1 de noviembre de 2016

Lecturas de otoño


Buena cosecha literaria en octubre. Me han gustado los siete libros finalizados, pero si alguien busca una recomendación segura, no tengo ninguna duda de que los dos últimos libros referidos son dos auténticas joyas.

He tenido que esperar algunos meses para encontrar libre en la Biblioteca Pública de Zaragoza "El manantial", primera novela de la británica Catherine Chanter, unánimemente aplaudida por la crítica y ganadora del "Cavendish College Fiction Prize". No sabría muy bien como encasillar el género de este relato de 441 páginas, pues tiene su parte de intriga, algo de inquietante y hasta su toque de ciencia ficción: de hecho el argumento parte de una Inglaterra en la que el cambio climático ha dado lugar a una sequía tremenda que mueve a los protagonistas a irse a vivir a una finca que lleva el título de la novela y que viene a ser una especie de oasis, ... aunque pronto aparece el aspecto maldito del lugar. La autora describe con tono poético ambientes y lugares, y añade una clara intención de crítica al fanatismo religioso, reflejado en una especie de monjas medio hippies que se instalan en los alrededores de la finca y viven en caravanas. El tono general del libro contiene bastante de angustia, por mucho que termina dejando abierta la puerta de la esperanza. Una novela bien escrita, desde mi punto de vista con un exceso de páginas y a la que le falta cierta tensión, aunque lo compense con un lirismo destacable.

Henry Miller fue uno de los escritores norteamericanos mas notables del siglo pasado. Tiene ganada fama de provocador, rebelde e irreverente, y su vida literaria estuvo frecuentemente protagonizada por la polémica y hasta por cierto escándalo. Se trata de valoraciones que posiblemente el simple paso del tiempo y la rebaja de tabúes ha podido reducir bastante. La editorial "Navona" publicó hace un par de años un breve ensayo -al parecer se trata sin más de un pequeño trabajo que ahora se vende como libro- titulado "Leer en el retrete", un título original y que resultó lo suficientemente sugestivo para tomar la decisión de leerlo. Comprobé que efectivamente Miller opta por un tono provocador, y a la vez que nos deleita con fina ironía. Aprovecha un tema tan "especial" para elucubrar sobre las lecturas y los modos de leer del personal, no pareciendo precisamente muy partidario de la costumbre que da título a su relato. Se trata de un libro de poco más de 60 páginas con el que disfruté, más al principio que al final, cuando la divagación del autor se hace más abstracta. Se añade un epílogo de Enrique de Hériz que aporta una lista de libros por leer bastante interesante.

Sin duda uno de los hombres clave de la llamada época de la Transición fue Leopoldo Calvo-Sotelo, ministro en prácticamente todos los gobiernos de los primeros años de la Monarquía, pieza fundamental en el nacimiento de la UCD y presidente del Gobierno durante un tiempo tan importante como el que va del golpe de estado del 23 de febrero hasta la llegada del PSOE al poder. Ya leí en su día "Historia viva de la transición", unas breves memorias llenas de lucidez, claridad e ironía, y tras conocer este verano  a un sabio catedrático de Historia Contemporánea especializado en el personaje, he leído "Papeles de un cesante", una recopilación de artículos, prólogos de libros y conferencias pronunciadas por Calvo-Sotelo a partir de su salida de la actividad pública: muy ilustrativa es la frase que acompaña al titulo: "La política desde la barrera". Los temas que trata son de los más plurales, y en todos ellos destaca la elegancia, la moderación y la fina crítica que siempre caracterizaron las intervenciones del político fallecido hace ya más de ocho años. Desde recuerdos de juventud, pasdando por asuntos tan alejados de su trayectoria como el 2 de mayo o la generación de 98, hasta cuestiones tan importantes y en las que tuvo protagonismo como las negociaciones de entrada en la Comunidad Europea, el espinoso tema del ingreso en la OTAN, el nacimiento y defunción de la UCD o el terrorismo de ETA, así como su valoración personal de personajes del calado de los presidentes Giscard d'Estaing o Miterrand, políticos españoles como Suárez, Areilza, García Díez o Satrústegui, y personajes tan atractivos como el filósofo Xavier Zubiri y el Cardenal Tarancón. He disfrutado de lo lindo.

