otro genio del cine manifestó haber deseado rodar en alguna ocasión, "Las chicas de la cruz roja" (1960), de Rafael J. Salvia, "Tres de la Cruz Roja" (1961) de Fernando Palacios, donde junto a López Vázquez y Gómez Bur bordan la chusca historia de tres "jetas" que se hacen de la Cruz Roja para ver gratis los partidos del Bernabeu, o "Historias de la televisión" (1964), de José Luis Sáenz de Heredia. No obstante la carrera cinematográfica de Leblanc fue mucho más amplia, con papeles en películas tan significativas como "Currito de la Cruz" (1949), de Luis Lucia; "Manolo guardia urbano", (1959), de Rafael J. Salvía, junto a Manolo Morán, "Las muchachas de azul" (1957), de Pedro Lazaga, compartiendo cartel con Fernando Fernán Gómez y Analía Gadé, "La fiel infantería" (1960) -todo un título-, de Pedro Lazaga, "Torrejón city" (1962), de León Klimovsky, "Los que tocan el piano" (1968), de Javier Aguirre, con Gómez Bur y Alfredo Landa de "cacos" y José Bódalo de comisario castizo, "El astronauta" (1970), también de Javier Aguirre, donde es enviado a la luna junto a López Vázquez aunque al final terminan aterrizando en Almería en medio del rodaje de una película del oeste o un par de "bodrietes" con títulos tópicos e impresentables como "Celos, amor y Mercado Común" (1973) o "Tres suecas para tres Rodríguez". Sus últimos trabajos son en las sucesivas entregas de "Torrente", donde encarna al padre paralítico de Santiago Segura, con un humor mucho más basto e inelegante que el que había hecho siempre.
En televisión el actor madrileño fue un asiduo de la década de los 60, con programas como "Gran Parada" (1963-1964), "El que dice ser y llamarse" (1965), "En órbita" (1967) y "Cita con Tony Leblanc" (1969), entre otros. En ocasiones representaba personajes concretos como "Cristobalito Gazmoño", que decía ser un "niño muy agudo", el de un profesor medio chiflado cuyo nombre no consigo recordar o el del boxeador "Kid Tarao", que se pasaba la vida "del gimnasio a la Casa de Campo y de la Casa de Campo al Gimnasio". Además, aparecía frecuentemente en diversos programas, poniendo siempre de manifiesto un saber estar, una simpatía, humanidad y sentido común notables. También dirigió unas cuantas película con no demasiado éxito -“El Pobre García” (1961), con Lina Morgan y Manolo Gómez Bur, “Los pedigueños” (1961) y “Una isla con tomate” (1962)-, escribió un pasodoble de éxito, "Cántame un pasodoble español", elaborado para la revista "Un Pasodoble Español" de la artista folclórica Lolita Sevilla, a raíz del cual continuó colaborando con ella en otros pasodobles como "Las piedras del camino", "Te digo sinceramente" o "Un abanico español", éste último con el Maestro Quiroga. Igualmente escribió en 2005 una autobiografía, "Esta es mi vida". Fundamentalmente fue un hombre bueno, con una vida larga en la que no faltaron las contrariedades como un gravísimo accidente de coche, un infarto agudo de miocardio, unas cuantas operaciones quirúrgicas, ... Todos le recordaremos, descanse en paz.
5 comentarios:
¡Excelente obituario para una persona escelente!
Un abrazo y feliz domingo, Modestino
Asun
Toni Leblanc parece que no dejo de trabajar nunca... actualmente lo puedes ver en una de las películas que emiten en en canal cine español como "el astronauta" para verlo luego en "cuéntame como pasó" y después en "Torrente".
Un auténtico y genuino incombustible.
Casado en 1959 con Isabel Paez, tuvieron ocho hijos. Una muestra clara de su generosidad.
Xavier G.
Y sentido común ...
Publicar un comentario