Una de las novelas del género policíaco de las que más se ha hablado este verano es "Así es como se mata", un libro publicado por "Alfaguara" y escrito por el italiano Mirko Zilahy. El protagonista es el comisario romano Enrico Manzini y se trata de la primera entrega de una anunciada trilogía. Estamos ante una novela negra especial: tiene una calidad literaria superior a la media y es original, distinta a lo que estamos acostumbrados a ver. En la novela hay dos grandes protagonistas: el comisario Manzini, un profesional brillante traumatizado por el reciente fallecimiento de su esposa víctima de un cáncer y un asesino en serie, "La sombra", que  tiene aterrorizada la ciudad con unas muertes realmente espeluznantes. En esta relato policial no tiene trascendencia la identidad del asesino, da igual quien es, no hay sorpresa: lo importante no es el "quién" sino el "porqué".  El autor trabaja también muy bien los secundarios, fundamentalmente el amplio equipo que colabora con Manzini. Se trata de una novela en toda su extensión: interesante, amena, con descripciones ... bastante más que un simple libro de intriga. También he de decir que una vez terminado me quedó algún hilo suelto, aunque supongo que habrá que cargarlo en el debe de mi propio despiste: el libro no es fácil de leer. Por otra parte, y como se comentaba en alguna crítica encontrada en internet, el relato tiene algo de "gótico" y puedo asegurar que la descripción de los crímenes exigen cierta capacidad de "aguante". Cabe añadir que Zilahy también aprovecha para "filosofar" e intentar ser "profundo".

Un tiempo antes del verano me tocó intervenir en una mesa redonda organizada por los miembros de un célebre club social de ámbito internacional. Son gente generosa y, enterados de mi afición lectora, me regalaron en correspondencia a mi colaboración un ejemplar de "Ciudad en llamas", posiblemente por entonces la principal novedad editorial del momento. Se trata de una extensísima novela -le faltan 28 páginas para alcanzar las 1000- ambientada en el Nueva York de 1977 y que es la primera de su autor, Garth Risk Hallberg. Sin duda uno de esos "novelones" que te duran mucho y que, al concluirlos, quedas con cierta sensación de proeza. No cabe duda que el autor es ambicioso, y en su obra incluye ambientes de lo más variado, donde caben grandes familias, potentados económicos, corrupciones de todo tipo, con muy especial hincapié en el entonces naciente mundo de los punkies, las drogas y ese universo underground tan atractivo para la literatura. Sobre todo es una novela en la que  aparecen multitud de personajes, gentes con historias distintas que conforme avanza la lectura van llegando a un punto común de unión. Me ha costado leer el libro, incluso no tengo bien claro el porcentaje de texto que creo haber entendido bien: no me atrevería a asegurar si el 60, el 70 o el 80%. Comencé la lectura en mayo y la he concluido pasado el ecuador de octubre. Un esfuerzo considerable para un libro que no creo deje a nadie indiferente. ¿Es aconsejable leerlo?, pienso que sí, siempre que se tenga paciencia. Eso sí, tras una lectura compleja y cargada de conflictividad, el autor consigue un epílogo delicioso.

Hacía tiempo que tenía ganas de leer "El cacique", la novela con la que Luis Romero obtuvo el premio "Planeta" en 1963. Aunque haya autores de su generación con más fama, el escritor catalán me parece una de las mejores plumas de la excelente generación española de posguerra; ya me encantaron en su día obras suyas como "La noria" y "Los otros". La novela ha respondido, con creces, a las expectativas. Romero nos muestra un escenario magnífico que refleja al detalle el ambiente rudo y sombrío de la España rural de la época. A partir del fallecimiento del cacique del pueblo, el autor describe todas las miserias que  van surgiendo a partir del luctuoso acontecimiento: la codicia, la envidia, las rencillas personales, los secretos ocultos e inconfesables del muerto y su familia, los deseos de venganza, ... amen de la picaresca que suele rodear tantas veces la sociedad española. El relato contiene un número alto de personajes, todos ellos perfectamente dibujados y con una fuerza notable. Luis Romero consigue situar perfectamente a cada ser humano, sin que haya protagonistas  y siempre dando más importancia al boceto humano que a un argumento que no tiene especial relevancia, de hecho no cabe hablar de desenlace. La escena final del entierro me pareció sencillamente genial. Cabe añadir una indiscutible calidad literaria.

Hace casi un año leí "Para Isabel", el primer libro de Antonio Tabucchi que pasaba por mis manos. Desde entonces he tenido anotada como lectura deseada y preferente "Sostiene Pereira", para muchos la mejor novela del ya fallecido escritor italiano. Tras terminarlo, a la par que el mes de octubre, me incluyo fervorosamente en la lista de los admiradores de esta pequeña obra que llevó al cine en 1996 Roberto Faenza y protagonizó el inolvidable Marcello Mastroianni. Como en el otro libro citado, Tabucchi consigue que el lector quede embelesado con una forma ya de por sí distinta y maravillosa de escribir. No ocurre gran cosa, pero todo lo cuenta el autor con un lirismo y una agilidad literaria  inigualables. El personaje de Pereira, cuyo nombre de pila no llegamos a conocer, es entrañable, con su mezcla de inteligencia y bondad y con especial mención a las conversaciones que mantiene con el cuadro de su esposa fallecida. Magnífica también la ambientación en la Lisboa de la primera década de la larga dictadura de Oliveira Salazar, con ecos de la guerra civil española, en pelno auge al tiempo en que se desarrolla la novela y de la pujanza de la Alemania nazi y el fascismo italiano. Debe de tener razón Brunetti cuando pone tan alto a los portugueses.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Impresionada de que hayas leido entero "Ciudad en llamas", es tan largo y complejo que creia que se leia por partes. Creo que el autor ha firmado para llevarla al cine. La novela que llevada al cine me ha decepcionado es "La chica del tren", Se que a otros seguidores del blog no les gustó demasiado pero yo soy poco exigente con los superventas, con que me entretengan tengo bastante.
3,1416

Modestino dijo...

"Ciudad en llamas" me costó cinco meses leerla ... no solamente por su extensión, sino también porque me pareció "espesa", ... me costaba mantener la atención mucho tiempo seguido. Alguno profetiza que se convertirá en novela de culto. Y ya que hablas de la desilusionante versión cinematográfica de "La chica del tren", tengo la impresión -o la intuición- de que "Ciudad en llamas", al contrario que el best-seller citado, mejorará en película ... si se trabaja bien, claro.

Brunetti dijo...



Hay quien cree que, cuando uno es feliz, lee novelas cortas; y que es señal de fragilidad y pesadumbre querer sepultarse bajo cientos de páginas.

Bueno, eso le oí decir un día al escritor francés David Foenkinos, aunque seguramente se trata de una reflexión demasiado liviana y gratuita, carente por completo de demostración.

En todo caso, la traigo aquí a colación por las casi mil páginas de esa "Ciudad en llamas", a la que ni por asomo se me ocurriría hincarle el diente, habiendo tantas otras cosas por leer y disponiendo de tan poco tiempo.

Salud.

Modestino dijo...

Hay libros que valen la pena aún con muchas páginas, otros que no tanto y bastantes que muy poco. Yo "Ciudad en llamas" lo dejé como novela para ir adelantando algunos ratos, mientras tenía otros como libros "principales".